Síndrome antifosfolipídico: síntomas y tratamiento natural

El riesgo de trombosis se puede reducir con ayudas naturales que fluidifican la sangre y una alimentación adecuada para las enfermedades autoinmunes.

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Ante un diagnóstico de síndrome antifosfolipídico podemos tomar algunas medidas que pueden servir de ayuda, pero antes conviene entender en qué consiste este síndrome de origen inmunitario que afecta especialmente al sistema cardiovascular.

Un síndrome de origen autoinmune

El síndrome antifosfolipídico aparece cuando el sistema inmunitario empieza a atacar a algunas de las sustancias de la propia sangre relacionadas con la coagulación, concretamente los fosfolípidos. Esto facilita la formación de coágulos sanguíneos en arterias o venas que producen obstrucciones o trombosis y que acaban con problemas diversos en función de la zona donde se localizan: piernas, pulmones, corazón, cerebro…

En las mujeres con síndrome antifosfolipídico es muy frecuente que produzcan pérdidas fetales o abortos.

Así pues, este síndrome puede considerarse una enfermedad autoinmune. Será una enfermedad autoinmune primaria si no le acompaña otra patología, o secundaria, si hay ya se sufre otra autoinmune, como síndrome de Sjögren o lupus, entre otras.

Puede manifestarse clínicamente con síntomas o no. Entre los más comunes, están los propios coágulos y los abortos, sangrados, pero también erupciones de color rojo o incluso síntomas neurológicos.

Hay quien habla de que existen factores de riesgo o una causa infecciosa o medicamentosa (la hidralazina antihipertensiva, el anticonvulsionante fenitoína, el antibiótico amoxicilina…). Si se toman estos fármacos, es importante comentarlo con el médico para que valore si modifica la prescripción.

Cómo prevenir los coágulos

El tratamiento se dirige a evitar trombos y por eso se recetan anticoagulantes como la heparina o el ácido acetilsalicílico, el principio activo de la aspirina. Por supuesto este tratamiento debe adaptarse a cada caso, ya que hay diversos grados del problema, y eso debe valorarlo siempre el especialista.

La medicina naturista utiliza alimentos y plantas anticoagulantes como el ajo o las perlas de aceite de onagra, que sumarían su efecto al de la aspirina. Lo mejor es escoger una sola opción que sea mesurable y que se tome de forma regular.

También se aconseja una dieta protectora de las enfermedades autoinmunes basada en excluir carnes y embutidos, lácteos y derivados, y cereales con gluten.

Además, es recomendable incrementar el consumo de vegetales crudos (deberían suponer más de la mitad de la dieta ), utilizar aceites vírgenes de primera presión en frío y elegir, siempre que se pueda, alimentos ecológicos.

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