Cada vez más personas procuran minimizar el uso de los antibióticos, empezando por los propios médicos, ya sea por la exagerada prescripción que a veces se hace de ellos o por algunos efectos adversos asociados a su consumo.
Entretanto muchos antibióticos van perdiendo efectividad ante las infecciones para las que habían sido inicialmente indicados y por ello se han de dedicar grandes inversiones a ensayar nuevas formulaciones.
Los antibióticos, por otra parte, no sólo atacan a los microorganismos responsables de una infección, sino que también destruyen la flora bacteriana del organismo, la cual cumple un papel destacado en la conservación de la salud.
Las plantas medicinales no son tan drásticas como los antibióticos a la hora de atajar una infección, pero contienen diferentes principios activos que emplean precisamente como defensa ante parásitos, plagas y la depredación por parte de herbívoros.
Es el caso de los ácidos fenólicos, con claros efectos antivirales, de algunas flavonas y flavonoides como las catequinas, o del poder antiinfeccioso y antifúngico de algunas cumarinas y taninos.
Plantas para tratar las infecciones
Muchas de estas plantas son ricas en esencia y taninos, lo que obliga a consumirlas tomando precauciones y ajustándose a las dosis.