El funcionamiento del cuerpo humano depende en parte de la anatomía de sus órganos y sistemas, y en parte de las conexiones bioquímicas, hormonales y nerviosas entre ellos.

Y dentro de todas estas funciones hay muchos fenómenos que se repiten, periódicamente y con ritmo constante, como el sangrado vaginal en las mujeres. La cronobiología estudia estos ritmos.

Todos los seres vivos están sometidos a una cronobiología, que hoy ya se ha constituido en una nueva disciplina de estudio al lado de la anatomía y la histología.

La cronobiología nos ha permitido determinar tres tipos de ritmos en el cuerpo humano:

  • Los circadianos, que duran aproximadamente 24 horas.
  • Los infradianos, en los que el periodo puede ser de varios días, meses, un año o incluso más.
  • Los ultradianos, que se desarrollan en periodos inferiores a veinticuatro horas.

Todas las hormonas, las células y el funcionamiento de los órganos siguen un ritmo circadiano.

Sin embargo, muchos de los componentes internos de nuestro organismo pueden tener los tres ritmos; por ejemplo, el pulso y la temperatura pueden variar cada minuto, tener un ritmo de 24 horas y variar cada año.

Cronobiología: sincroniza tu reloj interno

Existen elementos que activan estos procesos. La luz es uno de los primeros sincronizadores de los ritmos circadianos.

Para los animales prima la alternancia entre luz y oscuridad, en cambio para los humanos la alternancia entre reposo y actividad se rige por los imperativos horarios de la vida social: comidas, horarios laborales yde transporte, etc.

La melatonina es la hormona del sueño. La produce la glándula pineal y su función está vinculada al estímulo lumínico de la retina: al abrir los ojos queda inhibida, en especial con la luz clara y brillante de la mañana, y al cerrarlos, en la oscuridad, empieza a producirse, alcanzando un pico a partir de la primera hora del sueño.

Con la edad disminuye su secreción, siendo una de las razones de la pérdida de la calidad del sueño al hacernos mayores. En cambio, sus niveles son altos en los bebés, por ello duermen profundamente en lugares muy ruidosos.

El sistema nervioso central juega un papel sincronizador, en especial el neocórtex. Por este motivo, en enfermedades del sistema nervioso o de la correlación de neurotransmisores puede existir una alteración de los ritmos internos.

Se ha observado que las personas con depresión endógena presentan una desincronización interna que se detecta por la alteración del ritmo de la temperatura basal: en lugar de seguir una evolución de 24 horas, más baja por la mañana a la hora de levantarse, lo hace a un ritmo inferior al día.

La hora más vulnerable

Algunas enfermedades y síntomas aparecen a unas horas determinadas, aunque no siempre se conoce la razón.

Por ejemplo, sabemos que los infartos de miocardio se acostumbran a presentar hacia las 10:00, y los ataques de asma son nocturnos en un 70% de los casos.

Los estudios epidemiológicos han observado un ritmo anual en los accidentes vasculares cerebrales con mortalidad: más frecuentes entre enero y marzo y menos de julio a septiembre.

También existe un ritmo circadiano para el tamaño de los bronquios, que tienen un grosor mínimo entre las 23:00 y las 5:00 horas. Si una persona sufre una alergia que le engrosa la capa íntima de los bronquios, a esas horas tendrá más riesgo de padecer una crisis de asma.

La cronopatología nunca tiene en cuenta un único factor. Aunque por la noche existe un tono nervioso vagal (sistema nervioso parasimpático) que también contribuye a la vasoconstricción del bronquio, así como susceptibilidad a la histamina, también vasoconstrictora, y a los alérgenos.

Jet lag: viajes de larga distancia

Se desincronizan los relojes internos al viajar en sentido contrario a la salida del sol. Por ejemplo, si volamos de España a la India, se cruzan varios meridianos o husos horarios y se desincronizan nuestroreloj interno, en especial la secreción de melatonina.

Es el síndrome denominado jet lag, cuyos síntomas son cansancio, sensación imperiosa de sueño y dificultades de memoria y de capacidad de concentración. Las personas que tienen dificultades para dormir pueden recurrir a los comprimidos o gotas de melatonina.

Cuando se iba a pie o a caballo, el cuerpo tenía tiempo de adaptarse, algo que no ocurre con el avión.

Trabajar de noche tiene consecuencias

Los trabajos nocturnos cambian los ritmos circadianos, pero los efectos en la salud dependen de la regularidad y de la forma de ser de cada persona. Si el turno de noche es constante, el cuerpo acaba adaptándose.

Lo peor son los cambios de horario constantes. Si es de una sola noche a la semana, pueden recuperarse los biorritmos en dos o tres días, pero si los cambios son de dos o más noches, se altera la secreción de las glándulas suprarrenales y aparecen estos síntomas o patologías

  • Se percibe sensación de cansancio, dificultad de memoria y concentración y alteración del ciclo menstrual.
  • Aumenta la susceptibilidad a las infecciones, por lo que es más fácil tener amigdalitis, resfriados, otitis y bronquitis.
  • A largo plazo se padece trastornos digestivos, irritabilidad y trastornos del sueño.

Tóxicos y fármacos también tienen su horario

Existen unas horas de menor resistencia a las agresiones de agentes externos para los organismos vivos. La cronotoxicología y la cronofarmacología, se encargan de estudiarlo.

Gracias a esta última se ha comprendido mejor el efecto de fármacos anticancerosos y las horas de mejor tolerancia. El estudio de la evolución natural de las células ha permitido afinar el momento en que debe ser administrada la quimioterapia.

Muchos fármacos tienen recomendaciones específicas sobre las horas a las que deben tomarse ya que se ha demostrado a qué hora se absorberá mejor en el intestino o será mejor metabolizado por el hígado.

De todos modos, queda aún mucho por conocer de los biorritmos humanos, en especial en relación al efecto de los campos electromagnéticos y de las manchas solares, hoy en día objeto de investigación.