Las personas católicas se refieren a menudo a la "gracia" como a un favor que Dios concede al ser humano para guiarle en el camino de la salvación.
Pero se podría considerar que cada aspecto de la vida constituye, en realidad, un regalo que nos puede conducir hacia nuestra salvación.
Podemos elegir una práctica que nos lleve a ver y a sentir la gracia divina en cada momento y en cada objeto. Una de las maneras más directas de hacerlo es dar las gracias.
Dar las gracias por el aire y el sol, por la respiración y el amor que florecen en cada momento de nuestra vida.
La gratitud es el camino más corto y rápido de vivir la gracia. Muchos místicos confirman que vivir en gratitud es el mejor regalo y bendición que nos podemos dar.
Al agradecer y apreciar tanto los placeres de la vida como los retos se está viendo más allá de la dualidad y disfrutando del baile de la luz y las sombras. Vale la pena agradecer cada sombra, porque es la evidencia de que también hay luz.
Natarajasana, siente tu fuerza y tu fragilidad
La postura de la danza es un delicado juego que te permite explorar tu fuerza y tu fragilidad al mismo tiempo. ¡Dales las gracias!
1. Eleva la pierna
Con la pierna izquierda firme sobre la tierra, agárrate el pie derecho por el empeine y eleva la pierna hasta donde te sientas cómodo y en equilibrio.
Estira la columna y mantenla bien larga.
2. Despliégate
Poco a poco, iniciando la flexión en la cadera izquierda, inclina el tronco ligeramente hacia delante.
Extiende el brazo izquierdo hacia arriba y al frente y junta el dedo pulgar con el dedo índice en un mudra.
3. Agradece el juego
Recuerda dar las gracias llegues a donde llegues en la postura, y también si pierdes el equilibrio.
Sonríe y disfruta del regalo de poder jugar con la postura.