Sabal

El extracto de bayas de sabal reduce las molestias de la prostatitis y ayuda en caso de impotencia o eyaculación precoz. También puede mitigar la alopecia masculina.

¿Qué es el sabal y qué enfermedades cura?

El sabal (Sabal serrulata o Serenoa repens) es una pequeña palmera de grandes hojas en forma de abanico. Sus bayas –verdes cuando están frescas y de color negro azulado al madurar– fortalecen los tejidos corporales, previenen la hiperplasia glandular y reducen las molestias derivadas del síndrome prostático.

Esta dolencia, que afecta a muchos hombres a partir de los 50 años de edad, se caracteriza por un crecimiento benigno de la próstata que causa dificultad al orinar y, a  medida que la glándula crece y ejerce presión  sobre la uretra y los tejidos adyacentes, una sensación de inflamación en la parte baja de la  pelvis.

Las bayas de sabal se recolectan en otoño y se pueden consumir frescas (50-100 g diarios), secas (50 g diarios) o en extracto (150-300 mg diarios). 

Propiedades medicinales del sabal

Entre los principios activos que contienen los frutos del sabal destacan los aceites esenciales, los alcoholes, los taninos y los polisacáridos.

Estos compuestos les confieren múltiples propiedades, entre las que destaca el bloqueo de la producción de dehidrotestosterona. Esta sustancia deriva de la testosterona, la hormona masculina que estimula la reproducción de las células de la próstata. 

Actualmente las bayas de sabal se usan en preparados fitoterapéuticos destinados al tratamiento de las siguientes patologías:

  • Prostatitis. Ejercen un efecto antiinflamatorio, además de impedir la proliferación de los andrógenos sobre el tejido prostático, que son la causa de la hiperplasia de esta glándula. Asimismo, reducen notablemente las molestias urinarias: disuria (dificultad para orinar), polaquiuria (necesidad de orinar muchas veces) y tenesmo vesical (sensación permanente de deseo de orinar). 
  • Desórdenes hormonales. Por su acción estrogénica, también tienen efectos reguladores sobre el sistema hormonal femenino
  • Acción anabólica. Tonifican, ayudan a reconstruir los tejidos corporales y favorecen el ganar peso.
  • Efectos diuréticos. Fortalecen la vejiga y la eliminación de la orina. También ejercen de antiséptico en las cistitis
  • Otras indicaciones: Ayudan en casos de impotencia, eyaculación precoz, infección respiratoria con tos persistente, asma, bronquitis, congestión nasal, fatiga y debilidad general.
  • También pueden ser beneficiosas en casos de alopecia en el hombre.

¿Cómo utilizar el sabal para cuidar la próstata?

La próstata es una glándula que rodea el cuello de la vejiga y una porción de la uretra.

Su función es verter el líquido prostático en la uretra, que se mezcla con el esperma en el momento de la eyaculación para favorecer el desplazamiento de los espermatozoides.

Este órgano puede sufrir un aumento de tamaño por causas diversas: en los hombres jóvenes o de mediana edad, la afección prostática más común es la inflamación de la glándula a causa de una infección aguda; mientras que en los mayores de 50 años resulta más común la hipertrofia o crecimiento exagerado (hipertrofia benigna de próstata o HBP).

Cuando el tamaño de la glándula es superior al normal, comprime la uretra y dificulta la micción. Es una afección benigna que no implica la existencia de cáncer, aunque a veces se pueden manifestar juntos.

Las causas de la hipertrofia son hormonales, pero comer con regularidad ciertos alimentos puede retrasarla o aliviarla (tomates, frutos secos o soja).

Los ácidos grasos y esteroles del sabal reducen la actividad de la 5-alfa-reductasa, una enzima que interviene en la producción de estrógenos y en la conversión de testosterona en dihidrotestosterona (DHT), hormonas responsables del crecimiento celular en el tejido prostático.

No presenta contraindicaciones y su ingesta previene la hiperplasia y mitiga los síntomas mencionados.

Como prevención hay que tomar unos 500 mg/día, pero si ya existe una HBP se puede llegar a los 1.000-2.000 mg diarios.

Cómo se toma el sabal

Como suplemento dietético, el extracto de bayas de sabal puede encontrarse solo o bien formando parte de fórmulas junto con otras sustancias de acción sinérgica para la protección prostática como las semillas de calabaza, la ortiga verde, el licopeno, la vitamina E, los betacarotenos y el zinc.

La dosis habitual suele ser de 2 cápsulas diarias con las comidas.

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