Tener una mente afilada como una flecha que apunta a un solo objetivo aporta seguridad, fuerza y estabilidad. Una mente acelerada, dispersa y desbordada de objetivos puede llegar a colapsarse como un ordenador incapaz de procesar las tareas que se le piden. En una sociedad que considera la multitarea una habilidad admirable, nos acostumbramos a realizar varias cosas a la vez, mientras pensamos en lo siguiente que queremos hacer.
A ello se suma la continua sensación de que no llegamos a todo. La entrega absoluta a una actividad ayuda a disfrutar en el proceso y, por lo tanto, a relajarse. Es como si nos despertáramos a la actividad, y esta adquiriera cierto espíritu. Por muchas responsabilidades que tengamos, en algún momento nos conviene dejar de correr y elegir una sola tarea en la que enfocar la atención momento a momento.
Focaliza en 3 pasos
Te será útil hacerte con una japa mala (también llamado mala) una sarta de 108 cuentas que ayuda a concentrarse.
1. Elige en qué centrarte
Puede ser la respiración o bien repetir un mantra, afirmación o palabra (como paz, calma o foco).
2. Cómo practicar
Siéntate cómodamente sobre el suelo o silla, con la columna erguida. Sostén el mala entre el pulgar y el dedo anular derechos y empieza a desplazarla; con cada cuenta pronuncia el mantra escogido o cuenta un ciclo respiratorio.
Practica hasta terminar el ciclo de un mala entero o como mínimo unos 8 minutos diarios.
3. Obsérvate
Fíjate en cómo se transforman la respiración, su volumen y profundidad, y el volumen y contenido de tus pensamientos, cuando te concentras en quietud en un solo objetivo. Surge una sensación de gozo, equilibrio y salud.