Para regular el peso no hay una varita mágica con resultados extraordinarios, ni complementos nutricionales definitivos, ni equipos sofisticados para realizar ejercicio, ni grandes o pequeñas cirugías.

Junto con la dieta y el ayuno, tenemos a nuestro alcance herramientas sencillas y baratas. Podemos intentar un cambio de actitud, aumentar el contacto con la naturaleza, practicar técnicas de relajación, visualización y pensamiento positivo, tomar plantas medicinales, descansar, hacer ejercicio y recibir masajes.

1. Evitar la ansiedad te ayuda a perder peso

Una primera cuestión es reconocer que nuestro peso responde a una consonancia entre constitución física, herencia y hábitos de vida.

No pueden perseguir el mismo peso una persona con constitución asténica (con un tórax estrecho, cara y nariz alargadas) que otra atlética, de fuerte osamenta y musculatura, o una pícnica, de cuerpo redondeado y con abundante tejido adiposo.

Lo importante, en todos los casos, es sentirse bien en la propia estructura personal, dentro de todas las variedades de morfología posibles y sanas.

La práctica de la relajación, la visualización, la meditación o el yoga contribuyen a una mejor conciencia corporal y ayudan en la reducción del estrés. Al liberarte de la ansiedad eres más sensible a los mensajes de saciedad y además no la confundirás con el hambre. En muchas personas esta confusión provoca una ingesta excesiva de alimentos.

La práctica habitual de la meditación disminuye los síntomas del trastorno por atracón alimentario y el síndrome de consumo nocturno de alimentos.

2. Aprovecha las propiedades del frío para adelgazar

Es importante el contacto con la naturaleza. Quedarse en bañador o con poca ropa, al sol y al aire libre, permite exponerse al frío y al calor, lo que genera respuestas en el organismo.

Nuestro cuerpo genera tiritonas musculares para entrar en calor cuando tenemos frío. Genéticamente nacemos con un alto porcentaje de tejido adiposo marrón, un tejido orgánico muy denso en mitocondrias, lo que le proporciona ese color pardo. Su mayor característica es la posibilidad de usar directamente triglicéridos para la termogénesis del cuerpo, produciendo calor sin temblores.

Para entrenar y poner en marcha esta reacción metabólica hay que aguantar las duchas frías de manera relajada. Después de la tiritona, sentimos la relajación y la aprovechamos, pues obliga a la grasa parda a actuar.

Para acostumbrarte, puedes empezar con baños de pies, alternando agua caliente y fría, para después de unos días tomar duchas alternas.

También se puede andar descalzos o recibir baños de aire fresco.

Tres veces por semana puedes aplicarte una envoltura fría con agua y sal en la región abdominal. Al cabo de unos días, debes aumentar la envoltura para que ocupe una mayor región corporal, hasta llegar a ocupar las tres cuartas partes del total.

3. El calor también te ayuda a perder peso

También puedes recurrir a las aplicaciones de calor, entrenándote previamente. El calor te ayuda a controlar el peso, incrementa la extensibilidad de los tejidos, combate el estrés, estimula el riego sanguíneo, ayuda a que el cuerpo elimine toxinas y refuerza la función de los riñones y de los intestinos.

La envoltura caliente de tronco favorece la aceleración del metabolismo en la obesidad. Puedes hacerla con saquitos de semillas o con toallas húmedas que se mantienen en torno al abdomen.

Según Manuel Lezaeta, pionero de la medicina natural en chile, el baño de vapor y la sauna son comparables a un "lavado de sangre". Todo lo que sea eliminar toxinas favorece el equilibrio, ya que, en épocas de adelgazamiento, las toxinas se ponen en movimiento y pueden generar dolores de cabeza y malestar general.

No obstante, es un error creer que solo con saunas o baños de vapor se pierde peso. Se eliminan líquidos y toxinas, pero el peso se recupera rápidamente al beber.

4. Por supuesto, ejercicio físico

El ejercicio físico aumenta la sensibilidad a la insulina en las células musculares, lo que mejora la concentración de glucosa en diabéticos y en individuos con síndrome metabólico. También reduce el colesterol LDL y los triglicéridos y, a menudo, aumenta el HDL bueno. Asimismo mejora el estado de ánimo y los síntomas de depresión leve a moderada.

Resulta un buen comienzo incrementar las actividades físicas y reducir el tiempo que se invierte en mirar la televisión, el ordenador y otros dispositivos tecnológicos.

La actividad física estimula el metabolismo basal y su consumo de calorías e incrementa la masa muscular en relación a la adiposa. Aumenta las fibras musculares, la resistencia, la fuerza y la potencia e incrementa la calidad del hueso y del cartílago.

¿Qué ejercicios son recomendables para reducir kilos?

Deben ser de tres tipos: ejercicios aeróbicos para mejorar la función cardiovascular; estiramientos para flexibilizar y evitar lesiones; y ejercicios de fuerza para trabajar la potencia muscular y la resistencia de los huesos. Además es importante realizar ejercicios de alta intensidad realizados muy rápidos durante unos segundos, intercalados con reposo.

El ejercicio al aire libre es especialmente recomendable. Por ejemplo, puedes andar a buen ritmo por caminos montañosos con alguna pendiente. Este ejercicio, si es posible en altura y con temperatura, constituye un entrenamiento termorregulador y de adaptación al frío que llamamos "cura climática".

Los fines terapéuticos de esta técnica son incrementar las capacidades cardiovasculares, motoras y respiratorias, que no solo inciden en una pérdida de peso, sino que mejoran algunas de las complicaciones que suelen ir asociadas a la obesidad como diabetes, hipertensión, estados depresivos ligeros, reumatismo, colesterol, falta de rendimiento corporal, etc.

Recuerda que es importante disfrutar de un reposo adecuado. Es necesario descansar después del ejercicio físico, dormir bien y, si es posible, acostarse temprano y levantarse al amanecer.

5. Aprovéchate de los masajes

Una vez al día, puedes realizarte un masaje abdominal tipo Mayr Kur. Con las manos a ambos lados de la barriga, haces una pequeña presión y a la vez respiras hondo. Puedes hacer masaje en forma de corazón en el estómago, con presión, sin olvidar respirar a la vez. Así, el líquido se distribuye mejor.

También puedes masajear en el sentido de las agujas del reloj: te ayuda a tomar conciencia del cuerpo y facilita el tránsito intestinal.

El masaje de cuerpo entero mejora la elasticidad de la piel y ayuda a remodelar la figura en las pérdidas de peso.

La celulitis aparece porque el acúmulo de grasa comprime los vasos linfáticos y disminuye su capacidad para transportar la linfa. Asimismo, la formación de la linfa se ve mermada por alteraciones en los canales prelinfáticos de los tejidos afectados. A ello se une un aumento de la fragilidad de los capilares sanguíneos. Por todas estas razones es necesario actuar contra la celulitis.

Contra la celulitis se recomienda el masaje del tejido conjuntivo o método Dicke, que reafirma el tejido. También el drenaje linfático, o método Vooder, que reduce el edema o cúmulo de líquido que se presenta en la celulitis edematosa y blanda.

El masaje de drenaje linfático manual representa una ayuda para favorecer la salida de los residuos acumulados en las partes afectadas por la celulitis. Además, posee un efecto sedante y relajante por basarse en manipulaciones lentas, suaves, monótonas y repetidas. Es útil para combatir el estreñimiento y puede mejorar la respuesta defensivo-inmunitaria.

Hay que tener cuidado con los masajes "violentos" porque el relajamiento del tejido conjuntivo o incluso el desgarro de fibras conjuntivas y la aparición de hematomas tendrían más inconvenientes que ventajas, tanto estéticas como funcionales.

6. Plantas medicinales que reducen kilos

Algunas plantas medicinales cuentan con sustancias que pueden ayudarnos a complementar la dieta que seguimos y a perder peso. Elígelas en función de los efectos que más se ajustan a tus necesidades.

  • Fibra saciante. El glucomanano de konjac (Amorphophallus konjac), el psilio (Plantago psyllium), la goma guar (Cyamopsis tetragonolobus), el agar-agar y la algarroba son fuentes de fibra que producen saciedad y ayudan a adelgazar. La fibra también mejora el control en la diabetes y la hiperlipidemia.
  • Yodo. Algas como la fucus o encina de mar (Fucus vesiculosus), el liquen de Irlanda (Chondrus crispus) y las laminarias poseen un gran contenido en yodo que estimula la glándula tiroides. Al incrementar su función, aumenta el metabolismo y el gasto energético. Además tienen un moderado efecto saciante y antiinflamatorio de la mucosa digestiva. Tómalas en pequeñas dosis.
  • Cúrcuma. Su efecto sobre el metabolismo es complejo: estimula las funciones del hígado, lo que favorece la degradación de la grasa corporal. Tómala con pimienta negra y aceite.
  • Inhiben el apetito. Alimentos y plantas como el té, la kola, el café y el cacao, consumidas con moderación, inhiben el hambre. Ten en cuenta que provocan nerviosismo, ansiedad, insomnio e hipertensión. Las personas que padecen estas alteraciones no deben consumirlas.
  • Diuréticos. Algunas plantas y alimentos tienen actividad diurética y combaten la retención de líquidos: diente de león, achicoria, alcachofa, apio, arándano, bardana, berros, borraja, cebolla, cerezas, cola de caballo, espárragos, estigmas de maíz, hojas de olivo, puerros, sauco.
  • Laxantes. Un buen tránsito intestinal ayuda. Pon una cucharada de semillas de lino o de zaragatona en agua por la noche y tómalas por la mañana. Al ponerlas en remojo sueltan sus mucílagos, que se encargarán de limpiar y barrer los intestinos.