Los cambios hormonales que ocurren en el cuerpo durante el embarazo afectan a la boca: las encías se aflojan y aumenta el flujo sanguíneo. Además, la actividad del sistema inmunitario también se reduce, lo que aumenta el riesgo de sufrir infecciones de virus y bacterias tienen el terreno abonado. Además, se modifica la composición de la microbiota oral. Todos estos cambios promueven la inflamación de las encías y hacen que sea necesario tomar medidas preventivas especiales.

El dicho "cada embarazo cuesta un diente" no es literalmente cierto, pero sí lo es que aumenta el riesgo. En un estudio con unos 34.000 participantes de 14 países europeos e Israel se llegó a la conclusión de que cuantos más hijos tenían las mujeres, mayor era el riesgo de perder dientes a lo largo de su vida.

La gingivitis del embarazo

Muchas mujeres embarazadas padecen lo que se conoce como gingivitis del embarazo, una inflamación de las encías. Normalmente, las encías encierran el diente como un manguito bien ajustado y evitan que las bacterias migren hacia las profundidades. Cuando se sufre gingivitis, que también es frecuente independientemente del embarazo, las encías se hinchan, enrojecen y sangran con facilidad.

No es inofensiva, pero se puede revertir. Sin embargo, sin tratamiento, puede producirse una periodontitis: las fibras que sujetan los dientes y el hueso de la mandíbula se destruyen como resultado de la inflamación. Los dientes se aflojan e incluso pueden caerse. Y la infección puede extenderse más allá de la cavidad oral por todo el cuerpo.

Prevenir el riesgo de caries

La caries dental también puede convertirse en un problema para las futuras madres. Una razón son los antojos de dulces que desarrollan algunas mujeres embarazadas. Otro factor son los vómitos durante el embarazo. Cuando el ácido del estómago entra en la boca, ataca el esmalte y aumenta el riesgo de caries. Es fundamental enjuagarse la boca con agua después de vomitar y cepillarse los dientes después de media hora como mínimo.

Algunas embarazadas sienten tantas náuseas que incluso ponerse un cepillo de dientes en la boca les da ganas de vomitar. En estos casos se recomienda que hablen con su dentista al respecto. Como solución temporal se puede recurrir a los enjuagues orales, por ejemplo.

Revísate los dientes periódicamente

Se recomienda un examen al comienzo del embarazo o, si es posible, antes del embarazo. Las mujeres embarazadas deberían planificar otra cita al final del segundo trimestre, si es posible. Además, el dentista podrá brindar información sobre la salud bucal y el cuidado dental del niño.

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En muchos casos es recomendable una limpieza dental profesional. Mucha gente piensa que no se debe ir al dentista durante el embarazo, lo cual es un error. Más bien se trata de sopesar los beneficios y riesgos de los tratamientos durante el embarazo.

Cepillado dental sistemático

Lo más importante para prevenir problemas o frenar la gingivitis es una buena higiene bucal. Eso significa cepillarse los dientes por la mañana y por la noche, durante al menos dos minutos cada vez.

Primero se limpian las superficies de masticación, luego las superficies exteriores y luego las caras interiores de los dientes. No frotes con fuerza, ya que esto daña los dientes a largo plazo. Mejor coloca el cepillo de dientes en un ángulo de 45 grados sobre la línea de las encías y pásalo suavemente.

Por cierto, casi el 40 % de las superficies de los dientes están en los espacios interdentales y no se puede llegar allí con un cepillo de dientes, así que necesitas herramientas adicionales como el hilo dental o cepillos interdentales.

Cuidado adecuado de los espacios interdentales

El hilo dental o los llamados cepillos interdentales se utilizan para limpiar los espacios entre los dientes. Si los dientes están apiñados, también se puede usar para limpiar los puntos de contacto donde se unen los dientes.

Lo mejor es obtener asesoramiento sobre el cepillo interdental adecuado en la consulta del dentista, porque hay diferentes tamaños. Si el cepillo es demasiado pequeño, no limpiará correctamente. Si es demasiado grande, puedes lastimarte con él.