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1. Frángula, suave laxante

La frángula (Rhamnus frangula) es un arbusto de la familia de las ramnáceas que crece en bosques húmedos de Europa, Asia y el norte de África.

Cuándo conviene:

Se trata de un laxante ligero, óptimo para estreñimientos puntuales. Tiene un efecto mucho más suave y menos contundente que la cáscara sagrada y el espino cerval, y por ello sigue vendiéndose en herbolarios. Ante el estreñimiento crónico es preferible el lino.

También favorece la limpieza intestinal después de una intoxicación

Cómo se toma:

Se emplea la corteza desecada en decocción, entre 5 y 10 g por litro, o en maceración. Se pueden beber una o dos tazas al día, la última antes de acostarse. Suele hacer efecto a las 10 horas.

Se puede combinar con otras plantas como el malvavisco, el llantén y el lino. También se encuentra en extracto seco y líquido y en tintura.

Precauciones:

La frángula esconde compuestos antraquinónicos, como la frangulina y los frangulósidos o los glucósidos (emodina). Las antraquinonas en dosis inadecuadas pueden generar gastroenteritis, cefaleas e incluso lesiones renales y convulsiones. Se ha de tomar en dosis muy ajustadas.

No se debe administrar a niños ni a embarazadas y se ha de evitar en casos de síndrome de colon irritable, úlcera gastroduodenal, hemorroides e insuficiencia renal.

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2. Ruda, alivio para golpes y contusiones

La ruda (Ruta angustifolia) es un arbusto de tallo leñoso y hojas verde claro que contiene glándulas aromáticas. Posee un sabor ligeramente picante.

Cuándo conviene:

Presenta un efecto antiespasmódico, antiinflamatorio, analgésico local, tónico venoso y emenagogo. Ha tenido muchas aplicaciones, pero actualmente se suele administrar por vía tópica en afecciones venosas (varices o hemorroides), golpes, hematomas, dolores osteoarticulares, impurezas de la piel (eccemas) y picaduras de insectos.

Cómo se aplica:

La infusión de la planta seca es útil para lavados o compresas empapadas, aplicadas sobre el área afectada. Se emplean las sumidades floridas. 

También se emplea en masajes suaves macerada en alcohol y asociada con otras plantas como el tomillo, el romero y el árnica.

Precauciones:

La ruda, cuyo aceite esencial contiene furocumarinas, rutósido, alcaloides y taninos, se utilizaba como emenagoga, pues induce la menstruación, pero se comporta asimismo como abortiva.

Dosis altas ingeridas por vía oral pueden provocar mareos, vómitos y diarreas y se han descrito afectaciones del sistema nervioso. No se recomienda su uso más que por vía externa. Aun así, existen algunos casos de irritación por contacto directo en personas sensibles y alérgicas y episodios de fotosensibilización.

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3. Celidonia, antiverrugas

La celidonia (Chelidonium majus) es una planta emparentada con amapolas y fumarias de la familia de las papaveráceas.

Cuándo conviene:

Es analgésica, antiviral, antibacteriana y antimicótica. Es un buen remedio para combatir las verrugas, sobre todo de tipo córneo, tratar el engrosamiento de la piel o hiperqueratosis y para flemones, sabañones, papilomas y condilomas.

Se usa como tónico hepático, en congestiones hepatobiliares, cálculos en la vesícula y cefaleas vinculadas a trastornos del hígado.

Cómo se aplica:

Al tener alcaloides (berberidina, celidonina, coptisina), flavonoides y saponósidos, se emplea solo por vía tópica, con el látex de la planta o en preparados de herbolario.

Para eliminar las verrugas, hay que frotarlas con el látex tres o cuatro veces al día, y proteger la piel del contorno con aloe, propóleo o vaselina.

Precauciones:

El contacto del látex con la piel produce prurito y ampollas. Es muy irritante sobre las mucosas digestivas. Una intoxicación con celidonia puede provocar anemia hemolítica y parálisis de las terminaciones nerviosas.

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4. Licopodio, útil para la hipersudoración

El licopodio (Lycopodium clavatum) es un género de helechos de la familia de las licopodiáceas, de hojas diminutas.

Cuándo conviene:

Es un excelente remedio que combate el exceso de sudoración o hipersudoración. Destaca por su eficacia para aliviar sofocos y sudores nocturnos durante el climaterio femenino y es idóneo para pieles irritadas y resecas o escoceduras.

Cómo se usa:

Se toma en preparados de polvos finos a partir de las esporas. Se suele aplicar como un talco sobre la zona afectada.

Precauciones:

Entre sus componentes se encuentran glúcidos, fitosteroles, ácidos licopodélicos, flavonoides, o alcaloides como la licopodina o la licodolina, por lo que no debe usarse sobre heridas abiertas y en sangrados.

Ingerido puede provocar vómitos, mareos y gastroenteritis.

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5. Ajenjo, un eficaz antiparasitario

El ajenjo (Artemisia absinthium) o artemisia amarga es una planta medicinal que florece en épocas calurosas perteneciente al género artemisia.

Cuándo conviene:

Tiene propiedades digestivas, carminativas y antiespasmódicas. Es un buen remedio para combatir dispepsias, gases y meteorismos, así como espasmos gastrointestinales. Se ha demostrado eficaz en la expulsión de oxiuros y otros parásitos intestinales.

Por vía tópica se comporta como cicatrizante y antimicótico y es muy útil para problemas cutáneos (hongos, quemaduras, escoceduras...).

Cómo se toma:

Se emplean las sumidades floridas y las hojas en decocción, mejor asociadas a otras plantas (malva o llantén), a razón de 1-2 tazas al día.

Por vía externa, la infusión se usa en baños o compresas, y el oleato de ajenjo se puede aplicar sobre quemaduras.

Precauciones:

Las lactonas sesquiterpénicas (absintina), el aceite esencial (tuyona) y los flavonoides desaconsejan su uso continuado, ya que pueden afectar al sistema nervioso central y producir vómitos, mareos y convulsiones.

Nunca se debe tomar el aceite esencial puro por vía oral.

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6. Viburno, amigo de la salud femenina

El viburno (Viburnum opulus) es un arbusto de flores blancas y casi esféricas muy común en nuestros jardines.

Cuándo conviene:

Se suelen usar dos especies de viburno con fines medicinales, el americano y el europeo, que comparten virtudes analgésicas, venotónicas, emenagogas, antiespasmódicas, antirreumáticas, febrífugas, astringentes y analgésicas.

Es un aliado en el cuidado de la salud femenina, en caso de menstruaciones dolorosas y trastornos asociados a la menopausia. Combate la fiebre en los estados gripales y es un tónico venoso que alivia las piernas cansadas, varices y hemorroides.

En uso externo, se emplea en eccemas, picaduras y para determinadas infecciones cutáneas.

Cómo se toma:

Se usan la corteza y las hojas. En decocción, generalmente asociado a otras plantas como harpagofito, sauce blanco y anís, alivia dolores reumáticos. Se pueden beber hasta dos tazas diarias. La decocción, una vez fría, se aplica en baños de asiento, friegas y para empapar apósitos.

Precauciones:

Los frutos son tóxicos; ingeridos en abundancia pueden provocar mareos, vómitos y diarreas.

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7. Muérdago, hipotensor y vasodilatador

El muérdago (Viscum album) es una planta semiparásita de tallos articulados de la familia de las lorantáceas.

Cuándo conviene:

Se le atribuyen virtudes hipotensoras, vasodilatadoras, hipolipemiantes, antiespasmódicas, diuréticas y antitumorales. Tomar extracto de muérdago favorece el aumento de la diuresis, ayuda a controlar la tensión sanguínea y a disminuir los riesgos de accidentes coronarios.

Se usa para aliviar dolores reumáticos por inflamación de las articulaciones.

Cómo se toma:

Se emplean hojas y brotes en infusión (generalmente asociado a otras plantas como ortosifón, hojas de olivo y espino albar), a razón de 1-2 tazas al día, en extracto líquido, gotas, tintura, cápsulas y también el jugo de la planta fresca.

Precauciones:

Las bayas blancas y pequeñas son altamente tóxicas por su contenido en viscotoxina. Su ingesta es peligrosa y puede provocar mareos, vómitos, diarreas y en casos extremos insuficiencia respiratoria y cardiaca.

Es aconsejable iniciar tratamientos con dosis bajas para incrementarlas lenta y progresivamente, bajo la supervisión de un experto y consumiéndolo en periodos breves y discontinuos.

Hay que consultar al médico si se están tomando fármacos para la hipertensión o las cardiopatías, pues pueden producirse interacciones.

Lasplantas medicinales y sus usos terapéuticos despiertan a menudo reacciones contrapuestas. Algunos las miran con desconfianza o las desdeñan por considerarlas algo anticuado o poco menos que esotérico. Otros, sin embargo, las consideran una alternativa natural y eficaz frente a los fármacos.

Las plantas medicinales, como todos los medicamentos –no olvidemos que la mayoría de estos proceden originalmente de extractos vegetales–, pueden ser peligrosas si se toman en cantidades abusivas, mezcladas inadecuadamente o desconociendo sus componentes esenciales y posibles interacciones.

Aprovecha el poder de los compuestos fitoquímicos

La creatividad de las plantas a la hora de sintetizar sustancias químicas no tiene parangón. Con ellas disuelven la roca para que se abran paso sus raíces, atraen a los animales que les interesan, repelen a otros, destruyen parásitos o transforman en materia la energía lumínica. Igual que algunas plantas producen alergias, otras contienen principios activos potencialmente tóxicos, que obligan a consumirlas contando con una información contrastada sobre sus efectos al igual que pasa con los medicamentos.

Se han identificado diversos grupos de principios activos que pueden generar diferentes niveles de daños hepáticos o cardiacos.

Algunos de los principios activos más destacados son:

  • Alcaloides pirrolizidínicos. Presentes en más de dos mil especies, dañan el hígado. Los contienen, entre otros, la consuelda, el senecio y el camedrio. Otros alcaloides, como la solanina o la atropina, presentes en solanáceas (la dulcamara o el estramonio), pueden provocar convulsiones y depresión nerviosa.
  • Antraquinonas. Se encuentran en plantas laxantes, como la cáscara sagrada y el sen. Pueden producir obstrucción intestinal, irritación en las mucosas digestivas y daño hepático.
  • Glucósidos. Glucósidos cardiotónicos como la digitoxina, presente en la digital o la adelfa, pueden llegar a generar arritmias y problemas cardiacos. Los glicósidos cianogenéticos, al hidrolizarse, producen ácido cianhídrico, uno de los venenos más potentes. Contienen trazas el almendro (amigdalina), el saúco y el yezgo (sambunigrina).

Causas de intoxicaciones

Las intoxicaciones con plantas se producen por varias causas por lo que se deben extremar las precauciones:

  • Ambientales. Por presencia de sustancias tóxicas, sobredosificación, equivocación de especie en el momento de la recolección y contaminación del preparado fitoterapéutico.
  • Internas. Interacciones con otros medicamentos y con el estado fisiológico del paciente o por la presencia de una intolerancia o alergia a un principio activo.

Este artículo se ha elaborado con​ la asesoría de Josep Maria Teixé, herborista de El Manantial de Salud.