Todos nos hemos equivocado alguna vez. Hemos tomado decisiones nefastas, elegido caminos equivocados y pronunciado las palabras menos indicadas. ¿Y quién no? “Quien tiene boca, se equivoca”, me solía decir mi madre cuando la vergüenza me empapaba los ojos de lágrimas y los tropiezos, una mala nota o un día complicado se me atascaban en el camino.
Aunque con otras palabras, Salma Hayek rescata ese mensaje en una entrevista que concede a Bystander Revolution. “No tengas miedo de equivocarte. Es mejor que no hacer nada, no aprender nada y no evolucionar”, afirma la actriz mexicana. Sus palabras son la marca de un estilo de vida, de un paso firme que la ha llevado al éxito. Porque en la cima no se encuentra quien nunca falló, sino quien venció el miedo a equivocarse.
Tus errores son tuyos

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No son pocos los psicólogos que alertan sobre los problemas de la falta de responsabilidad afectiva. No reconocer tus errores es la forma más sencilla de acabar con tus relaciones. Si no eres capaz de admitir que, como todos, te equivocas, no podrás construir vínculos profundos y duraderos.
Una de las grandes defensoras de esta idea es Brené Brown, para quien la vulnerabilidad es el único camino posible hacia la autenticidad. Y esta última, es la única forma de garantizar el más importante pilar de nuestra felicidad, como demuestra el ambicioso Estudio del Desarrollo Adulto de Harvard: buenas relaciones.
Salma Hayek llega a la misma conclusión, aunque desde una perspectiva mucho más filosófica: “Si hiciste algo mal, no dejes que nadie use tu error en tu contra. Aunque sea un error, te pertenece. Es tuyo”.
De los errores se aprende
Suena a cliché, pero es una certeza. De los errores se aprende. Esa es la verdadera razón por la que Hayek recomienda aceptar los errores. “Admítelo”, recomienda, “échales la culpa en la cara y no dejes que carguen con tu error”. Pero no solo porque es tuyo, sino porque al rechazar el error, rechazas el aprendizaje.
“Tu error es una herramienta valiosa para crecer y para la vida”, asegura la actriz, que recomienda no tener miedo a equivocarse. Porque quien se equivoca está, inevitablemente, intentando hacer algo con su vida. Quien jamás falla es quien jamás lo intenta, y con esta omisión está cometiendo el peor de los errores. Porque no equivocarse es “no aprender nada y no evolucionar”.
Una idea similar rescata el filósofo José Carlos Ruiz en la entrevista que concedió a Cuerpomente. “El arrepentimiento es una condición existencia desde el momento en que un sujeto evoluciona”, exponía el filósofo, “y sirve para, de alguna manera, comprender mejor los mecanismos para la toma de la siguiente decisión, pero no para evaluarte en la anterior”. Su consejo es usar el arrepentimiento como proceso de aprendizaje, para que no se convierta en algo tóxico, pero remarca su importancia. “Si no hubiese arrepentimiento”, agrega, “tendríamos menos conciencia del aprendizaje, porque sería una confirmación de lo que haces constantemente”.
No es el único filósofo que hace este apunte. “No hay mayor manifestación de estupidez que la del que afirma, poniendo cara de autenticidad virtuosa, que no se arrepiente de nada”, escribe José Antonio Marina en su libro, La vacuna contra al insensatez.
Aprender a lidiar con los errores
Por más que la teoría quede clara, la práctica se nos hace bola. “Si alguien se burla de ti porque cometiste un error”, dice Hayek, “no te desanimes por ello. ¿Qué importa? No pueden hacer nada. Son impotentes. Sí, metí la mata. Mañana será otro día. El año que viene será otro año. Es mi error, no tuyo”, espeta la actriz mexicana con la fuerza que la caracteriza.
El problema es pasar a la práctica. ¿Cómo aprender a dominar el arte de equivocarse, de arrepentirse, sin hundirse o sentirse humillado? Para enfrentar este miedo al fracaso, que se esconde bajo el perfeccionismo, el experto en felicidad de la Universidad de Harvard, Tal Ben-Shahar, nos daba en una entrevista estos cinco consejos:
- Usa la visualización. “Imagínate fracaso y afrontando ese fracaso de forma saludable”, contestaba el experto para nuestra revista. “Nuestro cerebro es el simulador más sofisticado que se haya inventado jamás”, añadía, “¡úsalo!”.
- Aprecia lo que tienes. Conectar con la gratitud es otra forma de reconciliarnos con nuestros errores. Pese a los fallos, estás aquí, has conseguido todo lo que tienes ahora. “Los perfeccionistas tienden a dar por sentado lo que ya tienen”, nos advertía el profesor de Harvard.
- Lleva un registro de tu progreso. Al final del día, escribe el progreso que has hecho ese día. De esa forma verás como, pese a los fallos, el camino sigue siempre hacia adelante.
- Permítete ser humano. “En lugar de castigarte por tus tendencias perfeccionistas, acéptate a ti mismo y a tus sentimientos”, continuaba Tal Ben-Shahar, “la paradoja es que cuando aceptamos nuestras emociones en lugar de rechazarlas, tenemos más control sobre nuestras acciones”.
- Equivócate más. “Si quieres aumentar tu tasa de éxito, duplica tu tasa de fracaso”, decía el legendario CEO de IBM, Thomas Watson. Ben-Shahar, al igual que Salma Hayek, coincide con el experto. “Aprendemos y crecemos a través del fracaso”, escribe el profesor de Harvard. “Cuando piensas que nunca lo superarás y que todo ha terminado, siempre hay un lugar al que ir”, concluye la actriz mexicana.
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