Sabemos que el agua cura. Prácticamente todas las civilizaciones la han utilizado como vehículo terapéutico.

Los modernos balnearios europeos se hallan al final de una milenaria tradición enriquecida por griegos, romanos y árabes.

En nuestros días, la oferta de tratamientos para cuidar la salud y la estética o relajarse se ha disparado. Hallamos propuestas de balnearios y spas urbanos para bañarse en vino tinto, masajearse con uvas heladas o incluso cubrir el cuerpo con polvo de oro...

Tratamientos ayurvédicos y de medicina china, masajes hawaiano y tailandés o terapia con cuencos tibetanos son cada vez más frecuentes.

Muchos centros ofrecen paquetes especiales donde las sesiones salen más baratas que los tratamientos sueltos. Por otra parte, se trata de una opción muy interesante como regalo, pues el importe puede repartirse entre varias personas. Pero, ¿cuál elegir? Te damos algunas claves para tomar una decisión.

¿Cuál es la diferencia entre balneario y spa?

No es lo mismo un balneario que un spa (derivado del latín Salutem Per Aquae). Los tratamientos pueden ser similares, pero los que se realizan en balnearios proporcionan también los componentes minero-medicinales de las aguas.

Otra diferencia es que las aguas de los spas se tratan y reciclan con agentes o técnicas desinfectantes. En cambio, en los balnearios mineromedicinales las aguas se renuevan y permanecen limpias de forma natural.

Los balnearios están sometidos a una legislación que prohíbe los tratamientos de las aguas que puedan alterar sus cualidades terapéuticas.

En ambos lugares se cuida en lo posible el entorno. Los spas pueden contar con innovaciones muy modernas y lúdicas en sus instalaciones.

Decálogo para escoger un spa o balneario

Una estancia en un centro de salud a través del agua puede resultar muy placentera, pero los precios no están al alcance de todo el mundo y los servicios pueden variar mucho. Por eso conviene elegir con buen criterio.

  1. Antes de hacer una reserva conviene reflexionar sobre lo que realmente se necesita: mejorar el aspecto, relajarse, alegrarse... Teniéndolo claro será más fácil elegir el lugar y el programa de tratamientos
  2. Hay que averiguar si el balneario o el spa se ajusta a las necesidades personales. Quizás apetezca estar rodeados de atenciones o vivir una experiencia más austera.
  3. Conviene informarse sobre la ubicación: ¿Qué excursiones y paseos es factible realizar? ¿Se halla en un entorno natural atractivo o es una "isla" en un enclave urbano?
  4. Hay un punto justo entre quedarse corto o pasar demasiado tiempo en el spa o balneario. Depende de la situación personal o de lo que pueden ofrecer las instalaciones.
  5. Conviene comparar los precios. En buenos hoteles puede costar la noche más el desayuno alrededor de 75 euros. Muchos ofrecen además ofertas durante los días laborables.
  6. Si se sigue una dieta especial o se tiene alguna preferencia en la alimentación es preferible comentarla de antemano con el centro.
  7. Se tiene derecho a solicitar información sobre la formación de las personas que administran los tratamientos. No es lo mismo estar en manos de un fisioterapeuta diplomado que en las de una esteticista.
  8. No hay que dejarse engañar por las palabras tópicas de algunos catálogos. Es mejor reservar tratamientos concretos y eficaces, sin abusar del número de sesiones diarias.
  9. Si el problema es el cansancio, los masajes básicos y los baños pueden ser suficientes para empezar. Luego conviene activarse con natación, gimnasia acuática o tratamientos de temperaturas contrastadas.
  10. Hay que preguntarse si el establecimiento cumple las expectativas personales. ¿La oferta es en verdad atractiva? ¿Es lo bastante espacioso o cálido para sentirse a gusto?

¿Elijo un balneario en la montaña o junto al mar?

Para recuperar la salud, antaño era habitual prescribir una cura climática eligiendo el paraje en función del problema que tenía el paciente. Aunque hoy los balnearios tiendan a uniformizarse, la ubicación también cuenta.

El clima de montaña es tónico, gracias a la ionización del aire y a la pureza de los elementos. Pero la altura puede provocar ansiedad, dificultar el bombeo de sangre a un corazón fatigado y aumentar los dolores artrósicos.

La cercanía del mar suele disminuir el ritmo respiratorio, aumentar el metabolismo y el apetito, así como estimular la inmunidad.

Balnearios de montaña

Las técnicas de hidroterapia que se realizan en los balnearios situados en parajes de montaña producen una serie de efectos característicos. Los baños y duchas con agua fría y calienteestimulan el sistema circulatorio, producen un efecto sedante y analgésico, relajan la musculatura y deshacen las contracturas y, sobre todo, activan los mecanismos de defensa y autocuración.

Las técnicas que implican presión, como los distintos tipos de chorros (jets, masaje subacuático...) favorecen la circulación sanguínea, arterial y venosa. Nadar y la gimnasia acuática desarrollan la musculatura y la movilidad de las articulaciones.

A eso habría que añadir los efectos específicos del tipo de agua mineromedicinal, tanto por vía interna como a través de la piel.

Spa a la orilla del mar

La talasoterapia recurre al agua de mar para sus tratamientos. Además incorpora procedimientos con algas, lodos marinos, sales y el propio clima de la costa.

Se considera que la variedad de oligoelementos y sustancias liberadas por el plancton presentes en el agua de mar estimulan el metabolismo y el sistema inmunitario.

Por otra parte, la densidad del agua de mar permite que los movimientos sean más fáciles de realizar, algo muy interesante para las personas con molestias articulares o debilidad muscular.

El clima marino puede ser de ayuda en casos de hipertensión y nerviosismo

Un balneario que se adapte a la salud y preferencias

Antes de decidirse por un tratamiento conviene informarse bien para elegir un balneario o spa que se ajuste a las necesidades y preferencias personales. Por ejemplo, hay a quien le gusta el contacto físico que implica el masaje y hay a quien no.

En cualquier caso, como lo más importante es la salud, conviene pedir consejo al médico del centro poniéndole al corriente de las afecciones y debilidades personales.

Los días laborables predominan los clientes de edades más avanzadas. Los fines de semana hay muchas parejas jóvenes, pero nunca hay sensación de aglomeración, pues las instalaciones suelen ser espaciosas.

Todo invita al silencio. De hecho los balnearios y spas suelen restringir la entrada de los menores de 15 años y el ambiente dista mucho del que reina en las piscinas públicas o los parques acuáticos.

También suele haber menos hombres que mujeres, que a menudo acuden en pequeños grupos.

Convertir el spa en una experiencia personal

Vale la pena atreverse con las experiencias más estimulantes que retan a superar ciertos temores.

Los terapeutas recomiendan empezar por masajes y técnicas suaves –si bien algunos masajes pueden ser de notable intensidad–.

Una vez recuperada la energía aconsejan activar el cuerpo y la mente. La potencia del chorro de agua en la ducha jet, los cambios radicales de temperatura en la sauna o la ducha escocesa, o el encontrarse con uno mismo en el flotarium facilitan esos efectos.

La alimentación tiene que ser coherente con el programa de salud que se está siguiendo. Por eso los restaurantes sirven platos sanos y pueden satisfacer incluso las necesidades de los clientes con alguna intolerancia o alergia.

Por otra parte, no es aconsejable realizar tratamientos de hidroterapia con el estómago demasiado lleno. Conviene hacer elecciones dietéticas apropiadas e intercalar tiempos de descanso antes y después de los tratamientos.

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