El estrés dispara el riesgo de patologías cardiacas, la depresión, la diabetes… y otros trastornos agudos. Lo han venido afirmando decenas de expertos durante años. La verdad es que con una presentación así… casi deberían prohibirlo por ley.
Aun entendido y asimilado que el estrés es una señal fisiológica del todo necesaria que pretende ponernos en alerta, una vez disparada, si se mantiene a lo largo del tiempo, sube la adrenalina, contrae las arterias, aumenta la presión arterial y desestabiliza emocionalmente. Sin embargo, en la propia definición del término está la solución al “problema”.
Tenemos que ser capaces de saber interpretar en positivo las situaciones estresantes, viéndolas como una oportunidad en lugar de como una amenaza.
Siendo una respuesta a un estímulo, es lógico que cada individuo responda de una forma propia y particular, a medida de sus capacidades. Si agrupamos todas las respuestas posibles, las analizamos, clasificamos y distribuimos en “grupos”, obtendremos unos cuantos patrones de respuestas que se repiten.
La simplificación y el traslado a un sistema binario concluirá que hay dos posibles respuestas mayoritarias: vivir el estrés en negativo o positivizarlo, integrándolo en el comportamiento normal y diario. Es como aprender a usarlo, para que nos ayude a afrontar las situaciones, una herramienta que nos hace más fuertes.
5 formas en que el estrés puede ayudarte
Pone en marcha tus defensas
Existen evidencias para afirmar que soportar una situación estresante durante unos 15 minutos moviliza células responsables de la respuesta inmunitaria, lanzándolas al torrente sanguíneo como preparación a un eventual “ataque” o “alerta” por si fuera necesario “pasar a la acción”.
Firdaus Dhabhar, profesor de Psiquiatría en la escuela de Medicina Miller, de la Universidad de Miami, lo ha investigado: “La respuesta inmunitaria para enfrentarse a una infección, incluso a un simple resfriado, se dispara ante una situación puntual de estrés”.
Oxitocina para paliar el estrés
Fijémonos en otra situación. En una interacción social que nos incomode, la pituitaria libera oxitocina. Sí, oxitocina, nuestra “mejor hormona”, la de la empatía y del amor, que a priori contribuye a “soldar” y tender puentes en la relación interpersonal, se dispara también en una situación incómoda. Es así.
¿Es una paradoja? Bueno, es en realidad una reacción para contrarrestar el mal momento que estamos pasando. Pero no solo eso, en el momento peor del pico de estrés, va a dispararse la necesidad de pedir ayuda a los demás humanos de nuestro alrededor.
Steven Southwick, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Yale, indica algunas respuestas que estratégicamente podemos poner en marcha ante una situación de estrés:
- Tejer una red social compuesta de amigos y familia que nos proteja en los momentos de adversidad. De este modo, podemos incluso salir más reforzados, desde luego mucho más que enfrentándonos al problema de forma individual.
- La resiliencia ayuda a afrontar los retos de la vida, a hacer frente al estrés, consiguiendo superar las dificultades.
Ayuda a superar situaciones traumáticas
Incluso el malvado cortisol –la hormona mala de la película–, que se libera en una situación de estrés de larga duración, puede tener su lado bueno.
Así, por ejemplo, el cortisol ayuda a revertir el deseo y la superación de situaciones de post-estrés, tras la superación de situaciones de gran estrés, como después de un accidente de tráfico grave, tal como se ha descrito en personas sometidas a este tipo de vivencias traumáticas.
Como explica la psicóloga Kelly McGonigal: “No pensamos que el mismo estrés pueda sernos beneficioso, pero en muchas situaciones se convierte en nuestro mejor aliado para superar retos y dificultades”.
En una charla de TEDGlobal 2013, McGonigal presentó una nueva mirada hacia los efectos del estrés, la de verlo como un fenómeno positivo. Cuando el estrés se aprecia como una herramienta que permite afrontar cualquier situación difícil, cualquier amenaza, no se aprecian los efectos perjudiciales en la salud pero sí cuando se vive como negativo. El cuerpo reacciona de forma distinta. Además, las posibilidades de abordar la situación y de obtener resultados más exitosos aumentan.
Permite afrontar el pánico
Ante una situación que nos crea pánico, como hablar en público, la respuesta típica pasa por aumentar la frecuencia cardiaca y una importante constricción de los vasos sanguíneos.
Si la persona es capaz de abordarlo en positivo, viendo la situación como una oportunidad de comunicación sincera con un público interesado, nada hostil, su discurso se tornará poderoso, a la vez que sus vasos sanguíneos se relajarán y el corazón recuperará su ritmo, como lo que se experimenta en una situación de alegría o placer.
Trata al estrés de tú a tú. Tu sensación de presión se aliviará. Será como si se borrase de tu cerebro, que se reseteará, y todo quedará bajo control.
Lo que no te mata te hace más fuerte
Ian Roberston, neurocientífico y psicólogo clínico, profesor de Psicología en la universidad irlandesa Trinity College, recoge la máxima de Nietzsche para explicar en sus libros cómo hacer frente a diferentes factores de presión.
En The stress test. How pressure can make you stronger and sharper (2016) recoge las investigaciones de los últimos treinta años y demuestra que los niveles moderados de estrés son beneficiosos para nuestro cerebro y nuestro cuerpo si sabemos reconocer y aprovechar su parte positiva. Nos da algunas recomendaciones prácticas:
- Adoptar una pose de poder como cruzar los brazos dispara la testosterona y la dopamina, que ayudan a las personas a sentirse con el control de la situación.
- Respirar, en momentos de angustia, con ciclos de inspiración y espiración de cinco o seis segundos, devuelve al cerebro su capacidad de pensar en positivo.
- Irse a dormir pensando en situaciones positivas del día genera más pensamientos positivos.
- Ponerse pequeños objetivos que, al ser alcanzados, nos permitirán llegar a metas mayores.
- Pensar en la ansiedad como algo divertido: sentirse entusiasmado es parecido al estrés. Al estar excitado con la situación, es más fácil que el cerebro se ajuste al tema en lugar de evitarlo.
Un modelo de tres pasos para responder mejor ante el estrés
Alia Crum, psicóloga clínica, y profesora de Psicología en la Universidad de Stanford, California, basa su modelo de respuesta al estrés para cambiarlo en positivo en la secuencia de tres estadios mentales:
1. Reconócelo
Hazte una lista de reacciones improductivas que haces cuando sientes presión, como procrastinar o asaltar la nevera. Cuando tengas esta lista, ponla en un corcho en la pared o pégala a la puerta de la nevera con un imán.
La siguiente vez que sientas el agobio, la angustia, el estrés, lee la lista. Te ayudará a reconocer la situación y a reaccionar adecuadamente. En este punto puedes llamar al estrés lo que realmente es: ESTRÉS.
Trátale de tú a tú. Tu sensación de presión se aliviará. Será como si se borrase de tu cerebro. En realidad es así. Los centros de control de tu cerebro en el córtex prefrontral que manejan el temor / miedo / pavor / inquietud se resetearán y todo quedará bajo control.
2. Acógelo
Las investigaciones realizadas muestran que evitar el estrés puede incrementar la ansiedad y la preocupación, en vez de contribuir a aumentar el control de la situación precisamente estresante. No hay que evitar el estrés sino acogerlo dándole la bienvenida.
En rigor, el estrés puede ayudar a identificar el valor y el ingrediente realmente causante del elemento estresante. Cuando ocurra esto, “será fácil aceptar el estrés como algo conectado a lo positivo”, explica la psicóloga Cum.
3. Úsalo
Piensa si tu respuesta ante el estrés realmente te ayuda a alcanzar tus objetivos o los entorpece. “Enfocando adecuadamente tu comprensión del motivo que te causa estrés, puedes transmitir toda tu energía para tratar de alcanzar tus objetivos”, dice Cum.
Con este método de reconocer las causas, acogerlo y usarlo, podrás redirigir la respuesta con una aproximación más favorable: los hechos no van a cambiar solo por nuestra actitud, pero sí el impacto que tienen en ti.