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Sabal

Los frutos del sabal (Sabal serrulata) ejercen un efecto antiinflamatorio sobre la próstata. Además, su mecanismo de acción hormonal impide la proliferación de andrógenos sobre el tejido prostático, por lo que resultan efectivos en el tratamiento de la hipertrofia o adenoma de próstata.

Reducen asimismo las molestias urinarias propias del síndrome prostático: disuria (dificultad para orinar), polaquiuria (necesidad de orinar a menudo) y tenesmo vesical (sensación permanente del deseo de orinar). La dosis habitual oscila entre los 210 y 420 mg al día de extracto de baya.

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Granada

Los polifenoles de la granada inhiben la proliferación de células cancerosas al regular genes que afectan a la síntesis de andrógenos. En zumo o extracto seco, 2-3 vasos o 400-800 mg al día.

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Licopeno

Este carotenoide, un antioxidante presente sobre todo en los tomates rojos, reduce los niveles séricos de PSA y el daño oxidativo en el tejido prostático. De 5 a 30 mg diarios.

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Semillas de calabaza

Tanto las semillas de calabaza como el aceite que se extra de ellas son antiinflamatorios y facilitan la micción. Previenen y reducen la hiperplasia benigna.

Un puñado de pipas o dos cucharaditas de aceite al día.

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Zinc y selenio

Los frutos secos son ricos en zinc y en selenio, dos oligoelementos protectores de la próstata. Se recomienda tomar entre 30 y 50 mg de cinc diarios, y entre 50 y 400 microgramos de selenio.

Cuando la próstata se agranda o se inflama

La próstata, la glándula masculina que rodea el cuello de la vejiga y una porción de la uretra, se encarga de verter el líquido prostático en la uretra para que se mezcle con el esperma al eyacular y favorecer el desplazamiento de los espermatozoides.

Cuando aumenta de tamaño puede provocar grados variables de obstrucción uretral. Son síntomas de una afección prostática una mayor necesidad de orinar –sobre todo de noche–, la dificultad para expulsar o retener la orina, la pérdida de volumen o el goteo.

En los hombres jóvenes o de mediana edad, la afección más común es la inflamación por una infección, mientras que en los de más de 50 años es la hipertrofia o crecimiento exagerado de la glándula. La prostatitis bacteriana aguda suele deberse a microorganismos presentes en la orina (E. coli o Klebsiella, entre otros).

Aparece de forma espontánea y, junto a los síntomas anteriores, puede dar lugar a fiebre, escalofríos y dolor. Por el contrario, la prostatitis crónica no suele dar síntomas y, solo a veces, se perciben molestias perineales, dolor lumbar u obstrucción urinaria.

Lahipertrofia prostática afecta a la mayoría de hombres al pasar la cincuentena. Cuando la glándula se agranda, comprime la uretra y provoca dificultades en la micción. Es una afección benigna que no guarda relación con el cáncer de próstata, aunque a veces pueden manifestarse juntos.

Las causas de la hipertrofia son hormonales, pero ciertos alimentos la pueden retrasar o aliviar, mientras que los que irritan las vías urinarias la agravan.

Para proteger la próstata y evitar infecciones conviene:

  • No ingerir alcohol.
  • Vaciar la vejiga frecuentemente durante el día y, sobre todo, antes de ir a dormir.
  • Evitar el sedentarismo, el estreñimiento, comidas flatulentas, el frío y la humedad.
  • Acostarse un rato en horizontal después de comer.

Tisana útil frente a la prostatitis

Para tratar los distintos problemas de próstata y de retención de orina se pueden tomar varias tazas al día de esta tisana, que combina plantas diuréticas y antisépticas.

  1. Se mezclan 30 g de bayas de sabal trituradas con la misma cantidad de cola de caballo y de gayuba.
  2. Si existe inflamación de las vías urinarias, se añaden 15 g de buchú.
  3. Se vierten tres cucharadas soperas de la mezcla en un litro de agua y se hierve todo un par de minutos.
  4. Se deja reposar tapado otros diez minutos, se cuela y se toma a lo largo del día.