El cólico del lactante es uno de los principales motivos de preocupación de muchas madres en las primeras semanas de vida. Ver a tu bebé llorar desconsoladamente durante un tiempo que parece que no se acaba nunca, por más que intentes calmarlo, puede resultar desesperante. En este artículo veremos qué es el cólico del lactante y cuáles son sus causas, además de qué soluciones naturales tenemos para tratarlo y mejorar los síntomas.

Qué es el colico del lactante

Los cólicos del lactante son un trastorno benigno que afecta alrededor de un 40% de los bebés. Suelen empezar a aparecer a las dos semanas de vida y duran aproximadamente unos tres o cuatro meses.

Los síntomas del cólico del lactante son muy característicos: el recién nacido empieza a llorar de golpe, se pone rojo, está agitado, cierra los puños, se retuerce... y es muy difícil de calmar. El llanto es similar a un grito y puede durar más de tres horas.

Causas y soluciones

Inicialmente se creía que la causa de los cólicos del recién nacido era la falta de maduración del sistema digestivo. Por ello se estudió más exhaustivamente a los bebés prematuros, con la idea de que, al nacer antes de hora, tenían más probabilidades de sufrir cólicos.

Sin embargo, se comprobó que el porcentaje no era mayor que el de los bebés nacidos a término. Además, el llanto en los prematuros tardaba entre dos y cuatro semanas más de lo habitual; es decir, que aparecían a las dos semanas de la fecha de nacimiento a término.

Esta curiosidad dio lugar a pensar en la existencia de un componente más emocional que físico. El doctor Harvey Karp, pediatra y profesor de la Universidad del Sur de California, es el precursor de la hipótesis que considera que los recién nacidos humanos requieren de un cuarto trimestre de gestación extrauterina. Observó que en las culturas en las que los bebés son porteados constantemente, arropados y amamantados sin horarios, los cólicos eran menos frecuentes.

1. Calor, contacto y balanceo

El calor en la zona abdominal actúa como analgésico, mientras que arrullar al recién nacido, cantarle una canción y mecerlo en brazos son acciones infalibles que de forma innata utilizan las mamás para calmar el dolor de sus bebés.

Un estudio publicado en junio del 2013 en la revista Pediatría Atención Primaria pone de manifiesto que los niños que se desarrollan en un entorno saludable y equilibrado tienen un efecto protector frente a los cólicos. Por el contrario, los conflictos conyugales, las alteraciones en la dinámica familiar, la ansiedad o la depresión postparto de la madre y la hipersensibilidad del niño ante los estímulos externos negativos potencian la aparición de los cólicos.

2. Disfunciones gastrointestinales

Entre las diversas causas que provocan alteraciones digestivas está la dificultad de algunos bebés para absorber la lactosa o para digerir los carbohidratos. Esta situación produce un aumento de gases por fermentación de las bacterias del colon y, a su vez, distensión abdominal y dolor.

Otro posible factor es laintolerancia a las proteínas de la leche de vaca, pero se comprobó que esta circunstancia no es determinante, ya que los cólicos afectan por igual a los bebés que toman leche materna como a los que se alimentan con leche artificial.

La aerofagia o excesiva presencia de gases en el tubo digestivo es condición obligada para que se manifieste el dolor del cólico. Sin embargo, parece ser que la aerofagia es más el resultado del llanto que la causa. El llanto paroxístico que caracteriza a los cólicos permite la penetración de volúmenes importantes de aire en el estómago, lo que contribuye a empeorar el dolor.

El hecho de mantener al niño en posición erecta favorece la salida de este aire y permite una rápida mejoría.

3. Alteración de la microbiota intestinal

La implicación de la microbiota en la aparición del cólico del lactante se considera un factor cada vez más importante.

Un estudio publicado en 2017 en la revista Archives of Clinical Microbiology muestra la relación entre la alteración de la microbiota y los cólicos infantiles. Se observó que el aumento de algunas cepas como Clostridium, Staphylococcus y especialmente de diversas enterobacterias (Escherichia, Shigella, Klebsiella...) facilita la inflamación e hipersensibilidad intestinal a causa de las endotoxinas y aumento de gases que generan este tipo de microorganismos.

Al mismo tiempo, se comprobó la asociación entre la aparición del cólico y la disminución de grupos de bacterias protectoras, como las bifidobacterias o los lactobacilos. De ahí, que diversos ensayos clínicos hayan explorado el efecto de complementar la microbiota de los recién nacidos que sufren cólicos con probióticos, por su reconocido efecto modulador de la microbiota gastrointestinal.

Sobre el uso de probióticos para aliviar el cólico del lactante, el estudio concluye que la administración de un complemento probiótico que contenga las cepas Bifidobacterium lactis BB-12, Streptococcus thermophilus y Lactobacillus reuteri es eficaz para prevenir los cólicos del lactante, mientras que una fórmula simbiótica con diversas cepas de L. rhamnosus, L. bulgaricus, Bifidobacterium brevis, B. Infantis y Streptococcus thermophilus mejoró significativamente en siete días los síntomas en bebés con cólicos en relación al grupo placebo.

Infusiones para el cólico del lactante

Las infusiones aportan propiedades medicinales, pero hay que ser cautos antes de dárselas a los recién nacidos y probar primero con pequeñas dosis.

Un ensayo clínico publicado en la revista Italian Journal of Pediatrics en junio de 2014 avala, además del tratamiento con probióticos, los suplementos a base de hierbas. Los bebés que sufren cólicos se pueden beneficiar de los efectos calmantes de una infusión de manzanilla alemana (Matricaria recutita), hinojo (Foeniculum vulgare) y melisa (Melissa officinalis).

Se ha comprobado que estas plantas reducen en un 35% la aparición del cólico, sin provocar efectos secundarios indeseables.

En bebés con lactancia materna, la infusión la debe tomar la madre y para los que se alimentan con lactancia artificial, se mezcla en el biberón.

Otros remedios eficaces: los oligoelementos

Los oligoelementos constituyen un buen remedio tanto para prevenir como para mitigar el dolor de los cólicos. Estas son las recomendaciones habituales, aunque conviene consultar siempre con el pediatra o un especialista en oligoterapia

  • Si el bebé es propenso a padecerlos, se le puede dar una dosis de 2 ml de Fósforo tres veces a la semana junto con otra diaria de Magnesio.
  • En caso de sufrir un cólico, se alternará una dosis de 1 ml de Fósforo con otra de Magnesio cada 15 o 30 minutos hasta que remita el dolor.

Bibliografía