Proverbios y cantares - XXIX (Poema de Antonio Machado)
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
En una estación del metro (Poema de Ezra Pound)
La aparición de estos rostros en la multitud;
Pétalos en una rama oscura y húmeda.
Mañana al alba (Poema de Victor Hugo)
Mañana, al alba, cuando blanquea el campo,
Yo partiré. Mira, sé que me esperas.
Iré por el bosque, iré por la montaña.
No puedo permanecer lejos de ti más tiempo.
Caminaré, los ojos fijos en mis pensamientos,
Sin ver nada alrededor, sin escuchar ningún ruido,
Solo, desconocido, la espalda encorvada, las manos cruzadas,
Triste, y el día para mí será como la noche.
No miraré ni el oro de la tarde que cae,
Ni las velas lejanas descendiendo hacia Harfleur,
Y al llegar, pondré sobre tu tumba,
Un ramo de acebo verde y de brezo en flor.
Soneto 18 (Poema de William Shakespeare)
¿Podría yo al estío compararte?
Es mayor tu belleza y tu templanza.
Viento intenso flores de mayo bate
y el verano se acaba sin tardanza
El ojo celeste o con fulgor brilla
o su dorada luz se desvanece;
y lo bello en su belleza declina,
por natura o azar desaparece.
Jamás morirá tu verano eterno,
ni tu belleza te ha de abandonar,
ni Muerte gala hará de ti en su seno,
pues en mis versos has de perdurar:
Mientras haya un hombre u ojos que vean,
vivirán mis versos que te recrean.
Esto es solo para decirte (Poema de William Carlos Williams)
Me he comido
las ciruelas
que estaban
en el refrigerador
y que
seguramente
habías apartado
para el desayuno
Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
y tan frías.
Cicatrices (Poema de Luna Miguel)
Mi abuelo tiene una cicatriz en el estómago.
Mi abuela tiene una cicatriz en el pecho.
Mi madre tiene una cicatriz en la garganta.
Mi padre tiene una cicatriz en la rodilla.
Mi amante tiene una cicatriz en el costado.
Mi vida no tiene cicatrices. Solo manchas,
aceite, tiempo quemado:
un rasguño.
Amo, amas (Poema de Rubén Darío)
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.
Y cuando la montaña de la vida
nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
amar la inmensidad que es de amor encendida
¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!
El poder de lo diminuto (Poema de Macaco)
La gentil delicadeza del guiño añadido
que convierte la flaqueza en la fuerza y ligereza
para la alegría en pobreza y el cuerpo dolido.
Y sí, a veces sobra la palabra y su sobrevalorado poder escrito.
Mejor no dar por hecho y consumir el hecho.
Mejor una caricia a una receta.
Mejor un gesto a un charlatán rocambolesco.
Mejor lo sutil que su hijo tonto el denso.
Si un día despertara sin palabras (Poema de Rocío Acebal)
Si un día despertara sin palabras,
moriría de hambre o de tristeza.
No tengo nada más: la inútil vocación
de pensar y explicar lo que he pensado.
Enredaderas (Poema de Juan Ramón Jiménez)
Eres como la flor de la rama más alta del cielo.
Tu olor viene ¡qué fino!, de tan lejos
como te subo yo, por la raíz más honda de la tierra, mi beso.
¡Oh, sí! (Poema de Charles Bukowski)
Hay cosas peores que
estar solo
pero a menudo toma décadas
darse cuenta de ello
y más a menudo
cuando esto ocurre
es demasiado tarde
y no hay nada peor
que
un demasiado tarde.
El amor (Poema de Karmelo C. Iribarren)
Como el viento que encuentra
una rendija
y se cuela en la habitación
y lo desordena todo
libros
facturas
poemas
así llega
en la vida
el amor.
Nada es igual a partir de entonces,
ese caos
es la felicidad.
Pero un día habrá que recoger.
Suerte si no te toca a ti.
El lobito bueno (Poema de José Agustín Goytisolo)
Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.
Y había también
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.
Todas estas cosas
había una vez
cuando yo soñaba
un mundo al revés.
En el corazón, quizá (Poema de José Saramago)
En el corazón, quizá, o más exacto:
Una herida rasgada con navaja,
Por donde se va la vida mal gastada,
Con total conciencia nos apuñala.
El desear, el querer, el no bastar,
Equivocada búsqueda de la razón
Que el azar de ser nos justifique,
Es eso lo que duele, quizá en el corazón.
El vaso (Poema de Roger Wolfe)
Siéntate
a la mesa.
Bebe un vaso
de agua. Saborea
cada trago.
Y piensa
en todo el tiempo
que has perdido.
El que estás perdiendo.
El tiempo
que te queda por perder.
Ahora me regañas (Poema de Abraham Guerrero Tenorio)
Ahora me regañas porque duermo poco.
Me cuentas que en mitad de la noche suspiro
como si tuviera un toro negro en el pecho
y que sumo los ciempiés y las arañas colgantes
de los párpados del dormitorio.
Me regañas porque no grito las canciones
en el coche, y me ves cansado con ojos chiquititos
pero tú no sabes qué es la mariposa del insomnio
revoloteando sobre un miedo
tan pulcro
tan de estas paredes
tan resbaladizo
tan poco poético
como es la certidumbre
de este ahora que ya fue en incontables ocasiones.
Que ahorita vuelve (Poema de Coral Bracho)
Te hace una seña con la cabeza
desde esa niebla de luz. Sonríe.
Que sí, que ahorita vuelve.
Miras sus gestos, su lejanía,
pero no la escuchas. Polvo
de niebla es la arena.
Polvo ficticio el mar.
Desde más lejos, frente a ese brillo
que lo corta te mira,
te hace señas. Que sí, que ahorita vuelve.
Que ahorita vuelve.
Sin título: Ponerlo todo en duda... (Poema de Teresa Mateo)
Ponerlo todo en duda
es el único modo de
ordenarme
Ejercicios (Poema de Blanca Varela)
Un poema
como una gran batalla
me arroja en esta arena
sin más enemigo que yo
yo y el gran aire
de las palabras
Sueños (Poema de Langston Hughes)
Aférrate a tus sueños
porque si los sueños mueren
la vida es como un pájaro de alas rotas
incapaz de volar.
Aférrate a tus sueños
porque si los sueños se marchan
la vida es como un campo yermo
cubierto de escarcha.
Florecen los almendros (Poema de Claribel Alegría)
Florecen los almendros
en Mallorca
y no estás para verlos.
De mi balcón anoche
los vi fosforecer.
Te llamé por tu nombre,
conjuré tu fantasma,
te perfilé de pétalos caídos
y una ráfaga de aire
te rasgo.
Sin un día despertara sin palabras (Poema de Rocío Acebal)
Si un día despertara sin palabras,
moriría de hambre o de tristeza.
No tengo nada más: la inútil vocación
de pensar y explicar lo que he pensado.
Los dedos de la aurora (Poema de Luis Alberto de Cuenca)
Entraban en mi alcoba sin llamar a la puerta,
deshojando en el aire la flor de su perfume.
Los oía arrastrarse, leves, hasta la alfombra.
Trepaban a la cama y luego, entre las sábanas,
me anunciaban el día con sutiles caricias.