¿Qué es la reflexologia podal?
La reflexología podal es una terapia milenaria que conoce y prueba cada vez más gente. Pertenece al grupo de terapias de masajes reflejos, que basan su técnica en la aplicación de estímulos sobre áreas que se hallan alejadas de los órganos o las zonas afectadas.
Los pies son un reflejo perfecto del cuerpo, pues en ellos están representados los órganos, las glándulas, los tejidos y músculos, y resulta muy fácil trabajar con ellos.
La reflexología podal es una terapia holística no invasiva. Holística porque considera el cuerpo como un todo; todas sus partes están interrelacionadas y el síntoma de la enfermedad es la manifestación local de algo que afecta a todo el organismo. Y no invasiva porque no introducimos nada externo, simplemente activamos el poder curativo del propio cuerpo.
Pone a punto el cuerpo, ya que lleva el órgano, la glándula, el tejido o el músculo que se encuentra en disfunción, ya sea por exceso o por deficiencia, al estado óptimo. Cuando hacemos un masaje reflexológico podemos sentir “arenilla” en el órgano reflejo, si está en desequilibrio, y vemos cómo se va deshaciendo a medida que trabajamos con él.
Antiguamente, se creía que la reflexología podal solo era adecuada para tratar a los adultos; no se utilizaba con niños ni embarazadas. Sin embargo, actualmente se ha visto que es una herramienta muy eficaz para abordar síntomas que aparecen en el cuerpo en cualquier fase de la vida.
Preventiva y curativa
Está comprobado que cuando las enfermedades, en su estado inicial, se tratan con terapias alternativas, la evolución es más favorable. Esto no quiere decir que no se consulte al pediatra, sino que podemos ayudar a nuestro hijo a combatir procesos infecciosos propios de la edad –una gripe, un resfriado, una conjuntivitis, un virus estomacal, una otitis, una bronquitis...– y no saturar los servicios de Urgencias con situaciones que evolucionan favorablemente, y muchas veces se resuelven, en un par de días.
Tocar es querer
Además de curativa, la reflexología podal en la infancia tiene otro papel: es vinculativa. Cada vez que hacemos un masaje a nuestro hijo estamos fomentando el vínculo, ya que al tocar sus pies con nuestras manos se siente contenido y querido igual que cuando estaba en el vientre materno. La reflexología infantil también nos permite trabajar los sentidos del bebé: al tocarle los pies trabajamos el sentido del tacto; cuando le miramos a los ojos durante el masaje, la vista; cuando le hablamos, el sentido auditivo...
Si han probado alguna vez la reflexología, la mayoría de los niños pequeños, al encontrarse mal, piden enseguida un masaje en los pies. Mis tres hijos la tienen tan integrada que si alguno de sus amigos muestra un malestar, rápidamente me dicen: “Mamá, ¿le haces un masaje en los pies?”.