En China, la gente cree firmemente que nuestro cuerpo se compone de los cinco elementos que conforman el universo: tierra, metal, agua, madera y fuego. Son elementos de la naturaleza interrelacionados: la Tierra produce el Metal, el Metal depura el Agua, el Agua nutre la Madera, la Madera alimenta el Fuego y el Fuego genera la Tierra.

De ahí surgió una filosofía tan trascendental como el taoísmo, lo que se denomina wu wei (que se puede traducir como "No Hacer"). Esta inacción significa no ir en contra de la naturaleza, respetarla y conservarla, porque "somos" la naturaleza y formamos parte de ella. Por lo tanto, los cambios de tiempo y las estaciones han de ser considerados como hechos cotidianos. De ahí que la medicina China considere que determinadas actitudes cuando llega el frío ayudan a mantener la buena salud.

Qué es el chi ("energía")

Según la tradición china, el chi ("energía") es un estado, un inicio, un elemento capaz de generar y transformar, es el motor y la chispa de todo lo existente. En chino, el aire se llama hong chi, que traducido literalmente es "el chi vacío", "el chi de la inmensidad".

De ahí se derivan todo tipo de estados de energía diferentes.

Narra la leyenda que el universo en su inicio era un mundo de chi turbio y confuso, pero que poco a poco se separaron el chi puro y ligero del chi turbio y pesado.

El ligero ascendió dejando ver el cielo y el turbio se fue posando gradualmente formando la tierra, y entre el cielo puro y la tierra turbia nació el ser humano, alimentado y nutrido por los dos chi.

El ligero es abstracto, invisible e intangible, pero cuando toma forma y se consolida su estado configura todo lo palpable.

El chi es capaz de adoptar diferentes formas y al mismo tiempo se descompone para volver a su estado inicial, uniéndose al universo.

Cómo se transforma el chi o energía en el cuerpo

El concepto del chi (energía) es primordial en la medicina china. Se define como lo que anima la vida, su fuerza motriz. Y más que generarse, se transforma, porque ya existe y solo cambia y adquiere diferentes formas.

Somos pura energía. De hecho, nacemos por la unión de dos energías -el cielo y la tierra- y nos alimentamos, crecemos y transformamos a partir de ellas.

El último aliento que espiramos es el chi que se corta y que se separa de nuestro cuerpo físico para unirse de nuevo al cuerpo sutil del universo.

Tipos de chi

En el cuerpo se encuentran varios tipos de chi: zheng chi ( chi bueno), jing chi (chi puro o esencial), yang chi (chi masculino o activo), yin chi (chi femenino o quieto), wei chi ( chi defensivo), ying chi (chi nutritivo), zhen chi ( chi verdadero), zhong chi (chi central).

Al mismo tiempo, cada órgano dispone de su propio chi. Pero en el fondo, es un solo elemento.

La continuidad de la vida

El chi está en continuo movimiento, siempre se está transformando.

Pondré un ejemplo para que se entienda mejor: La concepción de un feto es la unión de dos energías divinas y puras, el yin y el yang. En su inicio, no tiene sexo sino que es un ser vivo en constante crecimiento y movimiento: así se formó también el universo al principio.

Al nacer, el bebé ha de hacer su primer esfuerzo, que es respirar por su cuenta. Esta primera inhalación de kong chi (aire) es activada por el chi que anima al bebé y, a partir de ahí, el chi inhalado se transforma en chi nutritivo y puro para alimentar el cuerpo y los órganos.

Cuando los órganos crecen y se hacen más fuertes, consiguen obtener mayor y mejor chi. Sucede lo mismo con el bazo y el estómago: el primer sorbo de leche enciende y activa esa chispa de vida.

La mejor protección

La barrera de defensa del cuerpo, la que lo protege frente a toda clase de enfermedades posibles, en medicina china se conoce comowei chi y se considera que lo produce principalmente el pulmón.

Es el primer mecanismo que se activa al nacer, ya con la primera respiración, y el que proporciona la protección más importante y extensa al cuerpo, porque el wei chi cubre la piel en su totalidad y controla todo lo que sale y lo que entra en ella.

Cómo reordenar las energías cuando llega el frío

Las estaciones marcan la pauta para abrir, crecer, depurar y almacenar la energía vital. Podríamos comparar las cuatro estaciones con las 24 horas de un día: el despertar sería la primavera; el mediodía, el verano; el atardecer, el otoño, y la noche, el invierno. Sin la noche de descanso no tendríamos el dulce y energético amanecer ni el día de pleno rendimiento.

El otoño es la época de cosecha y desprendimiento, y la estación del pulmón. En medicina china, este órgano cumple la función de recoger el chi puro del universo para transformarlo en chi nutritivo de modo que se pueda distribuir por el cuerpo en todas las direcciones -hacia abajo, hacia arriba, hacia dentro y hacia afuera.

Después, el pulmón lleva el chi turbio y deshecho hacia fuera del cuerpo devolviéndolo al universo. El pulmón contiene un espíritu denominado po, un tipo de "alma" que muere cuando una persona deja de existir.

Este po manifiesta su buen estado cuando estamos llenos de energía vital, sobre todo de pulmón. Los chinos describen una persona energética, rebosante de vitalidad, con un tono de voz armonizado y resonante, la cara sonrosada e iluminada, el pecho abierto y fuerte: ésa es una persona con buen po chi.

Dicho esto, el otoño es un tiempo de reordenamiento, algo que no se puede hacer en verano, con la energía en pleno apogeo. Es el momento de cosechar el generoso y abundante chi de verano y de, al mismo tiempo, desprenderse de las energías viejas y usadas, para acumular en el almacén -el riñón- lo más puro y selecto con vistas al invierno.

El invierno es una estación de letargo, de descanso, de gastar poco. Es cuando las semillas se preparan para brotar al año siguiente. Es el tiempo del riñón, el órgano que almacena el chi celeste-hereditario, que es el que nos traspasan nuestros padres y del que disponemos de una cantidad limitada que difícilmente se puede reponer.

Podemos considerar el chi de riñón como el capital, el pan que trae cada niño bajo el brazo al nacer. Eso significa que el chi de riñón no se puedremodificar pero sí el chi terrestre, el obtenido después del nacimiento.

Los chinos dicen que el secreto para ser feliz es saber apreciar lo que se tiene y estar agradecido. La vitalidad es sentirse bien por lo que se es.

Qué órganos cuidar cuando hace frío

Hay dos fuentes de chi terrestre: el pulmón y el bazo/estómago. Son los órganos que se encargan respectivamente de conseguir la energía a partir de la respiración y la alimentación, para después nutrir todo el cuerpo: los órganos y tejidos, los canales y sistemas, y sobre todo el riñón.

Por lo tanto, cuidar el pulmón y el bazo es, ante todo, cuidar la fuente de vitalidad, el "generador de chispa". El invierno aquieta la energía pero constituye la raíz de la que rebrotarán las flores en primavera, como el árbol que pierde el esplendor del verano y sus hojas.

Es una raíz que no se ve pero que debe ser protegida. El espíritu del riñón es el zhi (traducido como "la voluntad" y "la perseverancia").

Los chinos dicen de una persona que tiene zhi chi cuando tiene voluntad y determinación. ¿Será por eso que cada invierno nos fijamos una meta nueva que conseguir?

Cómo recibir el frío cuando no gozamos de buena salud

El universo es un sutil equilibrio de yin y yang, sol y luna, frío y calor, blanco y negro, verano e invierno, hombre y mujer. Son conceptos que no pueden existir el uno sin el. otro, son únicamente formas de manifestarse y no un estado permanente, son dos caras de la misma moneda.

No existe nada que se pueda mantener inmóvil para siempre, todo se mueve y todo cambia de estado hasta la mínima célula. Y el estado del bien y del mal no existe, únicamente el sentimiento con el que vivimos y la forma en que lo interpretamos.

Pero, ¿qué es la vitalidad? Es sentir positivamente, una actitud tanto de cuerpo como de mente y no una disposición permanente de fuerza y energía.

Porque para tener vitalidad no es absolutamente necesario gozar de buena salud. El cuerpo es el vehículo en el que la mente viaja y la mente es el motor que hace funcionar al cuerpo, que no se mueve sin este estímulo de la mente, de la misma forma que la mente no puede tomar forma sin la presencia de un cuerpo físico.

La mente es el chi sutil, mientras que el cuerpo representa el chi formado, manifestado. Para tener vitalidad lo único imprescindible es una cosa: equilibrio.

Los chinos dicen que el secreto para ser feliz es saber apreciar lo que uno tiene y estar agradecido por ello: valorar lo que se tiene, no desear permanentemente lo que no se tiene, relativizar las cosas, sentirse agradecido por vivir... todo esto produce bienestar, felicidad y tranquilidad.

La vitalidad no es más que eso: sentirse bien por lo que se es. Pero, ¿qué hay que hacer cuando no nos encontramos bien por enfermedades o problemas? ¿Y cómo podemos conseguir el bienestar y mantenerlo?

La enfermedad refleja un conflicto personal hacia el mundo que rodea al enfermo, un desequilibrio que no se ha sabido corregir a tiempo ni en la medida adecuada. El catarro es un buen ejemplo: baja la temperatura y se resfrían aquellas personas que no han sabido recibir el frío correctamente y no han llegado a tiempo para poner las barreras de defensa que lo deberían haber impedido.

Vivimos en un mundo maravilloso. Tan maravilloso que brotan frutas en el aire y el tamaño de los melones es tres veces mayor que antes, se cosecha el arroz durante todo el año, podemos esquiar a 35 grados bajo cero y nos duchamos todos los días del año ¡y hasta dos veces al día si uno quiere!

Ya no se mira al cielo para sembrar ni se mide el grosor de la tierra. La hemos transformado a nuestro gusto y necesidad, no se deja el espacio para los árboles, no nos importan la forma de las montañas ni el curso de los ríos. El océano es el inmenso contenedor de basura donde cabe todo.

Cortamos, tapamos, cavamos, trasladamos, construimos, quemamos, secamos, contaminamos, estamos ahogando el planeta que nos sostiene y nos alimenta. Si muere él, morimos todos.

El chi fundamental en épocas de frío

El riñón rige un chi que se denomina el zhen chi ("chi verdadero") . Es el fundamental, todos los órganos reciben el suministro de esta energía renal.

El invierno es la época del frío y el agua, que son características del riñón, lo que potencia su energía. Durante el invierno, deberíamos ahorrar el chi del riñón.

Es la época de descanso e inmovilidad, aunque eso no quiere decir que no haya que moverse ni que se haya de dejar de hacer lo que se deba hacer, sino que conviene hacer lo que menos desgaste produce e interiorizar más la energía.

Los ejercicios basados en la respiración como el yoga, la meditación, el taichi, el chikung o cantar son actividades beneficiosas tanto para el pulmón como para el riñón, siempre que no excedan un límite.

También resulta recomendable hacer gimnasia o bailar moviendo las cuatro extremidades, ensanchar la caja torácica, correr rítmicamente o andar a paso ligero, hacer excursiones por la montaña, pasear por la orilla del mar o estar cerca de la naturaleza, entre flores y minerales...

Todos los ejercicios han de cumplir unos requisitos básicos: es importante sentirse aligerado después de practicarlos, que no provoquen un exceso de sudoración o acaloramiento, y que no produzcan sensación de ahogo, jadeos ni dolor de pecho mientras se practican ni después de hacerlos.

No hay normas ni formas estrictas en la práctica de los ejercicios, cada uno tiene que encontrar su propio camino hacia el bienestar. Además, es importante no solo hacer ejercicio sino mantener el hábito: la perseverancia es lo que cuenta, ya que se trata de un compromiso con uno mismo para salvaguardar la salud y el bienestar.

La dieta de la vitalidad contra el frío

Otro factor muy importante que hay que tener en cuenta es la alimentación. La comida es un elemento fundamental para gozar de vitalidad no solo física sino también psíquica y mental.

Comer no es dar rienda suelta a la gula sino un arte, una filosofía, y el mejor aliado para potenciar y mantener la salud. El secreto está en seguir el cambio natural tanto del entorno como de la persona y tomar lo que ofrece la tierra en cada momento.

Durante las épocas frías, se aconseja complementar la dieta con el elemento del fuego. Los sabores picantes y calientes tonifican y activan el chi de pulmón, consiguen que se abra como un paraguas. Entonces es cuando mejor funciona.

El sabor relacionado con el riñón es el salado. Tiempo atrás, en invierno se comía lo que se podía: verduras secas o maceradas, carne y pescado secos o ahumados, huevos salados, frutos secos o confitados. Con ocasión de alguna celebración se sacrificaba un animal y se podía disfrutar de carne fresca. La tierra gélida ya no ofrecía alimentos, lo que se consumía era todo lo que se había podido almacenar tras la cosecha de otoño.

En esta época, el cuerpo baja la intensidad de movimiento del chi, se repliega hacia adentro ralentizando y economizando el desgaste de energía. Se necesitan alimentos ricos en proteínas y en grasas, que el cuerpo almacena para poder suministrar luego durante todo el año.

En China los conocimientos sobre las combinaciones de los alimentos y sus beneficios son muy populares.

Casi todo el mundo sabe que las judías mungo ("soja verde") son más frías que las rojas y que se deben tomar en verano y no en la estación fría. Las mujeres, durante la menstruación, evitan los alimentos fríos y crudos para no interrumpir el flujo de la sangre y la energía.

Después, se suelen preparar caldos tonificantes con dong quai (Angelica sinensis)para reponerse.

El ginseng, por otra parte, es una raíz utilizada como un estimulante natural muy efectivo para todo tipo de males. Se considera el tónico por excelencia, de naturaleza muy yang, muy caliente. Por lo tanto, no es aconsejable para personas con insuficiencia de yin, falso yang o bloqueo del chi.

Hay dos grandes tipos de ginseng: el asiático (chino y coreano) y el americano. El primero es caliente y el segundo, neutro, aunque los principios terapéuticos son idénticos.

Para tomar ginseng como preventivo se aconseja cortarlo en láminas muy finas y chuparlas como si fueran caramelos, hasta que se deshagan. Se recomiendan tres gramos al día desde la entrada del otoño hasta finales del invierno.

Cinco masajes sencillos para ganar vitalidad

La vitalidad es vivir, estar y sentirse vivo y plenamente dedicado a la vida. Y la vida no es más que una sucesión de momentos, un presente continuo, con alegrías y tristezas. No es malo estar triste, lo malo es no saber enfrentarnos a lo que nos entristece y huir de ello.

Debemos darnos cuenta de lo privilegiados que somos y estar agradecidos, simplificar lo complicado, endulzar lo amargo, sonreír ante la dificultad y abrirnos, tener valor y voluntad de probar lo nuevo y diferente, ser humilde ante uno mismo, tener mucha curiosidad y nada de memoria.

Si supiéramos que hoy es el último día de nuestra vida, nos dedicaríamos solo a lo que importa de verdad y lo haríamos con toda la intensidad de la que somos capaces. Esa intensidad, esa chispa y esa plenitud son la vitalidad.

El masaje es una herramienta excelente para cuidar y armonizar la energía. Practicado en determinadas zonas del cuerpo, aunque sea por uno mismo, resulta especialmente efectivo y permite disfrutar de mayor vitalidad.

  • Pies calientes. Dicen los chinos que el árbol envejece desde la raíz y el hombre lo hace desde los pies. Se pueden sumergir en un barreño con agua bien caliente con alguna planta aromática o terapéutica y mantenerlos así entre diez y veinte minutos. Al secarlos, se les da un masaje estimulante en la planta, incluso con pequeños golpecitos. Se aconseja hacerlo antes de ir a dormir.
  • La cara es la flor de ese árbol que intentamos cuidar. Depende de la raíz, el tronco y las ramas, y además necesita el sol, la tierra, el agua y el aire para florecer. Es el espejo donde se refleja el estado de la energía. Para mejorar la circulación de la cara, se fricciona con las manos calientes como lavándola durante un par de minutos. También se puede peinar el cabello con los dedos en forma de garra, desde la frente hasta la nuca, pasando por la sien: el masaje despeja lamente y atrae la sangre del cuerpo hacia la cabeza.
  • Abdomen. Un suave masaje en el abdomen y a los lados de las costillas después de comer favorece la digestión y la absorción de los alimentos.
  • La parte lumbar se ha de mantener abrigada y hay que moverla de vez en cuando. Se puede friccionar suavemente con las manos calientes.
  • En las orejas. Otro masaje muy beneficioso y fácil de practicar es el de orejas. Se considera que son los orificios externos del riñón y que en ellas se localizan todos los órganos y sistemas del cuerpo, corno muestran los mapas de auriculoterapia. Se masajean con los dedos estimulando los rincones y después se pellizca el cuerpo de la oreja hasta que enrojezca y se sienta el calor, pero sin provocar una inflamación ni rozaduras. Hay que practicarlo al menos dos veces al día para obtener resultados.