Los cardos, plantas erizadas en espinas, asociadas a descampados y terrenos baldíos, tienen mala reputación pero, cuando son observados con atención, muestran una singular belleza, a lo que hay que añadir sus notables virtudes medicinales.

La propia palabra cardo tiene unas claras reminiscencias negativas o incluso despectivas. Se le llama cardo a una persona arisca o especialmente fea, lo cual además de ser una impertinencia, pasa por alto que tanto las plantas como las personas pueden mostrar una belleza oculta que escapa a la mirada superficial y al prejuicio injusto.

Los cardos suelen ser plantas muy robustas, con tallos y hojas armados de espinas y flores protegidas por escudos de brácteas también espinosas.

Este rasgo responde a una estrategia clara: resistir los rigores de un clima con escasas precipitaciones y una gran insolación durante buena parte del año, como el del litoral mediterráneo, y servir además como medida disuasoria para evitar ser devorados o mordisqueados por los animales herbívoros.

De entrada un cardo es una planta espinosa, que suele habitar en terrenos pobres y áridos, muy expuestos al sol, como márgenes de caminos y eriales.

Pero esta definición resulta como mínimo imprecisa. Y es que hay cardos que abundan en ambientes muy húmedos, en riberas y pastizales, y los hay que precisan de la sombra del bosque para prosperar.

Propiedades saludables de los cardos

La mayoría de nuestros cardos pertenecen a la familia de las compuestas, pero también encontramos plantas con aspecto de cardo entre las umbelíferas (los eringios) y las dipsacáceas (las cardenchas).

Hay cardos enormes, de hasta dos metros de alto y más, como el cardo arbóreo y algunos cardos marianos, y cardos rastreros que crecen pegados al sustrato, como el Onopordum acaulon y el Cirsium acaule.

Los hay con capítulos en forma de esfera, muy bellos, de color púrpura como en las bardanas o azul celeste como en el cardo yesquero, y otros con forma de corona dorada como las carlinas.

Algunas especies de cardos han sido aprovechadas por el hombre, sea como alimento (es el caso del Cynara cardunculus, pariente de la alcachofa, usado para cuajar la leche, o de los cardillos Scolymus hispanicus, consumidos en verdura), como adorno (las carlinas y cardanzolas), para cardar la lana (la cardencha), como combustible para producir biomasa y también como remedio natural.

La cardanzolla (Carduncellus monspeliensium) es un cardo endémico del este de la península Ibérica y el sureste de Francia, propio de pastos secos y pedregales. Hoy se emplea poco como planta medicinal, pero se había usado como purgante y vulneraria, para curar las mordeduras de serpiente y las picaduras de insectos.

Según cuenta Font i Quer en su Dioscórides, los pastores se servían de ella antaño para curar las heridas por mordedura de lobo de que eran víctimas sus rebaños.

4 cardos beneficiosos para la salud

A continuación presentamos cuatro de los cardos que más se usan hoy día en fitoterapia:

1. Bardana: un cardo depurativo de primer orden

La bardana (Arctium minus) es un cardo que rompe la norma porque no tiene espinas en las hojas y el tallo, y porque prefiere ambientes algo húmedos y umbríos.

Presenta unas hojas ovaladas, a menudo enormes, y las flores en capítulos sobre una esfera de brácteas verdes y espinosas.

Sus propiedades:

  • Antibacteriana
  • Astringente
  • Digestiva
  • Hipoglucemiante
  • Diurética
  • Depurativa.

A quién conviene:

Sus raíces se indican para tratar infecciones en el tracto urinario, para aliviar edemas, reumatismos y como apoyo para hipertensos.

Es un excelente depurativo a nivel externo, útil para el tratamiento del acné, las urticarias, así como sobre eccemas, forúnculos, ictiosis, pruritos, psoriasis e infecciones por hongos.

Cómo se toma:

En decocción, extracto fluido, tintura, polvos, y el extracto líquido y el oleato de bardana en geles, lociones y cremas para uso externo.

Precauciones:

Las usuales para personas hipertensas al tomar diuréticos.

2. El cardo mariano, preferido de la fitoterapia

El cardo mariano (Silybum marianum) es con creces el cardo más empleado en fitoterapia y el que cuenta con más estudios científicos.

Es una planta muy robusta, que puede alcanzar el metro y medio de alto, con las hojas grandes y lustrosas, manchadas de blanco por el envés, abrazadas al tallo y con los márgenes muy espinosos.

Las flores, de color púrpura, aparecen en grandes capítulos terminales, protegidos éstos por largas brácteas espinosas, curvadas hacia abajo.

Se encuentra en descampados, márgenes de caminos y campos, pudiendo ser dominante. Florece en el mes de mayo y junio, y con fines medicinales se aprovechan los frutos y sus semillas.

Sus propiedades:

  • Protector y reparador hepático
  • Digestivo
  • Colagogo
  • Diurético
  • Astringente
  • Antihemorrágico
  • Tónico venoso
  • Hemostático
  • Febrífugo

A quién conviene:

Sus virtudes como restaurador hepático derivan de una sustancia, la silimarina, experimentada con éxito en el tratamiento de la hepatitis y la cirrosis hepática.

Los remedios a base de cardo mariano se han demostrado útiles para reparar las células hepáticas dañadas a causa de infecciones víricas y alcoholismo.

Está indicado en caso de insuficiencia hepática, hepatitis incluso aguda, otros trastornos hepáticos, como el síndrome del hígado perezoso, o bien como un restaurador natural tras una alergia o intoxicación alimentaria. Es también útil en caso de indigestiones e inapetencia.

Como hemostático, se indica en hemorragias superficiales, hemorragias nasales y metrorragias.

Cómo se toma:

En infusión, generalmente asociado a otras plantas como la fumaria , la cachurrera y la genciana, y en remedios antihemorrágicos, con la ortiga y el pie de león, 2-3 tazas diarias. En tintura, extracto fluido y en cápsulas.

Precauciones:

Se han descrito algunos efectos secundarios como cefaleas, sequedad de boca y aparición de pruritos.

Las personas hipertensas y las que siguen tratamientos antidepresivos con IMAO deben consultar con el médico antes de tomar esta planta.

3. Cardo santo: para ganar apetito

Propio de campos abandonados, olivares y márgenes de cultivos de cereales, el cardo santo o cardo bendito (Cnicus benedictus) es un cardo de porte modesto, de tallo corto o casi inexistente.

Este cardo tiene las hojas muy segmentadas, con los márgenes espinosos y las flores tubulares amarillas, reunidas en capítulos solitarios, abrazados por una corona de brácteas espinosas.

Florece desde el mes de abril y está presente en el este y centro de la Península. Con fines medicinales se han usado los frutos, las flores y las hojas.

Propiedades del cardo santo:

  • Digestivo
  • Aperitivo
  • Hepatoprotector
  • Febrífugo
  • Diurético
  • Antibiótico
  • Antiinflamatorio
  • Hipoglucemiante
  • Antifúngico.

Cómo ayuda el cardo santo a la salud:

El cardo santo contiene una sustancia muy amarga, la cnidina, que favorece la secreción de jugos gástricos. Se ha empleado tradicionalmente como estimulante del apetito en personas desganadas, anoréxicas o convalecientes de una enfermedad y corno digestivo tras una comida abundante o pesada.

Ejerce un efecto restaurador sobre el hígado similar al del cardo mariano, pero más suave.

Se había usado para tratar las calenturas intermitentes o fiebres altas.

Se le atribuye una ligera capacidad para disminuir el nivel de glucosa en la sangre, lo que lo hace útil como apoyo para pacientes diabéticos.

Favorece la diuresis y se indica a tal efecto para la retención de líquidos, problemas para orinar, afecciones urinarias como la cistitis, excesos de urea y ácido úrico, como una ayuda natural para controlar la tensión sanguínea en personas hipertensas y para evitar la formación de piedras en el riñón.

Cómo se toma el cardo santo:

Decocción o maceración, dos tazas al día, antes o después de comer; en tintura, en extracto líquido y el uso tradicional: macerado en vino blanco.

Precauciones a la hora de tomar cardo santo:

Evitar dosis altas, que podrían provocar irritación en las mucosas gástricas e intestinales y la aparición de vómitos y diarreas.

4. Cardo corredor: para cicatrizar heridas

El cardo corredor (Eryngium campestre), a pesar de su aspecto y de su nombre, tiene poco que ver botánicamente con los demás cardos, pues está emparentado con el anís y la zanahoria.

Es una planta verde grisácea, con las hojas basales segmentadas y espinosas y las flores reunidas en glomérulos esféricos, protegidos por brácteas también espinosas.

Florece a finales de la primavera y principios de verano, y es a veces muy abundante en campos abandonados, márgenes de caminos y prados secos.

Se le conoce también como cardo setero, porque a sus pies nacen las setas del cardo, unas saprófitas que se alimentan de las raíces del año anterior. Y se le llama cardo corredor porque sus partes aéreas, muy ligeras, al secarse, son desplazadas fácilmente por el viento, con lo que así consiguen diseminar sus semillas.

Con fines medicinales se cosecha la raíz.

Propiedades medicinales del cardo corredor:

  • Diurético
  • Aperitivo
  • Digestivo
  • Hemostático
  • Emenagogo
  • Astringente
  • Antidiarreico
  • Expectorante
  • Hipoglucemiante
  • Cicatrizante.

Para qué se usa el cardo corredor:

Es una planta muy común, que se ha usado tradicionalmente para aumentar el apetito y aliviar las indisposiciones estomacales.

Tiene la virtud de estimular la orina, y por ello se ha destinado a tratar las diferentes afecciones urinarias, como la inflamación de la vejiga o cistitis, la hidropesía, la retención de líquidos, oliguria y edemas.

Ayuda a calmar la intensidad de los dolores reumáticos, incluida la gota.

Se le atribuye un efecto antidiarreico suave, útil en diarreas puntuales, y se ha empleado para rebajar la glucosa en la orina. A nivel externo resulta un buen remedio para sanar las heridas y acelerar su cicatrización.

Cómo tomar cardo corredor:

En decocción o maceración de la raíz fresca o seca, cortada a pedacitos, en jarabe, extracto fluido y tintura.

La decocción en uso externo en cataplasmas o regando la zona afectada.

Precauciones al tomar cardo corredor

Las personas hipertensas o con cardiopatías deben consultar con el médico antes de consumir esta planta diurética.

Beneficios de las plantas amargas

La mayoría de los cardos, especialmente los de la familia de las compuestas, tienen en común, además de su aspecto, su condición de plantas amargas.

La alcachofera es de hecho un cardo más, bendecido por sus numerosas aplicaciones medicinales y culinarias. Contiene cinarina y cinaropricina, sustancias responsables del sabor altamente amargo de las hojas, y otros principios amargos como el ácido clorogénico.

Estos componentes le confieren a la planta un efecto colerético y colagogo notorio, de forma que actúan sobre el hígado y la vesícula biliar, estimulando la producción de ácidos biliares, los cuales ayudan a descomponer las grasas de los alimentos, haciéndolas más solubles y por tanto más digeribles.

Similares efectos se atribuyen a la cnidina, una sustancia amarga presente en el cardo santo, y a la centaurina, que se encuentra en muchas centaureas y en el cardo estrellado.

Lo cierto es que el sabor amargo, aun cuando pueda saber poco grato a muchos paladares, resulta beneficioso para el organismo, por cuanto estimula las funciones del aparato digestivo, contribuye al buen funcionamiento de la vesícula, ayuda a vencer la inapetencia y combate las digestiones pesadas y lentas y los gases.

Según la medicina tradicional china ese sabor tonifica energéticamente el corazón.