La poesía es una de las formas más bellas y puras de transmitir emociones. La sonoridad y melodía de unas palabras bien elegidas nos llega al alma y nos conecta con esos sentimientos que a veces no sabemos cómo expresar. 

En las redes sociales a menudo nos encontramos con inspiradores versos de autores contemporáneos que reflexionan sobre la vida, la espiritualidad, el amor o la belleza. Autores clásicos como Lorca, Bécquer, Shakespeare o Góngora, maestros con un gran dominio de los recursos lingüísticos, fónicos y morfosintácticos y con una estudiada rima y métrica, también indagaron sobre estos temas y dejaron versos maravillosos que siguen inspirándonos hoy, capaces de emocionarnos con sus diferentes estilos.

A continuación tienes 32 poemas cortos y bonitos de autores clásicos muy contemporáneos para compartir.

Los poemas que nos encontramos más a menudo hoy en día, tanto de autores contemporáneos como los clásicos que más se comparten, suelen ser claros, concretos, concisos y, en su mayoría son cortos. ¿Es esta claridad y concisión mejor o peor que la retórica más intrincada, por ejemplo, de la poesía barroca? Sobre gustos, como se suele decir, no hay nada escrito. Lo que parece ser cierto que la sociedad de la inmediatez en la que vivimos lleva a muchos a optar por poemas más cortos y directos.

Ahora bien, ¿lo importante no es leer y disfrutar de la belleza de la palabras escrita?  Pues quizá estas poesías más cortas despierten la curiosidad y sean también la puerta para llegar a los grandes clásicos, que también son citados en numerosas ocasiones en todas las redes sociales. Son muchos los poemas cortos de amor que han hecho fortuna, o los poemas cortos sobre la vida que han inspirado y siguen inspirando a generaciones enteras.  Los poemas cortos son también un vía magnífica para introducir a los niños en la poesía con pequeñas rimas que les inspiran con su sonoridad y mundos imaginados.

¿Cuál es el poema más corto del mundo?

No hay un acuerdo sobre cuál es el poema más corto del mundo. Hay quien dice que lo escribió Borges, mientras que otros se lo atribuyen a Gloria Fuertes… En lo que sí hay consenso es en que el tipo de poema corto más habitual son los haikus.

El haiku es un poema corto de origen japonés que consta de tres versos sin rima de 5, 7 y 5 sílabas respectivamente, aunque esta métrica se puede modificar según la necesidad del escritor. Lo más importante es que su temática gire en torno a la vida cotidiana o la naturaleza, ya que su función es capturar y dar relevancia al momento presente que es fugaz. Posiblemente, es la concreción y la sencillez de su mensaje y estructura la que hizo que hace unos pocos años su popularidad fuera indiscutible.

No obstante, hace siglos que este tipo de poema corto conquistó Occidente, hasta tal punto de que fueron muchos los escritores reconocidos que cayeron rendidos ante la fuerza de su mensaje y comenzaron a incluirlos en sus trabajos. Entre los escritores en lengua española, Borges es un ejemplo de ello. ¿Es o no es / el sueño que olvidé / antes del alba?, escribió.

32 poemas cortos y bonitos para dedicar

Los poemas cortos tienen una estructura sencilla y sus mensajes son concretos y directos. ¿Te animarías a escribir uno? Dicen que, por ejemplo, los haikus tienen un poder terapéutico porque, no solo potencian la creatividad y la sensibilidad, sino que además nos conectan con el momento presente, ayudan a expresar emociones, invitan a la relajación y fomentan la autoestima
Mientras decides si pruebas o no a escribir el tuyo, aquí tienes 32 poemas cortos y bonitos para dedicar. 

Coplas por la muerte de su padre (III) (poema de Jorge Manrique)

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir:
allí van los señoríos,
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos;
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

La Copla III de “Coplas por la muerte de su padre” de Jorge Manrique es una de las reflexiones más famosas de la literatura española sobre la muerte y la igualdad entre las personas.

Epigrama (poema de Samuel Taylor Coleridge)

Señor, admito su regla general,
de que todo poeta es un tonto,
pero usted mismo puede servir para demostrar,
que no todo tonto es un poeta.

Coleridge convierte un insulto en una aguda respuesta en estos breves versos. Es una ingeniosa defensa de los poetas y un recordatorio de que el insulto solo expone a quien lo pronuncia y no a quien lo recibe.

La Rosa Enferma (poema de William Blake)

Estás enferma, ¡oh rosa!
El gusano invisible,
que vuela, por la noche,
en el aullar del viento,

tu lecho descubrió
de alegría escarlata,
y su amor sombrío y secreto
consume tu vida.

Un poema breve, misterioso y lleno de simbolismo. Como gran parte de la obra de William Blake, invita a múltiples interpretaciones. Es una metáfora sobre cómo las fuerzas ocultas (emocionales, espirituales o sociales) pueden destruir silenciosamente lo que es bello y alegre.

Por tus ojos verdes yo me perdería (poema de Amado Nervo)

Por tus ojos verdes yo me perdería,
sirena de aquellas que Ulises, sagaz,
amaba y temía.
Por tus ojos verdes yo me perdería.

Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,
brillar suele, a veces, la melancolía;
por tus ojos verdes tan llenos de paz,
misteriosos como la esperanza mía;
por tus ojos verdes, conjuro eficaz,
yo me salvaría.

Un tierno poema de amor del poeta y escritor mexicano Amado Nervo que juega con la paradoja: perderse y salvarse, todo a través del poder de los ojos verdes de una mujer, que son misteriosos, pacíficos y casi mágicos.

El águila (poema de Alfred, Lord Tennyson)

Se aferra al risco con sus garras torcidas;
cerca del sol en tierras solitarias,
erguida, rodeada por el celeste mundo.

El mar arrugado se arrastra bajo ella;
observa desde el muro de su montaña,
y cae como un rayo.

Tennyson retrata en este poema corto una imagen de aislamiento y majestuosa quietud , seguida de una acción repentina y explosiva. En tan solo seis versos, captura tanto la grandeza de la naturaleza como la fuerza del águila.

Rosario (poema de José Martí)

En ti pensaba, en tus cabellos
que el mundo de la sombra envidiaría,
y puse un punto de mi vida en ellos
y quise yo soñar que tú eras mía.

Ando yo por la tierra con los ojos
alzados -¡oh, mi afán!- a tanta altura
que en ira altiva o míseros sonrojos
encendiólos la humana criatura.

Vivir: -Saber morir; así me aqueja
este infausto buscar, este bien fiero,
y todo el Ser en mi alma se refleja,
y buscando sin fe, de fe me muero.

Un poema lleno de añoranza, introspección y melancolía del poeta cubano José Martí. Combina el deseo romántico con la lucha existencial y muestra cómo el amor, la aspiración espiritual y la desilusión se entrelazan en el alma.

Crudo invierno (poema de Yosa Buson)

Crudo invierno:
el mundo de un solo color,
el sonido del viento.

Un haiku que pinta una serena escena invernal con apenas unas pinceladas: quietud, un solo color (el blanco), viento. Buson nos invita a sumergirnos en ese silencio y a sentir el peso de la quietud y la belleza.

Paz (poema de Alfonsina Storni)

Vamos hacia los árboles... el sueño
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
Nos será blanda, la tristeza leve.

Vamos hacia los árboles, el alma
Adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
No despiertes los pájaros que duermen.

La poetisa y escritora argentina Alfonsina Storni hace en este breve poema una reflexión introspectiva sobre el deseo de descansar, estar en silencio y en conexión con la naturaleza. Con un tono suave, casi como una oración susurrada, evoca el poder sanador del mundo natural.

Copla VIII (poema de Garcilaso de la Vega)

Nadi puede ser dichoso,
señora, ni desdichado,
sino que os haya mirado.

Porque la gloria de veros
en ese punto se quita
que se piensa en mereceros.

Así que, sin conoceros,
nadi puede ser dichoso,
señora, ni desdichado,
sino que os haya mirado.

El poeta del Siglo de Oro Garcilaso de la Vega hace en este poema una reflexión sobre el amor, el anhelo y el poder paradójico de la belleza. Solo verla basta para cambiar un alma, aunque en el momento en que uno sueña con tenerla, esa belleza se convierte en pérdida.

Busca y anhela el sosiego (poema de Rosalía de Castro)

Busca y anhela el sosiego...
mas... ¿quién le sosegará?
Con lo que sueña despierto,
dormido vuelve a soñar.
Que hoy como ayer, y mañana
cual hoy, en su eterno afán,
de hallar el bien que ambiciona
–cuando sólo encuentra el mal–,
siempre a soñar condenado,
nunca puede sosegar.

Un poema de Rosalía de Castro breve, pero intenso, en el que nos habla sobre la búsqueda de la paz interior y cómo esta parece siempre inalcanzable. Es una reflexión sobre la naturaleza del ser humano, atrapado en un ciclo de anhelo y desilusión.

Ayer y hoy (poema de Concepción de Estevarena)

-¿Qué es la existencia, y qué es un juramento?
-te dije ayer, y respondiste tú-:
-un juramento es dar la fe de un alma,
y la vida es amor, amor y luz.
Hoy, lo mismo que ayer, yo te pregunto
y sonriendo me respondes ya:
-Un juramento, un eco que se pierde;
la vida, horas que llegan… y se van.

La poetisa romántica nacida en Sevilla Concepción de Estevarena reflexiona en estos versos sobre la naturaleza cambiante del amor, de la vida y de la palabra dada con el paso del tiempo (o después de una desilusión). Es un diálogo en dos tiempos: ayer y hoy, donde el contraste entre las respuestas muestra la evolución desde la ilusión hasta la resignación.

Ni este monte, este aire, ni este río (poema de Luis de Góngora)

Ni en este monte, este aire, ni este río
Corre fiera, vuela ave, pece nada,
De quien con atención no sea escuchada
La triste voz del triste llanto mío;

Y aunque en la fuerza sea del estío
Al viento mi querella encomendada,
Cuando a cada cual de ellos más le agrada
Fresca cueva, árbol verde, arroyo frío,

A compasión movidos de mi llanto,
Dejan la sombra, el ramo y la hondura,
Cual ya por escuchar el dulce canto

De aquel que, de Strimón en la espesura,
Los suspendía cien mil veces. ¡Tanto
Puede mi mal, y pudo su dulzura!

Este célebre poema de Luis de Góngora, uno de los máximos representantes del Siglo de Oro español, muestra el poder del dolor humano, capaz de conmover incluso a la naturaleza. Usando una rica musicalidad y referencias mitológicas, el poeta transforma el lamento por el amor en un canto que mantiene en suspenso la vida natural.

Ella se sentó y cantó (poema de Christina Rossetti)

Ella se sentó y cantó siempre,
Junto a las orillas verdes del arroyo,
Viendo a los peces saltar y jugar,
Bajo el alegre rayo del sol.

Yo me senté y lloré siempre,
Bajo lo más sombrío de la luna,
Viendo los capullos de mayo,
Bañando con lágrimas el arroyo.

Lloré por la memoria;
Ella por la esperanza:
Mis lágrimas se ahogaron en el mar,
Su canción murió en el aire.

Una reflexión melancólica de la poetisa británica del siglo XIX Christina Rossetti sobre el contraste entre dos mundos interiores, la alegría y la tristeza, y cómo ambas son pasajeras y efímeras.

Rima XCI (poema de Gustavo Adolfo Bécquer)

Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.

¡Todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.

 Otra rima muy conocida de Gustavo Adolfo Bécquer en la que nos habla sobre el amor eterno. El poeta proclama la invencibilidad del amor verdadero, incluso frente al fin del mundo o la propia muerte.

Proverbios y cantares - XXIX (Poema de Antonio Machado)

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Mañana al alba (Poema de Victor Hugo)

Mañana, al alba, cuando blanquea el campo,
Yo partiré. Mira, sé que me esperas.
Iré por el bosque, iré por la montaña.
No puedo permanecer lejos de ti más tiempo.

Caminaré, los ojos fijos en mis pensamientos,
Sin ver nada alrededor, sin escuchar ningún ruido,
Solo, desconocido, la espalda encorvada, las manos cruzadas,
Triste, y el día para mí será como la noche.

No miraré ni el oro de la tarde que cae,
Ni las velas lejanas descendiendo hacia Harfleur,
Y al llegar, pondré sobre tu tumba,
Un ramo de acebo verde y de brezo en flor.

Soneto 18 (Poema de William Shakespeare)

¿Podría yo al estío compararte?
Es mayor tu belleza y tu templanza.
Viento intenso flores de mayo bate
y el verano se acaba sin tardanza
El ojo celeste o con fulgor brilla
o su dorada luz se desvanece;
y lo bello en su belleza declina,
por natura o azar desaparece.
Jamás morirá tu verano eterno,
ni tu belleza te ha de abandonar,
ni Muerte gala hará de ti en su seno,
pues en mis versos has de perdurar:
Mientras haya un hombre u ojos que vean,
vivirán mis versos que te recrean.

Amo, amas (Poema de Rubén Darío)

Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.

Y cuando la montaña de la vida
nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
amar la inmensidad que es de amor encendida
¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!

Mujer leyendo un libro
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