El dolor en los dedos de las manos, los nudillos hinchados y la pérdida de forma de las falanges pueden ser síntomas de artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune que origina una inflamación crónica que acaba destruyendo el cartílago y el hueso articular. Aunque se puede desarrollar a cualquier edad, es más común que comience entre los 40 y 60 años.

Síntomas más comunes

La artritis reumatoide es una patología sistémica que afecta principalmente a las pequeñas articulaciones de las manos –sobre todo muñecas y nudillos–-, pero también a las de los pies y rodillas.

Entre sus síntomas más comunes encontramos dolor, hinchazón, rigidez que empeora por la mañana, hormigueo y acumulación de líquido, así como incapacidad funcional y pérdida de la forma y alineación de la articulación afectada. Aunque es menos frecuente, puede afectar a otros sistemas del cuerpo como el respiratorio y cardiovascular.

Posibles causas: una enfermedad multifactorial

Como en la mayoría de enfermedades autoinmunes, no se sabe qué es lo que desencadena esta artritis en las manos y otras articulaciones, pero sí que es probable que exista un componente genético que –sin ser la causa directa—puede hacer que una persona sea más vulnerable a factores ambientales.

Ciertos virus y bacterias suelen ser un factor desencadenante. Se ha comprobado que quienes padecen artritis reumatoide presentan un índice elevado de anticuerpos frente al virus de Espstein Barr, así como frente a dos tipos de bacterias intestinales: Escherichia coli y Proteus mirabilis.

La enfermedad periodontal es un factor etiológico en el desarrollo de la artritis reumatoide. Diversos estudios, como el publicado en 2018 por la revista Progaleno, apoyan la idea de que la periodontitis y la artritis se relacionan entre sí, pues un estado de inflamación crónica podría ser el vínculo de unión. A su vez, parece ser que algunas moléculas mediadoras de la inflamación como las citocinas, los antígenos, ciertas hormonas e incluso las bacterias periodontales son elementos comunes entre ambas patologías.

Sufrir disbiosis o SIBO es también un factor que propicia la aparición de esta enfermedad. El desequilibrio de la microbiota promueve la pemeabilidad intestinal y el paso de antígenos y bacterias presentes en los alimentos. Esta situación provoca una reacción inmunitaria que puede acabar atacando a las estructuras articulares.

Tratamiento natural

Aparte de abordar los factores que puedan estar influyendo en su aparición, como tratar una posible periodontitis, es importante cuidar el equilibrio de la microbiota, así que no olvides controlar tu función digestiva e intestinal y evitar la proliferación de la flora patógena.

Si es necesario, se puede tomar suplementos que detoxifiquen el colon y repoblar la microbiota con prebióticos y probióticos.

Además, hay otras medidas que podemos tomar:

1. Dieta y artritis reumatoide

Las proteínas de origen animal empeoran la enfermedad y agravan las manifestaciones inflamatorias en las articulaciones, mientras que una dieta vegetariana estricta, rica en frutas y hortalizas crudas, produce una notable mejoría.

Son alimentos especialmente recomendables los arándanos rojos, el apio, los brotes germinados, los espárragos, el pepino, las coles, el cilantro, el ajo, la cebolla, el jengibre, la papaya, la granada y las algas marinas.

Pero se deben evitar las hortalizas de la familia de las solanáceas: tomates, pimientos, patatas, berenjenas... pues su alto contenido en solanina produce reacciones alérgicas e inflamación en las personas que sufren artritis.

Un estudio publicado en 2014 por la revista Nutrición Hospitalaria de la Universidad de A Coruña, constató los efectos terapéuticos de los ácidos grasos poliinsaturados, de los antioxidantes presentes en una dieta rica en frutas y verduras como la mediterránea, así como del uso del aceite de oliva para mitigar el estado inflamatorio crónico y la sintomatología de la artritis reumatoide.

También es importe reducir al máximo la ingesta de alimentos como: azúcar, harinas refinadas, gluten, grasas trans, fritos, lácteos y alimentos ultraprocesados, pues favorecen un perpetuo estado inflamatorio en el organismo.

2. Ejercicios para el dolor articular

Se recomienda hacer ejercicio moderado, puesmoviliza las articulaciones y promueve la eliminación de toxinas, lo que redunda en una mejora de la inflamación.

Sin embargo, conviene evitar los movimientos bruscos o reiterativos (como teclear el ordenador), así como aquellos trabajos que requieran un ejercicio físico intenso y de fuerza van a empeorar los síntomas.

Para mejorar el dolor en las articulaciones de las manos puedes realizar los siguientes ejercicios. Los debes realizar de forma suave, a diario y en periodos cortos:

  • Cierra el puño sin apretar y ábrelo para estirar los dedos completamente. Repite varias veces con cada mano.
  • Flexiona un dedo lenta y cuidadosamente, luego estíralo de nuevo. Repite con todos los dedos.
  • Pon la mano en una superficie plana con los dedos extendidos y eleva lentamente un dedo. Mantenlo en el punto más alto que puedas durante 3 a 5 segundos. Repite con cada dedo.

3. Terapia de frío y calor para las manos

Sumergir las manos durante 5 minutos en agua fría o bien aplicar hielo, ayuda a reducir la hinchazón. El hielo siempre debe cubrirse con un paño protector, para evitar lesionar la piel. A continuación se sumergen durante otros 5 minutos en agua tibia, para ayudar a relajar las articulaciones.

La alternancia de frío y calor estimula la circulación y mitiga el dolor articular.

También se ha comprobado que los tratamientos de parafina alivian y ayudan a reducir la rigidez y el dolor.

4. Crema de capsaicina

Otra opción tópica que funciona es la crema de capsaicina, que se utiliza como crema para el dolor y genera calor.

Se puede comprar ya elaborada o bien hacerla en casa. No es aconsejable utilizarla en la piel abierta o lesionada, y hay que evitar el contacto con los ojos y boca después de utilizarla, ya que puede irritar las mucosas y ocasionar ardor.

Cómo hacer crema de capsaicina: agrega 2 o 3 granitos de pimienta de cayena a dos cucharaditas de aceite de oliva.

5. Suplementos antiinflamatorios

Los siguientes suplementos actúan sobre la inflamación y pueden ser útiles para mitigar algunos de los síntomas de la artritis de manos y otras articulaciones. Conviene siempre consultar con el médico o especialista:

  • Boswelia (Boswelia serrata).Inhibe diferentes moléculas proinflamatorias como la enzima 5-lipoxigenasa, la ciclooxigenasa, el sistema del complemento y el factor de transcripción nuclear Kappa-B (NF-KB), al mismo tiempo que propicia la regeneración del cartílago. Se suele recomendar una dosis de 500 a 1.000 mg diarios.
  • Cúrcuma (Curcuma longa). Neutraliza la acción inflamatoria de las prostaglandinas PG2, las interleucinas y la ciclooxigenasa (COX2). Se la considera una de las plantas más eficaces para tratar los procesos artríticos. Se suele recomendar una dosis de 500 a 1.200 mg diarios.
  • Enzimas digestivas. Ayudan a disgregar los componentes de los alimentos, a eliminar toxinas acumuladas y a evitar la translocación intestinal de complejos proteicos parcialmente digeridos. Ejercen una acción sistémica sobre la inflamación. Hay que tomarlas fuera de las comidas. Se suele recomendar una dosis de 1 comprimido que contenga proteasas, carbohidrasas y lipasas.
  • Hoja de ortiga (Urtica dioica). El extracto hidroetanólico de la ortiga y su principal constituyente fenólico, el ácido cafeilmálico, inhiben moléculas altamente inflamatorias como los leucotrienos, las prostaglandinas y el factor de agregación plaquetaria (PAF). Es muy efectiva para tratar los procesos inflamatorios derivados de alteraciones del sistema inmunitario. Se suele recomendar una dosis de 200 a 400 mg diarios
  • Omega 3. Reducen la producción de mediadores de la inflamación e inhiben la respuesta inflamatoria. Se suele recomendar una dosis de1.000 a 5.000 mg diarios (DHA y EPA combinados).
  • Ozono. Elimina patógenos y favorece la homeostasis del sistema inmunitario. También estimula los propios sistemas enzimáticos de protección del organismo. Bajas concentraciones ejercen importantes efectos terapéuticos. Se suele recomendar una dosis de 5 a 10 mg diarios.
  • MSM (metilsulfonilmetano). Este compuesto derivado del azufre se halla de forma natural –aunque en pequeñas cantidades– en frutas, verduras y legumbres (especialmente la alfalfa, el ajo, las cebollas, el brócoli, los espárragos o las semillas de girasol). Se trata de un remedio muy efectivo contra la mayoría de problemas inflamatorios que involucren a tendones y ligamentos. Se suele recomendar una dosis de1.000 a 2.000 mg diarios.
  • Probióticos. Regeneran la microbiota intestinal, inhiben el crecimiento de bacterias patógenas y regulan la actividad del sistema inmunitario. Se suele recomendar una dosis de 4.000 a 24.000 millones de unidades vivas de lactobacilos y bifidobacterias.
  • Vitamina D3. Desempeña un importante papel en la respuesta del sistema inmunitario al reducir la producción de citocinas proinflamatorias. Se suele recomendar una dosis de 400 a 2.000 UI diarias, pudiendo subir hasta 50.000 (bajo control médico) en patologías autoinmunes graves.

Referencias