¿Crees que le caes bien o mal a la gente? Hay quien asegura a ciencia cierta caer mal, por sistema, a los demás, y quien parece haber nacido con una estrella que le favorece en las interacciones sociales. Pero Adrià Solà Pastor no comparte esta opinión. Como experto en comunicación y oratoria, asegura que hay algo, muy sencillo y elementar, que puede acelerar rápidamente lo bien o lo mal que caes a una persona.

Y es que, como él mismo explica para el podcast Tengo un plan, no hay nada determinado de nacimiento. No somos extrovertidos o introvertidos, sino que todo depende “del contexto, del lugar donde estés, de las personas que te rodeen” y de lo consciente que seas de la forma en la que te comunicas.

Introvertidos y extrovertidos

Si eres una persona extrovertida, que se siente atraída por las fiestas, las aglomeraciones y compartir tiempo con los demás, es muy probable que, de forma inconsciente incluso, hayas desarrollado unas grandes dotes comunicativas que te permiten nutrirte de una amplia red de amistades y contactos. Caes bien, como se suele decir.

Que seas introvertido no te condena a lo contrario, ojo. Porque como explica Solà, esto de ser extrovertido o introvertido va de “perder o ganar energía”, no de ser tímidos. Es decir, “no hablamos de ser bueno o no con las personas”, aclara el experto.

Pese a ello, es probable que como extrovertido te resulte más fácil desarrollar estas técnicas. Sin embargo, el experto destaca que no es necesario cambiar, no tienes que ir en contra de lo que te pide tu naturaleza, “simplemente necesitas aprender las herramientas que nos da la comunicación para que, incluso siendo introvertido, tengas esas herramientas y que cada interacción social sea buena”.

¿Por qué caes mal?

Descartamos, por tanto, el factor nacimiento. No naciste cayendo bien o mal. Es posible que tu forma de ser haya influido en las herramientas que has desarrollado de forma natural, pero nada más. El verdadero secreto para caer es saber comunicarte.

Pongamos el caso de que, además de introvertido, eres tímido. Y ojo, porque aquí puede estar el quid de la cuestión. La verdadera razón por la que sientes que caes mal.

Como explica Solà, todos tenemos “un subconsciente que lo que hace es interpretar las señales que nos manda la otra persona”. Esto hace que si, por ejemplo, le caemos mal a alguien (llamémosle Juan) o percibimos que ha tenido un mal día, recibiremos señales negativas de su parte. Estas señales, continua el experto, la decodificamos en el interior y enviamos unas señales como respuesta. Todo esto, a nivel inconsciente.

Es así como se genera lo que el experto en oratorio llama “círculo vicioso negativo”, que hace que la mala interacción persista.

Caer bien a la gente

Imaginemos ahora que te acercas a Juan, y en lugar de pensar “vaya, Juan debe odiarme, le caigo falta”, te dices a ti misma, “quizá Juan tiene un mal día y su cara de asco no tiene nada que ver conmigo”. Este cambio, tan diminuto en apariencia, puede cambiarlo todo.

Porque, como explica Solà, “si yo tengo una buena sensación sobre Juan, una buena impresión de él, voy a mandar señales positivas, él las va a decodificar, y se va a generar un círculo virtuoso”. Esto, asegura, “ocurre de forma casi automática porque es nuestro subconsciente desarrollado hace miles y miles de años”.

Ahora bien, ¿de qué te sirve todo esto si sucede de forma inconsciente? Según el experto, la timidez, esa sensación de caerle mal a todo el mundo y preferir estar callado para que no te coman, nace de un “momento primario prematuro” de tu vida en el que tuviste “una mala interacción”, que te llevó a pensar que eres tú el que no encaja. Que eres tú el que está mal, que no gustas a los demás. Por tanto, cada vez que entras en una conversación, lo que los demás perciben de ti es: miedo.

Cambia de paradigma

Entender esto es esencial para cambiar de perspectiva. Siempre que te acerques a los demás con miedo o desconfianza, los demás lo percibirán y te responderán con la misma moneda. Pocas personas se pararán a hacer el esfuerzo consciente de entender que, quizá, tu actitud no tiene nada que ver con ellos.

Por suerte, tú puedes hacer algo para cambiar esto. Como explica Solà, salir de esta timidez “es empezar no solo a cambiar el lenguaje interno”, sino también elegir pequeñas batallas que puedas ganar. Acercarte a personas con las que tengas confianza para “cambiar ese ciclo de codificación y decodificación”.

A medida que tus interacciones positivas refuercen tu confianza y percepción propia, conseguirás mejorar tus relaciones con otras personas con las que quizá no tengas esa afinidad. Y así, como por arte de magia, empezarás a caer bien a los demás.

De hecho, asegura el experto, un estudio realizado en escuelas de Estados Unidos determinó que lo que hace que un niño sea popular no es llamar la atención, ser bueno jugando al futbol o estar en forma. Lo que hace que caiga bien, es tener una lista larga de otros compañeros a los que cae bien. Porque al encontrarse entre personas a las que cae bien, de forma inconsciente, sus señales positivas se disparan y resulta atractivo a todos los demás.

Y para ponerle la guinda al pastel, dice el experto, “empieza a encontrar cosas positivas en los demás, en cualquier persona, en quien sea. Encuentra cosas de las que aprender, inspirarte y mejorar, porque solo con esa predisposición positiva, la relación se volverá instantáneamente positiva”.

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