El aceite de oliva virgen extra es, sin duda, el mejor aceite para cocinar y aliñar los platos. Es rico en grasas monoinsaturadas, en especial ácido oleico, y en antioxidantes que ayudan a reducir la inflamación y a proteger frente a diversas enfermedades. Su consumo habitual se ha asociado a un menor riesgo de enfermedades cardíacas.

Después del de oliva, el aceite de girasol es el que más usamos en España (y más ahora que el precio del aceite de oliva está subiendo tanto). Pero no todos los aceites de girasol son iguales. Si lo eliges alto oleico, sus propiedades se parecerán más a las del aceite de oliva que si optas por el aceite de girasol convencional.

¿Qué es el aceite de girasol alto oleico?

El aceite de girasol alto oleico, tal como su nombre indica, es un tipo de aceite de girasol con un elevado contenido en ácido oleico (el mismo que abunda en el aceite de oliva) y un bajo contenido en ácido linoleico, un ácido graso poliinsaturado que está más presente en los aceites de girasol tradicionales.

El método de elaboración es el mismo que el del aceite de girasol convencional, pero se seleccionan las semillas de girasol que tienen un mayor contenido en ácido oleico.

Tiene un sabor neutro y su punto de humo (la temperatura a partir de la cual un aceite se quema, comienza a descomponerse y a ser perjudicial para la salud) es alto, por encima de los 232 °C, lo que lo hace adecuado para cocinar y freír. Además, tiene una vida útil larga, una botella puede durarte muchos meses si la guardas bien tapada en un lugar fresco y seco, lejos de la luz solar.

Por otro lado, hay que destacar que el aceite de girasol (tanto el normal como el alto oleico) es muy rico en vitamina E, un antioxidante que ayuda a combatir el daño celular provocado por los radicales libres. Eso sí, para aprovechar esta vitamina hay que tomar el aceite en crudo.

¿Por qué es mejor el aceite de girasol alto oleico?

El aceite de girasol alto oleico es preferible al aceite de girasol normal por diversas razones, pero la principal sin duda es su mayor contenido en ácido oleico, un mínimo del 75%, que hace que se parezca más al aceite de oliva en lo que respecta a sus propiedades nutricionales. En cambio, el aceite de girasol tradicional tiene solo entre un 20% y 30% y está compuesto principalmente por ácidos grasos poliinsaturados. 

El ácido oleico es un ácido graso monoinsaturado, un tipo de grasa que resulta beneficiosa para la salud del corazón. Se sabe que aumenta el colesterol HDL (el “bueno”) y reduce los niveles de inflamación.

Los ácidos grasos poliinsaturados (en concreto, ácido linoleico), que están más presentes en el aceite de girasol tradicional, son menos beneficiosos para la salud.

Por otro lado, el mayor contenido en ácido oleico hace que sea menos susceptible a la oxidación y que se conserve mejor y durante más tiempo.

Usos más recomendables del aceite de girasol alto oleico

Antes que nada, hay que dejar claro que el mejor aceite para cocinar es el aceite de oliva virgen extra. Sin embargo, el aceite de oliva puede ser una buena alternativa en algunos casos:

  • Su alto punto de humo hace que sea indicado para cocinar a altas temperaturas (freír, saltear, dorar…).
  • Al tener un sabor neutro, es una buena opción para hornea o para elaborar aderezos o salsas a los que no quieras añadir sabor.

    Usos desaconsejados del aceite de girasol alto oleico

    Aunque el aceite de girasol alto oleico es saludable, no contiene los polifenoles y nutrientes interesantes para la salud del aceite de oliva virgen extra, que es una mejor opción para comer en crudo.

    Además, tampoco es la mejor opción para aquellas preparaciones a las que quieras añadir el sabor del aceite (por ejemplo, para aliñar una ensalada o para elaborar salsas como el alioli).