La moqueta puede parecer una opción acogedora y estética para el hogar, pero según el científico ambiental Warren Phillips, su uso conlleva riesgos significativos para la salud.

En sus investigaciones y divulgaciones en redes sociales, Phillips destaca cómo las moquetas pueden afectar negativamente la calidad del aire interior y contribuir a diversos problemas respiratorios.

A continuación, te detallamos los tres principales motivos por los que este experto recomienda no instalarlas en casa.

1. emiten compuestos químicos tóxicos

La mayoría de las moquetas están fabricadas con materiales sintéticos derivados del petróleo, como el nailon, el poliéster y el polipropileno.

Estos materiales pueden liberar compuestos orgánicos volátiles (COV) en el aire interior durante años, un proceso conocido como off-gassing o desgasificación.

Entre estos compuestos se encuentran el formaldehído, el benceno y el tolueno, sustancias potencialmente tóxicas.

Phillips advierte que esta exposición, aunque sea en niveles bajos, puede acumularse con el tiempo y contribuir a dolencias como migrañas, irritación de garganta, fatiga crónica, y en casos más extremos, a problemas neurológicos o mutaciones celulares.

Además, no solo la moqueta en sí es problemática, los adhesivos que se usan para fijarla al suelo también pueden contener sustancias peligrosas similares.

2. NECESITAN TRATAMIENTO químicos adicionales

Para hacer las moquetas más “atractivas” comercialmente, los fabricantes les aplican tratamientos con sustancias antimicrobianas, retardantes de llama y protectores contra manchas.

Aunque pueden parecer mejoras funcionales, muchos de estos productos contienen PFAS, también conocidos como “químicos eternos”, debido a que no se descomponen fácilmente ni en el cuerpo humano ni en el medio ambiente.

Estos compuestos están relacionados con alteraciones hormonales, debilitamiento del sistema inmunitario, disfunciones tiroideas, infertilidad y otros problemas. Warren Phillips considera que estas mejoras cosméticas no justifican los posibles efectos a largo plazo en la salud.

3. Acumulan alérgenos y microorganismos

Uno de los puntos más alarmantes es el papel de la moqueta como “esponja tóxica”. Por su estructura porosa, atrapa polvo, ácaros, pelos de mascotas, esporas de moho, restos de polen e incluso bacterias. Cada pisada o movimiento libera una parte de estas partículas al ambiente.

Habitación con moqueta
iStock Photo.JaimePharr

Las moquetas son especialmente problemáticas en hogares con niños pequeños o personas con asma o alergias.

Incluso una limpieza profunda no garantiza la eliminación completa de estos contaminantes. Si hay humedad en el ambiente, el problema se agrava, las fibras de moqueta pueden convertirse en el lugar ideal para el crecimiento de moho invisible, pero altamente dañino para el sistema respiratorio.

Alternativas a las moquetas más seguras y saludables

Afortunadamente, no todo está perdido si buscas un hogar cómodo sin sacrificar tu salud. Warren Phillips sugiere considerar materiales alternativos como:

  • Madera maciza sin tratar químicamente, preferiblemente con acabados naturales y tratamiento con aceites vegetales.
  • Baldosas cerámicas o de piedra, resistentes, fáciles de limpiar y libres de COV.
  • Alfombras de lana natural ecológica, que ofrecen una sensación cálida, pero sin químicos añadidos.

Otra alternativa es utilizar tapetes de fibras naturales, una opción práctica y saludable que puede colocarse estratégicamente en zonas como el dormitorio, el baño o junto al sofá.  ¿Conoces sus ventajas?

tapetes de fibras Naturales

Utilizar tapetes pequeños lavables es una gran opción. A diferencia de las moquetas, no se adhieren al suelo ni cubren grandes superficies, lo que facilita su limpieza frecuente.

Están hechos habitualmente de materiales naturales como algodón ecológico, lana, yute o bambú tejido.

Lo ideal es optar por tapetes certificados como libres de tóxicos (por ejemplo, con sello OEKO-TEX o GOTS, en el caso del algodón), que pueden meterse directamente en la lavadora o lavarse a mano con productos suaves.

Al poder retirarse, sacudirse, airearse o incluso colgarse al sol, se evita que acumulen polvo, ácaros o humedad como lo haría una moqueta fija.

Además, permiten renovar la decoración con facilidad y adaptarse a cada estación del año sin necesidad de cambiar todo el suelo.

En invierno aportan abrigo, y en verano pueden guardarse sin complicaciones. Esta versatilidad, unida a su bajo impacto en la salud, los convierte en una alternativa cada vez más valorada entre quienes buscan hogares limpios, funcionales y libres de tóxicos.

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