La explosión renovada de vida que se da en las estructuras más incipientes de las plantas alberga en su seno, por minúsculo que sea, toda la fuerza del ser que está a punto de desarrollarse, bajo la forma de una efímera flor o el brote de un árbol gigantesco.
En el fascinante universo vegetal, la yema es el primer atisbo visible de vida para el ojo humano. Las células presentes en la yema se asemejan a las células madre, que contienen los rasgos esenciales del futuro ejemplar adulto.
El poder equilibrante de las yemas
Las yemas son estructuras celulares incipientes encargadas del crecimiento de los tallos de las plantas; es por tanto la parte más tierna y joven del vástago. Existen tres tipos de yemas:
- Yemas terminales. Se encuentran en el extremo del eje.
- Yemas axilares. Se ubican en la unión de las hojas con el tallo.
- Yemas foliares. Son las que producen hojas nuevas.
En la yema se ubica:
- El meristema vegetativo. Conjunto de células fundadoras o primordiales –primordium–, que producen nuevas estructuras por división celular.
- El meristema apical. Situado en el ápice, lleva insertos primordios foliares, que son las hojas incipientes.
Las yemas y los brotes de las plantas pueden parecer lo mismo, pero existen diferencias. La palabra "brote" es más genérica e incluye las yemas, los tallos y hojas en sus primeros estadios de crecimiento (hay quien lo considera un sinónimo).
La teoría de Pol Henry
Pol Henry, médico homeópata belga, (1918-1988), fue el primero que propuso usar las yemas embrionarias de las plantas para reequilibrar alteraciones físicas y anímicas de las personas. Y a partir de ahí elaboró un catálogo de productos en una práctica que bautizó como fitoembrioterapia.
Pol Henry publicó sus investigaciones a mediados del siglo pasado y su teoría fue ampliada posteriormente por el médico francés Max Tetau, que la llamó yemoterapia, tal y como se la conoce en la actualidad.
Las yemas y los brotes jóvenes de las plantas, al estar constituidos por tejidos embrionarios en crecimiento, contienen toda la potencia concentrada de la planta adulta y actúan como precursores activos de toda la planta.
Son ricas en:
- Fitohormonas
- Ácidos nucleicos
- Vitaminas
- Oligoelementos
- Polifenoles
- Enzimas
- Aminoácidos
Esta terapia intuitiva se basa en el aprovechamiento de la energía de todos estos principios activos concentrados en los brotes. Por ello se considera que tienen mayor efecto regenerador que una parte separada de la misma planta.
El balance entre globulinas y albúminas en la sangre debe tender hacia un equilibrio, ya que según él la existencia de este equilibrio fisiológico en las personas se puede detectar en función de la cantidad de proteínas.
Dilución en agua, alcohol y glicerina
La yemoterapia podría recordar a las flores de Bach y emplea los extractos de las yemas en proporciones muy diluidas, en un preparado por maceración que se conoce como extracto hidroalcohólico glicerinado.
Para poder extraer todos los principios activos y sutiles de las yemas se precisan estos tres elementos:
- Agua. Con ella se aíslan las vitaminas hidrosolubles, las sales minerales y otras sustancias como taninos y flavonoides.
- Alcohol. Extrae los glucósidos, alcaloides, ácidos y vitaminas liposolubles como la vitamina E.
- Glicerina. Aísla los aceites esenciales, las gomas, las ceras y los pigmentos.
Se utilizan para ello yemas recién cosechadas, que son maceradas por espacio de un mes a cuarenta días, en una mezcla que contenga 50% de glicerina, 30% de alcohol y 20% de agua, en un espacio fresco, agitando periódicamente para impulsar su dinamización.
Los yemoextractos suelen comercializarse solo en las farmacias, bajo el nombre de "Yemoextracts".
Dosis terapéuticas
Cada especie tiene su indicación específica y de tal modo la indicará el profesional competente.
La dosis estándar suele ser de 15 gotas, disueltas en agua o zumo de fruta, en tres tomas diarias, unas 45 gotas en total, mejor en ayunas (por la mañana, a media tarde y antes de cenar).
La cantidad de alcohol que incluyen es mínima, por lo que pueden ser administradas a niños y ancianos. Se suelen presentar en frasco de vidrio provisto de cuentagotas y es preferible optar por productos de cultivo biológico.
Su uso en fitoterapia
La fitoterapia tradicional también utiliza las yemas en diversos preparados. Se aprovechan sobre todo:
- Brotes de algunas coníferas: el pino silvestre, el pino marítimo y especialmente el abeto (Abies alba), por su gran poder balsámico.
- Brotes de árboles caducifolios: álamo blanco y negro, sauce, aliso o encinas.
1. Remedio para la diarrea:
Ingredientes:
- Brotes tiernos de encina
- Brotes tiernos de roble albar
- Agrimonia
- Menta
Preparación:
- Se añade una cucharada sopera por taza de la mezcla de brotes y hierbas.
- Se hierve 3 minutos.
- Se filtra.
2. Tisana para problemas respiratorios
Esta tisana resulta especialmente útil cuando hay congestión y episodios de tos.
Ingredientes:
- Marrubio blanco
- Liquen de Islandia
- Malva
- Malvavisco
- Regaliz
- Brotes de abeto
Preparación:
- Se añade una cucharada sopera de la mezcla por taza de agua.
- Se hierve 2-3 minutos.
- Se deja en reposo y se filtra.
Cómo se toma:
Se pueden beber 2-3 vasos al día, moderadamente calientes.
3. Ungüento para quemaduras y pieles dañadas
Ingredientes:
- 50 g de brotes de álamo negro
- 50 g de abedul
- 50 g de flores de caléndula
- 500 g de vaselina, cera o parafina blanda
Preparación:
- Se funde la cera al baño María, se le añaden todos los brotes y se deja a fuego lento, removiendo de forma constante.
- Se filtra a fondo utilizando un tamiz y se vierte en un frasco de vidrio traslúcido.
- Se debe dejar reposar el ungüento unos 10 días.
Aplicación:
Se aplica en masaje suave sobre la piel afectada. Puede utilizarse con frecuencia ya que tiene un efecto reparador.