Las personas que sufren dolor crónico se encuentran en riesgo de consumir un exceso de analgésicos que pueden producir efectos secundarios, algunos graves. Sin embargo, estos pacientes podrían beneficiarse de terapias eficaces e inocuas que les permitirían reducir o evitar las dosis de fármacos, según el doctor Paul Christo, anestesiólogo e investigador en la Universidad Johns Hopkins.

Musicoterapia contra el dolor

Hanna Shefky, musicoterapeuta certificada por el Hospital General Massachusetts en Boston, explica que los pacientes que sufren dolor pueden tocar, componer, moverse al ritmo de la música o simplemente escucharla para reducir las molestias físicas y el estrés mental. También se puede meditar con ayuda de música.

El doctor Christo explica que la música activa el sistema de recompensa del cerebro, libera endorfinas e inhibe el dolor. Un estudio probó que la música es capaz de reducir el dolor agudo tanto en niños como en adultos.

Christo aconseja a los pacientes con dolor que se creen su propia lista de reproducción terapéutica con las música que asocian con bienestar, recuerdos felices o relajación. En esta lista, los primeros temas pueden ser más movidos y los últimos, más tranquilos y lentos.

La musicoterapia puede ser útil ante cualquier desequilibrio mental o físico, afirma Shefsky. Por ejemplo, entre otras muchas situaciones, se ha utilizado con niños con autismo, con problemas de comportamiento o emocionales.

Una idea equivocada sobre la musicoterapia es que solo es accesible para personas con experiencia o conocimientos sobre música. En realidad, participar en la musicoterapia no requiere experiencia musical previa en absoluto. Los musicoterapeutas ayudan a cualquier paciente a hallar su manera de beneficiarse de la música, independientemente de su capacidad musical.

Terapia con luz para aliviar las molestias

La fototerapia contra el dolor puede utilizar unas gafas especiales que emiten luz con determinadas cualidades o simplemente una lámpara que emite luz clara e intensa. Exponerse a una lámpara de fototerapia cada mañana puede reducir la severidad del dolor.

La fototerapia matutina se ha probado eficaz en pacientes con fibromialgia y en personas con dolor de espalda. La doctora Helen Burgess, codirectora del Laboratorio de Investigación del Sueño y los Ritmos Circadianos en la Universidad de Michigan, afirma que la luz es capaz de reducir el dolor a través de diferentes mecanismo. Por un lado, tiene un efecto antidepresivo y ayuda a aumentar la resistencia al dolor. Por otro lado, también favorece el sueño y el descanso nocturno.

Según Burgess, la luz es un antidepresivo tan eficaz como un fármaco, sin efectos secundarios, y es capaz de actuar sobre los niveles del neurotransmisor serotonina en el cerebro, lo que mejora el estado de ánimo.

Para recibir una sesión de fototerapia en casa, solo tienes que sentarte o trabajar cerca de una lámpara de fototerapia, que emite una luz brillante similar a la luz natural exterior. La recomendación más frecuente es utilizar una lámpara de 10.000 lux a una distancia de 50 cm durante 30 minutos. El uso de una lámpara de fototerapia también puede ayudar con los trastornos del sueño y la depresión estacional.

Por otra parte, Burgess aconseja que no utilicemos solo las alarmas para la hora de despertar, sino que las activemos también para la hora de irse a dormir. Por la tarde, a medida que llega la noche, hay que reducir la intensidad y la claridad de la iluminación (encendiendo lámparas con luz cálida y apagando las que emiten luz blanca o azulada). Podemos poner la alarma media hora antes de acostarnos, para ir apagando las luces y todas las pantallas, lavarnos los dientes y ponernos el pijama. Así nos aseguramos de que dormimos a oscuras y durante las horas suficientes.

También recomienda obtener más luz natural durante el día y minimizar la exposición a la luz artificial después del atardecer. La implementación de estas sugerencias puede ayudar a mejorar el bienestar a largo plazo.

La terapia con luz es segura, pero no está indicada en caso de trastorno bipolar, glaucoma o degeneración machucar.

Referencias científicas: