Los excursionistas saben que, por muy acostumbrado que se esté a que salgan ampollas en los pies, lo mejor es evitar que salgan. Una vez ha salido la ampolla, la caminata ya no será igual. A veces incluso tendremos que parar.

Pero si nos llega a salir una ampolla, contamos con algunos remedios caseros, principalmente hechos a base de plantas medicinales, que nos pueden ayudar a curarla.

Consejos para prevenir rozaduras y ampollas

Si solo sales a caminar por la montaña o por el monte esporádicamente, las probabilidades de que te salga una ampolla son altas si no llevas un calzado adecuado o estrenas calzado. Lo mismo que en el día a día, en tus desplazamientos diarios o al hacer deporte.

Y un zapato que roce y genere una ampolla puede bien fácilmente fastidiarnos el día o la sesión de ejercicio, e incluso quizá tengamos que interrumpir el ejercicio unos días si no conseguimos controlar la ampolla.

Las ampollas surgen por la fricción o roce continuado del calzado contra la piel. Así que la primera norma para prevenir las fastidiosas ampollas, tanto si eres excursionista asiduo como si no, es usar un buen calzado que no te roce y que ajuste bien. Al ponértelo, no debes notar presión alguna.

Otra regla de oro es no estrenar calzado en una excursión ambiciosa. Si te has comprado un calzado nuevo, pruébalo primero antes en salidas más modestas. Dándole uso unas cuantas veces te aseguras de que, cuando llegue el momento de usarlo en caminatas más largas, el calzado es el adecuado.

Estos son otros consejos que puedes seguir:

  • Elige calcetines de algodón, para mantener bajo control el sudor y el exceso de humedad.
  • Existen unas plantillas muy cómodas diseñadas de forma específica para evitar las llagas y las ampollas. Te pueden ayudar si eres propenso a sufrirlas.
  • Mantén los pies bien hidratados durante todo el año.
  • Estate atento a sensaciones como una mayor sensibilidad en algún punto, notar que esa zona despide mucho calor o presenta un ligero enrojecimiento... Al mínimo indicio de rozadura cuando ya te halles caminando, colócate un protector donde tengas la molestia. Lo mejor es un apósito específico, los hay incluso que contienen sustancias que favorecen la reparación de la piel. Pero no pongas nunca la parte adhesiva del apósito sobre la zona dañada, pues te la llevarás al retirarlo. Evita seguir caminando si no logras resolver el problema. Seguir caminando si el roce persiste no hará más que empeorar el estado de la piel y acabará apareciendo la ampolla.

Remedios caseros para las ampollas en los pies

Si aparece la ampolla, existen diferentes remedios tradicionales que puedes probar. La mayoría se valen de las propiedades emolientes, cicatrizantes o antiinflamatorias de algunas plantas medicinales:

  • El baño de sal es un clásico. Sumerge los pies durante al menos 20 minutos en una palangana con agua caliente y sal. La sal desinfecta el posible foco bacteriano y promueve la renovación celular.
  • El jugo del aloe o acíbar de aloe tiene un alto poder emoliente, antiinflamatorio, cicatrizante e hidratante. Se obtiene practicando una incisión en las hojas del aloe. Aplícalo sobre la ampolla y deja que actúe durante unos minutos.
  • Si no hay infección ni pus, puedes probar también a aplicarte un ungüento o pomada de caléndula o de consuelda (los encontrarás en los herbolarios). Ambas plantas presentan un efecto cicatrizante y antiinflamatorio.
  • La tintura de caléndula, de propiedades regeneradoras y antiinflamatorias, es otra opción. Puedes empapar con ella unas compresas y aplicártelas sobre la ampolla.
  • Con hojas troceadas de menta, llantén y hiedra puedes prepararte una cataplasma. Déjala actuar al menos durante una hora y luego baña la zona con agua de hamamelis o similar.