Las enfermedades autoinmunes son procesos patológicos en los que el sistema inmunitario ataca componentes normales del organismo.
Estas enfermedades son cada vez más frecuentes. Y algunos ejemplos de ellas son la artritis reumatoide, la diabetes tipo I o el hipotiroidismo.
Terapias para prevenir y tratar enfermedades autoinmunes
En el campo de las enfermedades autoinmunes, las terapias complementarias pueden resultar de extraordinario interés en el manejo del estrés, el dolor, el sueño y la fatiga.
1. Reiki, para aumentar la serenidad
Aplica una energía sanadora, de forma local y a distancia. Se ha visto que tiene capacidad para modificar las ondas cerebrales: produce un estado de relajación y tranquilidad, sensación de serenidad, mejora del patrón del sueño y, a través del control del estrés, activa la armonización del sistema inmunitario.
Un estudio reciente, publicado en Pain Management Nursing, indica que el reiki puede ser eficaz para combatir también el dolor y la ansiedad.
2. Yoga, ayuda a bajar los niveles de cortisol
Ha mostrado beneficios como cambios en la frecuencia cardiaca, presión sanguínea, respuesta galvánica (eléctrica) de la piel, frecuencia respiratoria, la glucosa sanguínea (en diabetes tipo 2 y personas sanas), el tiempo de retención respiratoria, las reacciones visuales y auditivas y en la presión intraocular.
Estos efectos positivos pueden deberse a la estimulación de receptores de presión bajo la piel (efecto similar al masaje), lo que produciría un estímulo vagal y un descenso de la hormona cortisol.
3. Acupuntura y moxibustión, alivian el dolor
La acción de la acupuntura sobre el dolor podría explicarse por la estimulación de receptores nerviosos (fibras nerviosas de pequeño calibre A delta) al nivel de la piel y el tejido subcutáneo.
La acupuntura, asimismo, libera péptidos opiáceos endógenos y oxitocina.
Los estudios de neuroimagen funcional muestran que actúa sobre las áreas cerebrales relacionadas con el dolor.
4. Taichí y Chi Kung, mejoran la inmunidad
Las técnicas orientales del taichí y el chikung han demostrado tener una acción beneficiosa sobre la osteoporosis, el equilibrio, el trabajo muscular global, las articulaciones, la memoria y la atención, la presión sanguínea, la frecuencia cardiaca, la actividad parasimpática (que se encarga de restablecer la energía corporal).
Además mejoran el sueño, los niveles de colesterol, los niveles de glucosa sanguínea y la función inmunitaria (se produce una mejoría global de la inmunidad con incremento en su regulación).
También tienen efectos beneficiosos en el dolor.
5. Meditación y mindfulness, contra la depresión
Un estudio publicado en la revista Neurology evidencia una mejora significativa en la calidad de vida, la fatiga y la depresión en pacientes de esclerosis múltiple que practican mindfulness.
Mejoran también mucho los síntomas depresivos.
6. Terapia fecal, terapia preventiva
Una versión preventiva de esta terapia consiste en mejorar la calidad de nuestra microbiota aumentando el consumo de alimentos que la favorecen (fibra natural, prebióticos, probióticos…) y evitando todo lo que la perjudica: estrés, alimentos procesados, azúcares refinados…
En la última década ha cobrado cuerpo una alternativa que no es "complementaria", en un sentido estricto del término, pero en la que la medicina tiene puestas muchas esperanzas: el trasplante de microbiota fecal. Hoy se emplea ya para combatir infecciones por Clostridium difficile (que causa diarrea, colitis y otras alteraciones intestinales).
Y se está investigando su uso en enfermedades de origen autoinmune como la enfermedad inflamatoria intestinal o la diabetes tipo 2. E incluso en la depresión.
Consiste en transferir las heces (mediante cápsulas o sondas) de una persona sana a una enferma para restaurar el equilibrio perdido.
7. Naturaleza y animales, disminuyen el estrés
Desde Japón nos llega el shinrin-yoku, los baños de bosque en los que se respiran los aceites esenciales que producen los árboles y que modulan las respuestas neuroendocrinas del estrés, con efectos muy positivos sobre el dolor, la depresión y la calidad de vida.
El contacto con los animales puede producir una secreción importante de oxitocina, una hormona que ayuda a mejorar el estado de ánimo y la sensación de bienestar. Este contacto disminuye también el estrés al reducir la secreción de epinefrina, norepinefrina y cortisol, lo que potencia el bienestar. Calma asimismo el dolor al incrementar la secreción de endorfinas.