Coronilla de fraile

La coronilla de fraile (Globularia alypum) es un fuerte laxante utilizado también como apoyo natural frente a la gota y la inflamación articular.

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La coronilla de fraile (Globularia alypum) es una mata muy común en las montañas medias y bajas del litoral mediterráneo, desde España hasta Turquía. Su curioso nombre se explica por la similitud de los globos florales cuando están maduros con el rapado de la coronilla que en el pasado se hacían los frailes.

La coronilla forma matas densas, de tallos leñosos, con las hojas duras y puntiagudas y las flores azules, diminutas y agrupadas en globos esféricos. Florece en abril y una vez más en septiembre u octubre, tras las primeras lluvias de otoño.

Los herbolarios de Cataluña y Levante han sentido siempre una gran predilección por esta planta mediterránea, que incluyen con moderación en muchas de sus formulaciones curativas.

Propiedades y beneficios de la coronilla de fraile

La coronilla de fraile contiene globulaterina, un glucósido llamado globularina, flavonoides y mucílagos en las inflorescencias y ácido globulárico en las hojas. La globulaterina le confiere un acusado efecto laxante, que puede comportarse como un purgante fuerte en dosis altas.

El uso preferente que dan los herboristas a esta planta es para incluirla en el tratamiento de la gota, para aliviar el dolor y para reducir la inflamación en las articulaciones.

Las hojas de la coronilla, en infusión, se indican en caso de acidez de estómago. Para ello basta con tomar un vasito después de las comidas.

La tensión arterial también puede regularse con la coronilla de fraile, sobre todo si se combina con otras plantas de efectos afines como la vincapervinca o el espino albar.

A nivel externo, se ha usado, junto con la cola de caballo para favorecer la cicatrización de heridas cutáneas superficiales.

Cómo utilizar la coronilla de fraile

La coronilla de fraile se presenta básicamente en forma de planta seca, en sobres para infusión o decocción. Si se recolecta en el monte, se aconseja hacerlo al principio de su floración, cuando sus principios activos se mantienen intactos.

En infusión se puede combinar con plantas afines para potenciar unos efectos y otros:

Infusión para la gota

La coronilla baja los niveles de ácido úrico, especialmente en aquellas personas con tendencia a padecer trastornos reumáticos. Una fórmula de resultados muy satisfactorios es la que combina esta planta con lespedeza, diente de león y cola de caballo.

  1. Se mezcla coronilla de fraile con lespedeza, diente de león y cola de caballo, a partes iguales.
  2. Se infusionan dos cucharadas soperas rasas de la mezcla por medio litro de agua durante 1 minuto, se deja reposar 10 minutos más y se cuela.
  3. Para disimular el sabor altamente amargo de la infusión, puede endulzarse con una pizca de miel de romero.

Esta infusión se puede tomar en ayunas, una primera taza al levantarse y la segunda antes de cenar.

Infusión laxante

Esta es una infusión laxante fuerte y efectiva. Las herboristerías la preparan para estreñimientos puntuales combinando la coronilla con sen, malva y linaza, a partes iguales. Para prepararla:

  1. De la mezcla de las plantas a partes iguales se toma una cucharada sopera por cada vaso de agua.
  2. Se deja macerar la mezcla toda la noche y se toma al día siguiente, teniendo en cuenta que esta infusión baja la tensión arterial.

PRECAUCIONES Y Contraindicaciones

Si la coronilla de fraile se toma sola puede provocar irritación gástrica.

La coronilla está contraindicada en caso de insuficiencia renal o cardiaca, o de padecer úlceras gastroduodenales.

En general, se aconseja consumirla en dosis moderadas y en breves periodos de tiempo.

Jordi Cebrián. Asesora: J Mª Teixé, herborista de «El Manantial de Salud»