Una dieta terapéutica específica puede ayudar en el tratamiento complementario del cáncer de colon. La investigación realizada en el Rogel Cancer Center de la Universidad de Michigan prueba que una alimentación con una cantidad mínima de proteína puede aumentar la eficacia de la quimioterapia al hacer que las células cancerosas sean más vulnerables. El estudio ha sido publicado en la revista Gastroenterology.

Según los investigadores, la dieta muy baja en proteínas bloquea las vías de señalización que utiliza el cáncer para alimentarse. Las células cancerosas necesitan nutrientes para sobrevivir y crecer. Una de las moléculas de detección de nutrientes más importantes en una célula cancerígena se llama mTORC1, a menudo llamada "regulador maestro del crecimiento celular". Esta célula permite que las células detecten diferentes nutrientes y, por lo tanto, crezcan y proliferen. Cuando los nutrientes son limitados, las células reducen la cascada de detección de nutrientes y "apagan" mTORC1.

¿Cuál es la dieta más apropiada para el cáncer de colon?

Se sabe que mTORC1 es hiperactivo en el cáncer de colon, pero la pregunta clave era si los tumores de colon secuestran las vías de detección de nutrientes para activar el regulador maestro. Sin embargo, el estudio ha comprobado que "en el cáncer de colon, cuando se reducen los nutrientes disponibles, las células no saben qué hacer. Sin los nutrientes para crecer, pasan por una especie de crisis que conduce a la muerte celular masiva", explica el autor principal Yatrik. M. Shah, profesor de fisiología en la facultad de medicina de Michigan.

El regulador, mTORC1, controla cómo las células utilizan las señales nutricionales para crecer y multiplicarse. Es muy activo en cánceres con ciertas mutaciones y se sabe que favorece que el cáncer se vuelva resistente a los tratamientos estándar. Una dieta baja en proteínas, y específicamente una reducción de dos aminoácidos clave, es capaz de modificar las señales nutricionales a través de un complejo llamado GATOR.

GATOR1 y GATOR2 trabajan juntos para mantener activo mTORC1. Cuando una célula tiene muchos nutrientes, GATOR2 activa mTORC1. Cuando los nutrientes son bajos, GATOR1 desactiva mTORC1. El hallazgo científico es que limitando la ingesta de ciertos aminoácidos se puede bloquear específicamente esta vía de señalización de nutrientes.

Los esfuerzos anteriores para bloquear mTORC se habían centrado en inhibir las señales que causan cáncer. Pero los inhibidores utilizados causaban efectos secundarios significativos, y cuando los pacientes dejaban de tomarlos, el cáncer regresaba. El estudio sugiere que bloquear la vía de los nutrientes al limitar los aminoácidos a través de una dieta baja en proteínas ofrece una forma alternativa y mucho más segura de bloquear la vía mTORC.

"Sabíamos que los nutrientes eran importantes en la regulación de mTORC, pero no sabíamos cómo envían señales directamente a mTORC. Descubrimos que la vía de señalización de nutrientes es tan importante para regular mTORC como la vía de señalización oncogénica", explica la primera autora del estudio, Sumeet Solanki, Ph.D., investigadora en el Rogel Cancer Center.

La dieta aumenta la eficacia de la quimioterapia y la radioterapia

Los investigadores confirmaron sus hallazgos en células y ratones, donde vieron que limitar los aminoácidos detuvo el crecimiento del cáncer y condujo a un aumento de la muerte celular. También observaron biopsias de tejido de pacientes con cáncer de colon, donde se confirmó que los marcadores altos de mTORC se correlacionaban con una mayor resistencia a la quimioterapia.

"Una dieta baja en proteínas no será un tratamiento independiente, pero puede combinarse con la quimioterapia", dijo Solanki. Pero poner a los pacientes con cáncer en una dieta deficiente en proteínas a largo plazo no es lo ideal, porque a menudo experimentan debilidad muscular y pérdida de peso. Pero si se puede encontrar ventanas clave, como al comienzo de la quimioterapia o la radioterapia, en las que los pacientes podrían seguir una dieta baja en proteínas durante una semana o dos, se podría potencialmente aumentar la eficacia de los tratamientos.

Investigaciones futuras profundizarán en cuáles son las ventanas terapéuticas en que resulta más eficaz limitar los aminoácidos. Los investigadores también buscarán comprender cómo estas vías crean resistencia al tratamiento y si un inhibidor podría bloquear los complejos GATOR.

Referencia científica:

El plátano verde al día reduce el riesgo de cáncer

Los plátanos verdes ayudan a reducir a la mitad el riesgo de cáncer de intestino. Comer uno al día reduce el riesgo de cáncer hasta un 60%, incluso si se tiene un alto riesgo debido a factores hereditarios o genéticos.

La razón es que el plátano es rico en almidón resistente, un tipo de hidrato de carbono que alimenta la microbiota intestinal y posee efectos antiinflamatorios. El almidón resistente se encuentra también en la avena, los guisantes y los cereales y las patatas que se han enfriado después de la cocción.

La dieta ha sido probada en alrededor de mil personas con síndrome de Lynch, una enfermedad hereditaria que aumenta dramáticamente las posibilidades de una persona de desarrollar cáncer de colon y recto. Curiosamente, el plátano no redujo el riesgo de cáncer de colon, sino los cánceres de la parte superior del tracto gastrointestinal, tales como cáncer gástrico, del tracto biliar, pancreático y duodenal.

Los participantes recibieron una porción de almidón resistente equivalente a un plátano por día durante los dos años del estudio. Aunque lo tomaban en polvo, el almidón está presente en los plátanos cuando aún están ligeramente verdes, y en los cereales, la avena y la pasta.

“El almidón resistente es un tipo de carbohidrato que no se digiere en el intestino delgado; en cambio, fermenta en el intestino grueso, alimentando bacterias intestinales beneficiosas”, explica el investigador John Mathers. En su opinión, el almidón resistente cambia el metabolismo de los ácidos biliares que, de lo contrario, pueden dañar el ADN y causar cáncer.