Hace 24 años que comenzamos a impartir formación en medicinas complementarias en las universidades de Zaragoza, Granada, Barcelona, Santiago de Compostela y Madrid, gracias a la apertura de mente de muchos profesores universitarios. Salieron adelante programas de docencia e investigación en Medicina Naturista, Homeopatía y Medicina Tradicional China-Acupuntura. Ya entonces encontramos oposición, pero también apoyos para salir adelante.

A día de hoy surgen las mismas preguntas, las mismas personas y otras más que levantan la voz contra lo alternativo, contra lo que no está oficializado. En la actualidad, aprovechando la jubilación o baja de profesores que lo apoyaban, se propone que no se apruebe la continuidad de los cursos. El British Medical Journal (BMJ) se preguntaba si debe enseñarse medicina alternativa a estudiantes de Medicina. Este debate está surgiendo en todo el mundo, en general porque pacientes, médicos y estudiantes de Medicina están abiertos a nuevas enseñanzas. Pero, por otro lado, están surgiendo bajo el nombre de la ciencia grupos perseguidores de todo lo que según ellos no es científico. En los artículos y comunicaciones en los medios se ve claramente el talante de unos y otros. Los de mente cerrada se parapetan tras el escudo de la ciencia empleando palabras despectivas hacia el contrario y cercanas al insulto con gran agresividad intelectual. Y los mismos razonamientos excluyentes que se pueden leer en los comentarios del BMJ son los que se emplean en los departamentos de la facultad para ir en contra de la Medicina no convencional (generalmente, por las personas que visceralmente están en contra de todo lo que no es lo suyo) arremetiendo contra los más tolerantes con un lenguaje que raya la descalificación.

Existen unos grupos pseudo-escépticos que invierten tiempo y dinero en desacreditar lo que desconocen, lo curioso del resultado es que están influyendo en la universidad pública y recibiendo dinero de la misma para difamar y desacreditar aquello con lo que no comulgan.

Acercarse a estos grupos para explicar investigación puede significar que, en lugar de espaldarazo, recibamos algún garrotazo. Se camuflan detrás de un lenguaje científico: "No hay evidencia". Es su expresión estrella que repetirán las veces necesarias en los medios necesarios, redes sociales, medios de comunicación escritos o audiovisuales.

Con respecto al medicamento homeopático,"hay más de 1.500 trabajos de investigación básica y seis metaanálisis positivos hacia la Homeopatía". Su contestación más común: "Ya, pero no hay evidencia científica, porque no puede ser así y además porque no me da la gana”. Las redes sociales les han permitido desde sus escondites faltar a la verdad y al respeto.

Estos grupos no van a convencer a todos los que estudian la materia medica homeopática, a los investigadores que en la actualidad están trabajando sobre ella, a los médicos que la utilizan ni a los pacientes que la utilizan y les va bien ya sea por su efecto placebo, por las creencias de ambos o por lo efectiva que es la medicación. Pero sí que están consiguiendo influir en la opinión médica, en la política de departamentos y consejos universitarios, y en estudiantes jóvenes.

No se trata de que no nos percatemos de estos hechos. Es que esta no es nuestra forma de responder y probablemente prefiramos guardar silencio. A veces, este aporta el equilibrio cuando la palaba no es escuchada.

No obstante, justamente en la actualidad es cuando más investigadores están trabajando en el mundo de las medicinas complementarias y cuando más aportes se están realizando para contribuir a mantener y mejorar la salud de mucha gente enferma. Estoy de acuerdo en evaluar todos y cada uno de los tratamientos médicos y, sobre todo, la gran capacidad curativa que tiene el propio organismo, que es de lo que fundamentalmente se ocupa la Medicina Naturista, así como de evaluar esos remedios sencillos y baratos al alcance de todo el mundo, porque probablemente son los que mayor evidencia aportan todavía hoy en nuestra medicina más convencional.

Algunos datos revelan que más del 90% de la medicina convencional no está evaluada con el método científico. El médico historiador L. Harris Coulter decía: "La pregunta que deberíamos hacernos es si la medicina convencional es científica”, y argumenta de manera convincente que no lo es. Una prueba evidente es la cantidad de fármacos que cada año se retiran porque se demuestra que son inservibles y peligrosos, y que lo hacen después de 8 años de patentes carísimas. Una parte importante de recursos de la Medicina basada en la evidencia se ha dedicado a valorar medicinas tradicionales y complementarias con muy buenos resultados. Investigadores de la llamada Medicina alternativa están también bajo los estándares de la Medicina de la evidencia y eligen para evaluar los mejores métodos posibles. Las publicaciones relevantes relacionadas con la Medicina Integrativa se multiplican de forma exponencial. La importancia de los cuidados naturales y del estilo de vida hace que se ganen cada día adeptos y, sobre todo, evidencias.

La OMS apoya la promoción el estudio la investigación y utilización de todos los recursos que nos puedan aportar la medicinas tradicionales en la mejora de la salud.