Mijo del sol

El mijo del sol (Lithospermum officinale) se considera en fitoterapia una planta medicinal muy útil para cuidar de los riñones.

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El mijo del sol (Lithospermum officinale) crece silvestre en toda Europa, incluido el tercio norte de la península Ibérica, Sierra Nevada y el norte de Mallorca.

Lo hallamos en claros de bosques húmedos y riberas, donde puede pasar desapercibido si no se está familiarizado con él. Se conocía también como «lágrimas de David», por el aspecto de sus frutos, «granos de amor» y «té de Benasque» o simplemente como té, lo que da fe de su empleo tradicional. 

Las flores color crema del mijo del sol asoman en mayo. Más tarde, cuando fructifican, se cosechan con fines medicinales las puntas floridas. Contiene lignanos –ácido litospérmico–, ácidos fenólicos, taninos, alcaloides, flavonoides mucílagos y, en la raíz, litospermina, un colorante rojo.

En los herbolarios el mijo del sol se encuentra en planta seca para infusión o decocción, en tintura, jarabe y extractos líquido y seco.Se encuentra en planta seca para infusión o decocción, en tintura, jarabe y extractos líquido y seco.

Propiedades medicinales del mijo del sol

El principal beneficio del mijo del sol es su elevada acción diurética y antilitiásica renal, que lo convierte en un clásico recurso de herbolario para tratar las piedras en el riñón.

Ayuda a prevenir la formación de cálculos y, una vez se han desarrollado, contribuye como antiinflamatorio a reducir el dolor de espalda que pueden generar y a disolver las piedras en sus fases iniciales.

Asimismo está indicado como diurético en caso de oliguria, retención de líquidos y edemas.

Se destina igualmente a aliviar los dolores de tipo reumático, vinculados a las articulaciones, como la artritis reumatoide y la artrosis.

Se le atribuye además un efecto positivo como reductor del ácido úrico, muy útil como apoyo natural frente a los ataques de gota recurrentes, a veces muy dolorosos.

El mijo del sol se emplea también para el tratamiento de síntomas asociados al climaterio –dolor lumbar, fatiga, palpitaciones, insomnio y sofocos nocturnos– asociándolo a otras plantas que refuerzan esta acción, como trébol de prado, lúpulo y sauzgatillo.

Por otro lado, se le reconoce cierto efecto antigonadotrófico y antitiroideo y se ha ensayado para tratar el hipertiroidismo.

En uso tópico se aplica sobre inflamaciones por heridas y golpes, en quemaduras, heridas y llagas.

Infusiones con mijo el sol

Tisana casera para disolver los cálculos del riñón: Combinado con plantas afines, el mijo del sol resulta útil tanto en la prevención como en el tratamiento de la litiasis. Se mezcla a partes iguales el mijo del sol con coclearia, arenaria roja y hojas de gayuba, y para mejorar el sabor de la infusión se añade también anís estrellado. Cómo prepararla: Se echan dos cucharadas de esta mezcla por cada medio litro de agua. Se hierve durante 1 minuto, se deja que repose otros 10, se cuela y se va bebiendo durante la jornada.

Tisana para la gota: Se combina mijo del sol con coronilla de fraile, hojas de fresno, cola de caballo y anís estrellado, a partes iguales. Cómo prepararla: Se hierven dos cucharadas soperas de la mezcla por medio litro de agua durante 1 minuto, se deja reposar tapado 10 más y se beben hasta tres tazas al día, con las comidas.

Precauciones y contraindicaciones

Debe evitarse en caso de hipotiroidismo y en el embarazo y la lactancia. Al contener alcaloides pirrolizidínicos, se alerta de posibles complicaciones hepáticas en tratamientos prolongados. También se debe usar con prudencia en caso de insuficiencia renal y cardiaca. 

 

Jordi Cebrián. Asesora: J Mª Teixé, herborista de «El Manantial de Salud»

 

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