Maestro espiritual y fundador y director de la Rishikesh School of Yoga en el Himalaya. Hijo y nieto de yoguis, vivió una experiencia mística cuando tenía ocho años que le impulsó a estudiar con diferentes maestros desde esa temprana edad.

Swami Umesh se despidió de su vida mundana y entró en el Ashram de Maharishi Mahesh Yogic. En el 2000 empezó a recorrer la India con un mensaje de paz y meditación. En 2006 llevó a Europa su mensaje,y en 2008, a Estados Unidos. Hoy da cursos por todo el mundo.

“Es el momento para cambiar y hacer algo grande.”

Imaginaba que un gurú tendría un aire misterioso e introspectivo, pero Swami Umesh es lo contrario. Abierto, risueño, su manera de ser recuerda a la de un niño que no para de jugar y bromear. “Hay que conectar con la alegría y la belleza de la vida”, dice, y él enseña a hacerlo a través del yoga y la meditación.

En su vida, dice usted, sigue un orden natural. ¿Cómo es?

—Me levanto antes del amanecer, a las cinco de la mañana, me ducho y rezo entre una o dos horas. Luego realizo ejercicios físicos de yoga y tomo un desayuno vegano.

Con la puesta de sol, medito otra vez. Por la mañana, doy las gracias por lo que voy a recibir durante el día, y por la noche, por lo recibido.

¿Ser vegano es parte de ese orden natural que defiende?

—Sí, soy vegano porque es lo más natural. Cuando vas a comprar una fruta o una verdura, puedes ver su color, medir su frescura. Sin embargo, a simple vista no puedes evaluar la salud de la carne que comes. Además, cuando comes un animal muerto todas sus células han recibido ya la orden de descomponerse, y esta información, junto con las bacterias de descomposición, entran en tu cuerpo con la carne que ingieres…

Y con la violencia que supone…

— ¿Cómo podemos ser pacíficos si nuestra comida es el resultado de un asesinato? Se dice que la humanidad durante años se alimentó de lo que cazaba, pero no estábamos allí para comprobar que fuera realmente así.

Además, estoy convencido de que tanto a la industria farmacéutica como a los políticos les interesa mantenernos enfermos y ocupados. Aunque no lo admitan, solo con plantas y remedios naturales podríamos curarnos.

Nuestra naturaleza primigenia no es matar, sino la paz y el amor.

El yoga es una parte fundamental de su programa de retorno a la paz.

—Mucha gente contempla el yoga como un simple ejercicio. Y así se presenta generalmente en Occidente, lo que crea enormes malentendidos. ¡De hecho hay clases de yoga que se hacen a 40 grados de temperatura!

Para mí el yoga es el camino hacia el equilibrio. Otros textos antiguos aseguran que el yoga alegra la mente, pero es una afirmación que a mí no me parece adecuada.

¿Por qué no es adecuada?

—Para mí el yoga te lleva del estrés a la paz, de la raíz del problema hasta la solución, de estar lejos de ti mismo a la unión completa con tu propio ser, de una vida sin consciencia a una vida consciente.

"El yoga te lleva del estrés a la paz, de estar lejos de ti mismo a la unión con tu ser”

En su programa dice que es importante vivir con consciencia…

—Es importante porque nuestra consciencia es perfecta y divina. Cuando tu mente está en un estado de consciencia emerge tu verdadero ser. Eso es el yoga para mí, y no hace falta desplazarse hasta el Himalaya a pasar frío para conseguirlo...

De hecho, cada vez hay más gente atraída por el yoga.

—Hay una necesidad creciente –y de ahí el crecimiento de la industria del yoga– de conectar con uno mismo. Hay una demanda y hay un despertar. Por lo menos, un número importante de personas se ha dado cuenta de lo que necesita e intenta conseguirlo de una manera u otra.

El siguiente paso sería ofrecerles la auténtica manera de llegar a ello implementando un método sistemático a través de instituciones y escuelas, para que los cambios en marcha sean más reales.

¿Qué consejos nos puede dar mientras no tengamos esa educación sistemática por la que aboga?

—Primero, ser conscientes de lo que comemos. Uno es lo que come. Después, dedicar veinte minutos por la mañana y veinte por la noche a practicar la meditación. Sus beneficios han sido estudiados científicamente.

Se pueden practicar también distintos ejercicios, como el saludo al sol, el saludo a la luna u otras series de asanas sencillas que nos ayudan a adentrarnos en la meditación.

Pero este método para la educación sistemática de la paz va a llegar. De hecho ya los tiempos han ido cambiando. Antes, cuando alguien meditaba o hacía yoga, muchos pensaban que estaba loco. Ahora, en cambio, te consideran inteligente. Es un signo de estatus.

Mi consejo es que la gente se anime para hacer cada día más grande este movimiento y no llegar el último.

Muchos de sus talleres son también de mantras. ¿Por qué?

—Si miras la tradición cristiana, la judía, la musulmana o la budista, todas las tradiciones tienen canciones.

No se trata de religión, se trata de que el sonido es algo muy simple, dinámico y efectivo para mejorar la salud. Se despierta la felicidad, se nutre tu cuerpo y tu mente al soltar tensiones a través del sonido y los mantras.

Incluso se han hecho algunos estudios que muestran que cantar en grupo ayuda a sanar los traumas.

Asegura que se ha creado todo una industria alrededor del yoga…

—Sí, y también la meditación es una de las empresas más potentes.

El problema es que no se enmarque en un sistema de educación. Debe existir un método o un programa para educar a la gente. Igual que la gente aprende informática porque es útil para vivir, también debería tener como asignatura obligatoria el yoga, o la educación para la paz, y así sabríamos cómo vivir todos en paz con nosotros mismos y con los demás.

La paz es uno de los grandes ejes de su programa.

—Por eso presento mi programa de educación por la paz a los dirigentes de los países que visito. Está basado en estudios científicos y ya ha sido aceptado por la Naciones Unidas y por distintos países.

¿Qué estudios avalan su programa?

—Se ha probado cada parte del programa, compuesto de buenos hábitos alimenticios, ejercicios de yoga y trabajos emocionales.

En concreto, la meditación cuenta con gran número de estudios que demuestran que mejora la salud.

"Yo mismo soy un ejemplo de los beneficios del yoga, y mi abuelo, que vivió hasta los 108 años y nunca estuvo enfermo, también."

El científico neerlandés Tony Neither ha estudiado cómo la meditación modifica nuestra fisiología. En la India, he participado en una investigación que medía las ondas cerebrales y cómo estas se modificaban con la meditación, pasando de beta a alfa.

¿Hay experiencias sociales?

—Hemos probado nuestro programa, por ejemplo, con presos y policías. Algunos presos eran muy peligrosos y violentos, y hemos visto grandes cambios en ellos gracias al programa.

En Bélgica se ha introducido en varias escuelas. Y también en la India, donde se han visto sus enormes beneficios en los estudiantes. Un ejemplo es mi hija, que siempre estudia sola y está entre los diez mejores de la clase porque gracias a su práctica tiene una gran inteligencia creativa.

“Este es el único momento que tenemos. Es el momento para cambiar y hacer algo grande.”

— ¿Diría que la humanidad está en un buen momento para abrirse a la paz?

—Sí, porque es el único momento que tenemos. Lo que ha pasado, pasó, este es el momento para cambiar y hacer algo grande. Por eso es el momento correcto.

Creemos que estamos separados de la naturaleza, pero no es así. En tu vaso tienes agua y esta agua la puedes separar del vaso, pero no la puedes separar de la naturaleza. Siempre será naturaleza. De la misma forma, pensamos que estamos separados de la naturaleza y creamos muros entre ella y nosotros, pero somos una misma cosa.