No es casual que aparezca el dolor cervical cuando estamos estresados o preocupados. El estrés, la rigidez, la falta de confianza acaban cargando las vértebras y se expresan en forma de dolor. Podemos aliviarlo realizando estos estiramientos y mejorando nuestra postura, pero necesitamos dar un paso más.
¿Por qué me duelen las cervicales? La emoción tras cada vértebra
Averiguar de qué vértebra proviene las molestias nos dará la información para solucionar el malestar. ¿Qué significa el dolor según su ubicación?
- La 1ª vértebra cervical sirve de soporte a la cabeza. Si me preocupo demasiado ante un problema, mi cabeza irá pesando cada vez más hasta doler. Así que tendré que aprender a confiar y mantener la calma.
- El dolor en la 2ª vértebra está relacionado con la ausencia de expresión emocional. Si encierro mis frustraciones en mi interior, aprender a conectar con las emociones puede ser la solución.
- La 3ª vértebra suele fallar cuando siento que no puedo contar con nadie. Será necesario recuperar la confianza en los demás y establecer vínculos nutritivos.
- Las vértebras 4ª, 5ª, 6ª y 7ª duelen cuando escucho algo que me indigna y no lo expreso. Entonces surge la agresividad. Puedo comunicar mi ira mediante la escritura, la música, la pintura...
Ejercicios sencillos para cuidar tus cervicales
Proporcionar calor local y realizar esta serie de ejercicios una vez al día (sin forzar, si se siente dolor; hay que detenerse) será de ayuda. Respirar correctamente también, porque una mejor movilidad del diafragma beneficia al sistema nervioso relajando hombros y cuello.
1 Rotación cervical de la columna
- De pie, con los pies separados en el ancho de las caderas y paralelos entre ellos, coloca la espalda erguida con los hombros relajados y agarra por detrás de tu espada el codo del lado del que giras la cabeza con la mano contraria.
- Realiza el gesto de querer mirar lo que hay detrás de ti. Gira la cabeza hasta que sientas que se está produciendo el estiramiento pero sin dolores agudos ni punzantes.
- Repite lo mismo hacia el otro lado, intercambiando la posición de las manos.
Sincroniza la respiración con el movimiento. Cada vez que inhales gira hacia uno de los lados, y con la exhalación vuelve al centro. Deja que la respiración se produzca de manera profunda pero natural, sin exagerarla.
2 Estiramiento lateral de cuello
- Sentada en el borde de una silla con la espalda erguida, los hombros relajados y los pies paralelos entre ellos. Pon una mano sobre el muslo y la otra sobre la cabeza de manera que el dedo medio se sitúe justo por encima de la oreja del lado opuesto.
- Realiza una inclinación lateral de cabeza sin inclinar el tronco, como queriendo tocar el hombro con la oreja.
- Repite hacia el otro lado y con la otra mano. Mantén el estiramiento durante 5 respiraciones nasales, lentas y profundas, pero sin exagerarlas.
No tires con la mano, no ejerzas fuerza extra para inclinar la cabeza.
3 Estiramiento oblicuo de cuello
- Sentada en el borde de una silla, coloca la espalda erguida con los hombros relajados. Las piernas están separadas en el ancho de las caderas y los pies paralelos entre ellos. Coloca una mano sobre el muslo y la otra sobre la cabeza, de manera que la palma de la mano cubra la zona de la coronilla.
- Realiza una rotación y flexión cervical acercando el mentón al hombro de la mano que está sobre la cabeza. El movimiento es como si quisiéramos llevar la vista hacia la cadera. Mantén el estiramiento durante 5 respiraciones nasales, lentas y profundas.
- Repite cambiando de mano y de lado.
Combina un movimiento de flexión y rotación, como si quisieras mirar tu cadera.
4 Estiramiento de la columna vertebral
- Sentada en el borde de una silla, coloca la espalda erguida y los pies paralelos entre ellos. Entrelaza los dedos por encima de la nuca y acerca los codos todo lo que puedas entre ellos.
- Acerca el mentón hacia el pecho, manteniendo la espalda recta en todo momento.
- Tira levemente de los hombros hacia atrás durante 5 respiraciones nasales, lentas, profundas y naturales.
No debes realizar más fuerza que la ejercida por el mismo peso de los brazos.
5 Ejercicios isométricos
- Sentada en el borde de una silla, coloca la espalda erguida con los hombros relajados y los pies paralelos entre ellos.
- Coloca la palma de la mano sobre la sien de su mismo lado. La cabeza realiza una fuerza opuesta a la de la mano. Se trata de contraer los músculos sin mover las articulaciones.
- Realiza el ejercicio hacia ambos lados, cambiando las manos, durante 5 respiraciones nasales, lentas y profundas en cada una de las posiciones.
Este ejercicio también puede realizarse colocando la mano en la frente o en la nuca.
6 Estiramiento de espalda
- Siéntate en el suelo con el sacro bien pegado a la pared. Junta las plantas de los pies, abrázalos con las manos y deja que las rodillas caigan hacia los lados.
- Flexiona el tronco hacia delante llevando la frente hacia los pies, dejando hombros y cuello relajados. Mantén la postura durante 5 respiraciones nasales.
7 Apertura de la garganta
- Túmbate boca arriba con las rodillas flexionadas y las plantas de los pies apoyadas en el suelo. Coloca varios cojines debajo de la espalda, en línea con los hombros.
- Deja caer la cabeza hacia atrás para que descanse sobre la coronilla. Mantén la postura durante 5 respiraciones nasales y lentas.
Utiliza cojines de unos 10 cm de grosor, pero ajústalos según tus necesidades. Evita las sensaciones punzantes.
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