Muchos niños se pasan los primeros años de su vida con bronquiolitis o bronquitis recidivantes y continuos tratamientos con antibióticos que debilitan su aún inmaduro sistema inmunitario.

Es el caso del pequeño Marc, de dos años de edad, que ha tenido ya más de ocho episodios de bronquitis. Las crisis comienzan como un catarro con rinorrea clara. Enseguida presenta tos espasmódica, obstrucción importante y molestias respiratorias. El tratamiento con antibióticos lo deja abatido. Apenas se ha recuperado, se inicia un nuevo episodio.

Es un ejemplo típico y desafortunadamente bastante habitual. Un estudio publicado el pasado mes de marzo de 2021 en la revista Respirologia pone de manifiesto que las bronquitis repetitivas en niños acaban debilitando los tejidos y abriendo la puerta a patologías respiratorias crónicas. ¿Cómo podemos parar ese círculo vicioso?

Seguir algunos hábitos y tratamientos preventivos puede evitar las crisis por bronquitis en los más pequeños y detener su evolución a patologías crónicas más graves como el asma o las bronquiectasias.

Bronquitis o broquiolitis: ¿cuál es la diferencia?

Es preciso distinguir entre bronquitis y bronquiolitis, y obtener un buen diagnóstico, pues aunque ambas patologías conllevan una inflamación de las vías aéreas, existen importantes diferencias:

  • La bronquiolitis, una inflamación de los bronquiolos o ramificaciones de los bronquios, suele afectar a lactantes y menores de dos años, mientras que la bronquitis, la inflamación de los bronquios, puede aparecer a cualquier edad, tanto en niños pequeños como en jóvenes o adultos.
  • Tanto las bronquitis como las bronquiolitis suelen ser causadas mayoritariamente por virus y, en menor porcentaje, por infecciones bacterianas y son muy comunes en invierno. Sin embargo, las bronquitis también pueden tener otros agentes causantes como el tabaco, la exposición a contaminación atmosférica y las alergias.
  • También hay diferencias en los síntomas. En la bronquitis es habitual la tos con o sin mucosidad, el dolor en el pecho, la disnea y la fatiga con o sin fiebre. En la bronquiolitis los signos iniciales son los mismos que los de un resfriado común, pero al cabo de 2 o 3 días la tos se incrementa y aparecen sibilancias que se pueden traducir en una dificultad respiratoria considerable.

Es frecuente que los padres se centren únicamente en los síntomas que presenta su hijo y busquen un remedio farmacológico, sin probar primero con remedios naturales o pensar que un cambio de las condiciones ambientales puede ser la clave para evitar estas infecciones respiratorias.

Veamos cuáles son los mejores remedios naturales que podemos probar para las bronquitis y las bronquiolitis, así como qué tratamientos preventivos y medidas podemos adoptar y tener en cuenta antes de pensar que la medicación es la única solución.

Bronquitis y bronquilitis: tratamiento natural

Cuando aparecen los primeros síntomas de bronquitis o bronquiolitis hay que adoptar una serie de medidas para evitar que la infección progrese y requiera de tratamientos más agresivos.

  • Procura que tu hijo beba muchos líquidos para favorecer la fluidificación del moco. Puedes añadir en cada vaso de agua una cucharada de miel, unas gotas de propóleo y el zumo de un limón, antibióticos naturales que desinflaman las vías respiratorias.
  • Elimina los lácteos, en especial la leche de vaca, pues generan inflamación y mucosidad. Sustituye este alimento por zumos naturales que incluyan zanahoria, albaricoques y espinacas, ricos en betacarotenos.
  • Las inhalaciones son muy útiles. En un cazo de agua hirviendo echa 4 o 5 gotas de uno o dos de los siguientes aceites esenciales: bálsamo de Canadá, eucalipto, tomillo o mejorana. A continuación, procura que el niño inhale los vapores, después de haberle puesto una toalla en la cabeza para encauzar el vapor. Repite el procedimiento 3 o 4 veces al día. No utilices los vahos en bebés. Solo a partir de los 8 meses de edad puedes usar estos aceites esenciales con seguridad.
  • Cataplasma de mostaza. Ayuda a abrir los bronquios, promueve la eliminación de las flemas y mejora la congestión. Para elaborarla, mezcla una parte de harina de mostaza con tres partes de harina de trigo o de espelta. Seguidamente añade agua tibia hasta formar una masa consistente. Introduce el preparado entre dos paños y aplica la compresa en el pecho del niño, vigilando la temperatura. Déjala actuar durante 20 minutos.
  • Fitoterapia. Los jarabes con plantas medicinales como llantén, malvavisco, tomillo, propóleo y equinácea, junto con el aminoácido N-acetilcisteína, se utilizan con frecuencia como expectorantes, para ayudar a expulsar el moco y calmar la tos que produce la bronquitis. Son muy eficaces, pero no se recomiendan en menores de 12 meses.
  • Oligoelementos. Tomar una combinación de manganeso, cobre, zinc y magnesio tres veces al día también es de gran ayuda para superar las infecciones respiratorias. Existen ampollas que los incorporan en las dosis adecuadas. Se pueden tomar desde el primer mes de vida.
  • Sales de Schüssler. Al igual que los oligoelementos, las pueden tomar los recién nacidos sin ninguna contraindicación. Para limpiar la mucosidad de bronquios y bronquiolos es muy eficaz la sal nº 6: Kalium sulfuricum. Se disuelven fácilmente en agua u otro líquido. En estados agudos se administrarán 2 comprimidos tres veces al día. Los niños más mayores las pueden tomar vía sublingual.

Cómo prevenir las bronquitis y bronquiolitis en los niños y bebés

Por un lado, podemos adoptar una serie de medidas para cuidar el entorno, pues algunos factores habituales favorecen su aparición y agravamiento.

Por otro lado, podemos realizar tratamientos preventivos con medicina natural: con vitaminas, minerales, hongos inmunoestimulantes y oligoelementos.

1. Medidas preventivas que se pueden tomar en casa

La calidad del aire que respiramos en casa y los niveles de estrés a los que está sometido el niño son factores fundamentales. Por todo ello conviene:

  • Reducir la contaminación ambiental. Vivir en una ciudad con un alto nivel de polución ya es de por sí un factor de riesgo. Pero si, además, se fuma en casa, la posibilidad de que nuestro bebé sufra bronquitis recidivantes durante sus primeros años de vida se incrementa de forma considerable, como muestra un estudio publicado en la revista Anales de pediatría del pasado mes de junio.
    El humo irrita e inflama las mucosas y también destruye los mecanismos de defensa. Los niños son con frecuencia víctimas de esta agresión ambiental en el interior del hogar. Hay que evitar el humo en casa, así como procurar que los niños jueguen al aire libre y respiren en ambientes limpios, pues eso les ayuda a reforzar las defensas y a prevenir las infecciones respiratorias.
  • Reducir su exposición al ruido. Un estudio publicado en la revista Noise Health señala que los niños sometidos a una alta exposición al ruido durante la noche (54-70 dB) presentan concentraciones de cortisol (la hormona del estrés) en la saliva matutina significativamente aumentadas, lo que indica una activación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA). Esta situación conduce, a largo plazo, a un agravamiento de las bronquitis.
    El estudio concluye que este factor de estrés es incluso más importante que el efecto de la contaminación por los gases del tráfico.
  • Cuidar la temperatura y la humedad en el hogar. El clima húmedo, los meses fríos y los cambios bruscos de temperatura son un factor causal de los brotes víricos estacionales. Es importante evitar que haya temperaturas muy dispares entre las diferentes habitaciones del hogar, así como eliminar los focos de humedad en el lugar donde duerme el niño.
  • Abordar los conflictos familiares. Las tensiones emocionales entre los padres, una separación, el nacimiento de un hermano, la pérdida de un familiar… son situaciones que, incluso los niños más pequeños, perciben y sufren en silencio. Muchas bronquitis tienen su origen en ese estrés emocional que provoca un aumento del cortisol, un factor que debilita las defensas y propicia las infecciones.

2. Tratamiento natural para reforzar defensas

No hemos de esperar a que nuestros hijos caigan enfermos para tratarlos. Lo más adecuado es empezar ya en otoño con la toma de algunos complementos naturales que los ayudarán a reforzar sus defensas, especialmente si son propensos a las infecciones respiratorias.

Cada niño tiene sus peculiaridades, por lo que es recomendable acudir a un profesional de la medicina natural para que prescriba los productos más adecuados. Entre los más utilizados para la prevención de las bronquitis destacamos los siguientes:

  • Minerales y vitaminas. En el mercado hay jarabes infantiles que incluyen los más efectivos para fortalecer la inmunidad. La dosis habitual para la prevención es de 10 ml diarios durante los meses de octubre a marzo. No hay contraindicaciones y es un suplemento apto tanto para bebés como para niños más mayores. Destacan el zinc (10 mg), el manganeso (1 mg), el cobre (0,25 mg), el selenio (0,05 mg), y las vitaminas del grupo B, especialmente la B6 (2 mg).
  • Probióticos. Una microbiota intestinal equilibrada es fundamental para gozar de un buen sistema inmune. Los niños que han nacido por cesárea, los prematuros y siempre que la lactancia no sea la materna, es recomendable incorporar este complemento, ya sea en el biberón o en medio vaso de agua. Los Lactobacillus rhamnosus GG, los Bifidobacterium infantis, los Bifidobacterium longum y los Streptococcus thermophilus son los más recomendados para niños de 0 a 12 años.
  • Vitamina D3. Es imprescindible tanto para el desarrollo óseo como para gozar de un sistema inmune competente. A modo preventivo se recomienda que los niños de 0 a 11 meses con riesgo de bronquitis repetitivas tomen 400 UI por día, mientras que los de 12 a 18 años la dosis es de 600 UI. Aunque, por supuesto, que estas cantidades deben adaptarse a las circunstancias personales y deficiencias del niño.
  • Hongos medicinales. A partir de los 2 años de edad, tomar una combinación de reishi (Ganoderma lucidum), maitake (Grifola frondosa) y shiitake (Lentinula edodes), a razón de 0,5 ml por kg de peso corporal al día, es una muy buena opción en niños que padecen infecciones recurrentes.
  • Homeopatía. Los remedios homeopáticos se pueden utilizar en bebés desde el primer mes de vida y son muy efectivos tanto para tratar una bronquitis aguda como para prevenirlas. Ipeca, Antimonium tartaricum, Blatta orientalis, Dulcamara, Aviarie, Thuya, Silicea… son algunos de los más utilizados. Pero en este caso sí que es preciso acudir a un homeópata para que prescriba los más adecuados.

Referencias científicas