El doctor William Davis, autor de Adicto al pan, explica en su libro una razón importante por la que la harina de trigo refinado engorda y enferma: el consumo de productos de harina de trigo conduce a una deficiencia crónica de magnesio y esta impide la pérdida de peso. Con una deficiencia de magnesio, engordas y enfermas.

Si el cuerpo carece de minerales porque ya no están presentes en los alimentos procesados ​​industrialmente, a menudo desarrolla una tendencia a los atracones. Y uno de los minerales que el organismo echa más de menos es el magnesio.

Así que se comen más y más de estos alimentos procesados, llenos de calorías vacías que hacen ganar más y más peso, pero sin satisfacer las necesidades nutricionales. Si luego se echa mano de las las dietas y las curas para adelgazar, que suelen ser especialmente bajas en magnesio, se crea un círculo vicioso. Además, la deficiencia de magnesio tiene repercusiones sobre el organismo, más allá del peso.

La deficiencia de magnesio inhibe la digestión de grasas

El magnesio y las vitaminas del complejo B trabajan en estrecha colaboración para regular la digestión, absorción y utilización de proteínas, grasas y carbohidratos. Lo hacen activando enzimas específicas. Si falta magnesio, disminuye la asimilación de otros nutrientes esenciales. Como resultado, pueden desarrollarse síntomas muy diferentes. Estos incluyen principalmente fluctuaciones de azúcar en la sangre, que tarde o temprano pueden conducir a la obesidad y la diabetes.

El magnesio participa, por ejemplo, en la función de la insulina. La insulina es una hormona pancreática que hace posible que las células generen energía a partir de la glucosa. Sin magnesio, la insulina no puede penetrar en la célula y, por lo tanto, no puede llevar la glucosa. Entonces se dice que las células se hacen resistentes a la insulina porque ya no responden a la hormona y ya no absorben glucosa.

Como resultado, el cuerpo produce más insulina en un esfuerzo para controlar el nivel de glucosa. El esfuerzo es infructuoso y tiene efectos secundarios, como un aumento en la formación de tejido graso, lo que representa una ganancia de peso. Y aumenta el riesgo de desarrollar diabetes.

Un nivel de azúcar en la sangre permanentemente elevado también puede causar daños en los nervios y en los vasos sanguíneos del cuerpo. El riesgo de enfermedades del corazón aumenta.

Si a la deficiencia de magnesio se suma el estrés, se multiplican las probabilidades de ganar peso. La hormona del estrés, el cortisol, hace que la pérdida de peso sea casi imposible, especialmente cuando el estrés se convierte en una condición crónica. El cuerpo almacena grasa bajo la influencia del cortisol, especialmente en el área abdominal.

Cómo ayuda el magnesio

Un aporte óptima de magnesio puede dar la vuelta a la situación. Por un lado, puede aumentar la sensibilidad de las células a la insulina y evitar los problemas explicados. Por otro, puede reducir la susceptibilidad al estrés.

Junto al magnesio, es esencial un aporte idóneo de vitaminas del grupo B, esenciales para el metabolismo energético.

Los alimentos ricos en magnesio incluyen el amaranto, la quinoa, las algas, las semillas de calabaza, las semillas de girasol, las almendras, las verduras de hoja verde y las legumbres. Es importante incluir estos alimentos en los menús diarios.

El suministro de magnesio también se puede optimizar con la ayuda de complementos alimenticios de alta calidad. Uno de ellos es el coral marino, que posee una proporción ideal de calcio y magnesio (2:1), de modo que ambos minerales pueden ser utilizados y procesados ​​de manera eficiente por el cuerpo.

Además, el coral marino contiene más de 70 minerales y oligoelementos, por lo que podemos hablar de un suplemento dietético holístico.

Antes de tomar cualquier tipo de suplemento conviene consultar con un especialista. En caso de tomar magnesio, lo ideal es hacerlo en varias veces a lo largo del día para favorecer su absorción.

La recomendación diaria actual para la población adulta es de 300 mg/día de magnesio para las mujeres y 350 mg/día para los hombres.