La muerte forma parte de la vida. Nada es eterno, aunque a veces vivamos como si nosotros lo fuéramos, o como si los demás siempre fueran a estar allí. A todos nos llega el momento tarde o temprano.

Tomar conciencia de ello nos recuerda la importancia de disfrutar de cada momento que la vida nos regala. También de empezar a cuidar y mejorar  nuestra relación con las personas que nos importan, sin esperar a un momento supuestamente más adecuado.

Con el paso del tiempo vamos a ir despidiéndonos de nuestras personas más queridas. El dolor puede ser muy grande, pero la tristeza es una emoción necesaria para poder hacer el duelo y poder decir adiós para siempre con serenidad.

Estos poemas para el recuerdo de un ser querido pueden ayudar en los momentos en los que las emociones están más a flor de piel, cuando la pérdida es más reciente, pero también en cualquier momento en que deseemos conectar con el sentimiento de la pérdida y sentirnos acompañados, o cuando queramos honrar a quienes ya no están.

Poemas sobre la vida y la muerte

Poner palabras a lo que sentimos, a lo que estamos viviendo, nos consuela. Saber que otros antes han pasado por este dolor y conocer cómo han afrontado esta situación nos hace sentir acompañados y puede ayudar.

La literatura tiene este don. Los escritores encuentran las palabras justas para describir el pesar que nos trae la muerte. Leer algunas poesías puede sostenernos en los momentos más tristes.

Ellos nos describen el dolor por la muerte, pero también rinden homenaje a los que se han ido, para poderlos recordar desde la alegría y la gratitud por el tiempo compartido con ellos.

Son poemas para el recuerdo de un ser querido que llegan al alma en los momentos en los que más necesitamos poner sentido a lo que sentimos. Esperamos que os acompañen. 

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AMOR ETERNO (POEMA DE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER)

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Amor eterno (poema de Gustavo Adolfo Bécquer)

Nadie como Gustavo Adolfo Bécquer para describir cómo el amor pervive por encima de todo, incluso de la muerte, ¡qué bonito es! 

Amor eterno

Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.

¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.

LA MÚSICA… (POEMA DE PERCY BYSSHE SHELLEY)

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La música… (poema de Percy B. Shelley)

Percy B. Shelley, el gran poeta romántico, reflexiona sobre lo que pervive de la efímera vida, entre ello los recuerdos que tenemos de la persona fallecida, aquello que fue y sigue vivo dentro de quienes le recuerdan.

La música

La música, cuando las suaves voces mueren,
vibra aún en la memoria.
Los aromas, cuando las dulces violetas se marchitan,
viven en el sentido que despiertan.

La Rosa vive, cuando la rosa ha muerto.
Se agrupan para el lecho de la amada.
Y así tus pensamientos, cuando tu arte haya huido,
el amor seguirá adormeciéndolos.

CONFESIÓN (POEMA DE CHARLES BUKOWSKI)

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Confesión (poema de Charles Bukowski)

Charles Bukowski escribió este maravilloso poema sobre cómo se quedan las personas que nos quieren cuando nosotros nos vamos, y qué palabras nos gustaría decirles cuando ya no estamos. 

Confesión

Esperando a la muerte
como un gato
que saltará sobre la
cama.

Estoy apenado por
mi esposa.
Ella verá este
cuerpo
rígido
y blanco.

Lo sacudirá una vez, entonces
quizás de nuevo:
"Hank"
Hank no
contestará.

No es mi muerte lo que
me preocupa, es mi esposa
sola con esta
pila de nada.

Quiero que sepa
que todas las noches
durmiendo a su lado.
Incluso las discusiones
inútiles
fueron cosas
espléndidas.

Y las duras
palabras
que siempre tuve miedo de
decir
pueden ahora ser
dichas:
"Te amo"

Recuérdame (poema de David Harkings)

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Recuérdame (poema de David Harkings)

Uno de los poemas de despedida más famosos es el de David Harkins Recuérdame. Lo popularizó Isabel II en 2002 en el funeral de la Reina Madre, y se viralizó durante la pandemia.

Un poema precioso sobre la necesidad de abrazar el recuerdo feliz y la gratitud de haber compartido con nuestros seres queridos. 

Recuérdame

Puedes llorar porque se ha ido, o puedes 
sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos 
y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha 
dejado;
tu corazón puede estar vacío 
porque no lo puedes ver, 
o puede estar lleno del amor 
que compartisteis.

Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el 
vacío y dar la espalda,
o puedes hacer lo que a ella le gustaría:
sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.

Llevo tu corazón conmigo (Poema de E. E. Cummings)

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Llevo tu corazón conmigo (Poema de E. E. Cummings)

Un precioso poema del gran poeta estadounidense E. E. Cummings sobre el amor que puede resultar verdaderamente reconfortante cuando se ha perdido a alguien. El cuerpo se va, pero el amor lo lleva uno consigo.

Llevo tu corazón conmigo

Llevo tu corazón conmigo (lo llevo en mi
corazón) nunca estoy sin él (tú vas dondequiera
que yo voy, amor mío); y todo lo que hago
por mí mismo lo haces tú también, amada mía

no temo al destino (pues tú eres mi destino, mi amor)
no deseo ningún mundo (pues hermosa tú eres mi mundo,
mi verdad) y tú eres todo lo que una luna siempre
ha sido y todo lo que un sol cantará siempre eres tú

he aquí el más profundo secreto que nadie conoce
(he aquí la raíz y el brote del brote y el cielo del cielo
de un árbol llamado vida; que crece más alto de lo
que un alma puede esperar o una mente puede ocultar)
y éste es el prodigio que mantiene a las estrellas separadas
llevo tu corazón (lo llevo en mi corazón)

El viaje definitivo (poema de Juan Ramón Jiménez)

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El viaje definitivo (poema de Juan Ramón Jiménez)

Juan Ramón Jiménez, una de las grandes voces de la literatura española de todos los tiempos, nos regala este maravilloso poema sobre nuestra despedida y el mundo después de nosotros. 

El viaje definitivo 

...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostálgico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.

RIMA LXI (poema de Bécquer)

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Rima LXI (poema de Bécquer)

En esta Rima Bécquer reflexiona sobre quién estará en nuestros últimos días, cuando no haya esperanza y cuando la muerte filtrará a las personas que realmente quieren estar. 

Rima LXI

Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho
¿quién se sentará?

Cuando la trémula mano
tienda, próxima a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?

Cuando la muerte vidrie
de mis ojos el cristal,
mis párpados aun abiertos
¿quién los cerrará?

Cuando la campana suene
(si suena en mi funeral)
una oración, al oírla,
¿quién murmurará?

Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa
¿quién vendrá a llorar?

¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
quién se acordará?

Ausencia (Poema de Mario Benedetti)

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Ausencia (Poema de Mario Benedetti)

Mario Benedetti es uno de los escritores más importantes de la literatura uruguaiana, con una gran obra dedicada a todos los géneros. En especial destaca su obra poética, con una gran nombre de poesías dedicadas a la muerte y al adiós. Compartimos con vosotras algunas de ellas.

El primero es Ausencia, un alegato que conmina a querer a pesar de la ausencia, porque el amor es la única cosa que puede vencer a la muerte.

Más abajo encontrarás también Defensa de la Alegría, que nos invita a seguir adelante a pesar de la tristeza y el dolor y a recuperar la alegría. No te rindas es una poesía preciosa sobre la fuerza de seguir adelante, de levantarnos, de seguir luchando, de seguir soñando a pesar de los pesares. Y, finalmente, No te salves, un precioso recordatorio de que no podemos quedarnos anclados en el dolor y el desánimo.

Ausencia (poema de Mario benedetti)

Si de pronto
me ves
triste
no creas
que ya no te quiero
nunca creas
que me puedes
tener de rodillas.
Qué va
para nada.
Me pasa
simplemente
que te quiero
a mi manera
y a la manera
en que se quiere
a las personas.

No te salves (poema de Mario Benedetti)

Del poema No te salves reproducimos solo la primera parte, pues la segunda apunta a la voluntad de no dejarse arrastrar por personas que sí eligen quedarse ancladas en la pena y la parálisis. Si el poema agita algo en ti, te invitamos a buscarlo y disfrutarlo en su totalidad.

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves.

Defensa de la alegría (poema de mario Benedetti)

Defiendo
la alegría
como un
derecho

Tan legítimo
como el dolor.

No te rindas (poema de Mario Benedetti)

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,

Aunque el frío queme,

Aunque el miedo muerda,

Aunque el sol se ponga y se calle el viento,

Aún hay fuego en tu alma,

Aún hay vida en tus sueños

Porque cada día es un comienzo nuevo,

Porque esta es la hora y el mejor momento.

Porque no estás solo, porque yo te quiero.

695 (Poema de Emily Dickinson)

En este poema, incluido en los poemas a la muerte de Emily Dickinson, la autora reflexiona sobre la eternidad imaginando un océano infinito formado por una secuencia de mares que nunca se acaba.

Como si el Mar se abriera
y mostrara otro Mar –
y ese –otro más– y los Tres
solo fueran una conjetura –

de Períodos de Mares
no visitados por costa alguna –
Ellos mismos el Borde de otros Mares por venir –
La eternidad – es todos Ellos.

Despedida (Poema de Federico García Lorca)

En este mismo sentido escribía estos versos el gran Lorca, para describir como la vida continúa después de nuestra muerte, como el mundo sigue girando y la cotidianidad se impone a la tristeza. 

Si muero,
dejad el balcón abierto.

El niño come naranjas.
(Desde mi balcón lo veo).

El segador siega el trigo.
(Desde mi balcón lo siento).

¡Si muero,
dejad el balcón abierto!

Recuérdame (Poema de Christina Rossetti)

Cristina Rosseti también describe cómo le gustaría que vivieran sus personas queridas cuando ella se vaya, porque seguramente si escucháramos a los que ya no están nos daríamos cuenta que ellos quieren que seamos felices, que sonriamos cuando nos acordemos de ellos, porque este es seguramente el mejor regalo que les podemos hacer. Os dejamos Recuérdame, y Cuando muera y Mi querido.

Recuérdame cuando haya marchado
Lejos en la Tierra Silenciosa;
Cuando mi mano ya no puedas sostener,
Ni yo dudando en partir, queriendo permanecer.
Recuérdame cuando se acabe lo cotidiano,
Donde revelabas nuestro futuro pensado:
Solo recuérdame, bien lo sabes,
Cuando sea tarde para plegarias o consuelos.
Y aunque debas olvidarme por un momento
Para luego evocarme, no lo lamentes:
Pues la oscuridad y la pena dejan
Un vestigio de los pensamientos que tuve:
Es mejor el olvido en tu sonrisa
Que la tristeza ahogada en tu recuerdo.

Cuando muera, mi querido (Poema de Cristina Rosseti)

Cuando muera, mi querido
no cantes canciones tristes para mí;
no plantes rosas en mi cabeza,
ni cipreses sombríos:
sé el césped verde sobre mí
mójame con llovizna y gotas de rocío;
y si te marchitaras, recuerda,
y si te marchitaras, olvida.

No veré las sombras,
no sentiré la lluvia;
no escucharé al ruiseñor
cantar su dolor:
y soñando a través del crepúsculo
que no crece ni cae,
feliz recordaré,
y feliz olvidaré.

369 (Poema de Emily Dickinson)

Emily Dickinson tiene un poema sobre la muerte y sobre como esta se cuela en los cuerpos y, a través de una metáfora exquisita, nos habla del final más corporal de la vida. 

Tendida estaba como si jugase
Su vida se escapó de un salto —
con intención de regresar —
mas no tan pronto —
Alegres brazos, casi desplomados —
como si al descansar del juego —
por un instante se olvidasen —
del Modo de continuar —
Sus Ojos bailarines — entreabiertos —
como si aún su Propietaria hiciese
señas de luz a través de ellos
dirigidas a ti — por diversión —
Su Amanecer junto a la puerta —
tramando, estoy segura —
cómo forzar su sueño —
tan leve — tan profundo —