Para los antiguos griegos, el oráculo de Delfos era la cuna de todo el conocimiento. En la mitología, hasta grandes héroes como Heracles tuvieron que acudir a su sabiduría para salir adelante. En su entrada, grabado en piedra, se podía leer: “Conócete a ti mismo”. Este mensaje, que ahora leemos en tazas y camisetas, tiene una profundidad inusitada cuando sabemos dónde mirar.
Así lo afirma Arthur Brooks, profesor de la Universidad de Harvard, para el cual el “conócete a ti mismo” de Delfos, como otros grandes y sabios consejos, es fácil de pronunciar, pero difícil de aplicar. La ciencia explica por qué, y gracias a ello, el experto ha sido capaz de configurar su propio “régimen” de autoconocimiento. Aplicarlo te ayudará a conocerte superando todos los sesgos cognitivos que tu mente usa para impedir que te conozcas de verdad. Porque sí, lo natural es que te conozcas fatal.
No te conoces porque no es cómodo
Diversos estudios e investigaciones psicológicas demuestran una dolorosa verdad: nos conocemos fatal. Las conclusiones de la ciencia es que nuestras propias evaluaciones, en cuanto a habilidades y rendimiento, tienen una precisión bastante inferior a las que otros pueden hacer sobre nosotros. De hecho, las personas que nos rodean pueden predecir con mayor exactitud cómo vamos a reaccionar ante determinada circunstancia de lo que podemos hacerlo sobre nosotros mismos. ¿No te parece increíble?
Esta falta de autoconocimiento, asegura Arthur Brooks, genera una metaignorancia. “No solo no nos conocemos”, escribe el experto para The Atlantics, “no sabemos que no nos conocemos”. Si estabas pensando que tú sí que te conoces, ya sabes en qué trampa estás cayendo.
Pero, ¿qué significa conocernos a nosotros mismos? ¿Y por qué no somos capaces de conocernos bien? Según el profesor de Harvard, el autoconocimiento se compone de “una enorme cantidad de información veraz sobre tus estados interiores a lo largo del tiempo en tus tres fases: presente, pasado y futuro”.
El problema es que nuestro cerebro lleva instalado un “sistema inmunitario psicológico” que en muchos casos nos impide percibir cómo somos en realidad. Con el afán de proteger nuestra autoestima, la mente nos lleva a “usar el razonamiento motivado para reafirmarnos en la certeza de nuestras opiniones”, explica Brooks. Y así acabamos racionalizando malas decisiones, ignorando información que nos afecta críticamente y manteniendo con vida ilusiones positivas que evitan que nos enfrentemos a la dolorosa realidad.
Es decir, no nos conocemos a nosotros mismos porque, a corto plazo, es más cómodo. La mente, de hecho, reacciona ante la autocrítica como si fuera una amenaza. Sin embargo a la larga, asegura Brooks, esta falta de autoconocimiento “conlleva la pérdida de muchas oportunidades de bienestar y éxito”.
Tres reglas que debes cumplir para conocerte mejor
Como con todo problema, lo primero es reconocerlo. Si ya has aceptado que quizá no te conozcas tan bien como imaginabas, es hora de pasar a la acción. Igual que para cambiar de hábitos alimenticios y comer bien un buen protocolo dietético puede ser mano de santo, Brooks ha configurado un “conjunto de reglas para alejarte de la búsqueda de comodidad y guiarte hacia una mejor salud cognitiva”. Es decir, una receta eficaz para conocerte mejor a ti misma.
Deja de protegerte
Si alguna vez has hecho un cambio de hábitos importante, como empezar a hacer deporte tras llevar una vida principalmente sedentaria, sabes que lo incómodo que resulta enfrentarte a lo desconocido. Salir del sofá y moverte cuesta, te hace sentir débil e incómoda, pero merece la pena. Lo mismo sucede, explica Brooks, con el trabajo de autoconocimiento.
“La autoevaluación rigurosa y constante te resultará incómoda al principio, pero al final te fortalecerá como persona”, escribe en su columna quincenal para The Atlantics. Esta idea le lleva a su primer consejo: pedirle a tus amigos y familiares que te hagan críticas honestas con regularidad, e insistir en que no se contengan. “Puedes llamar a esto tu rutina de entrenamiento personal”, dice Brooks.
Abraza el cambio
Cuando tus familiares y amigos empiecen a señalar tus errores, puede suceder algo terrible: que tu sistema inmunológico psicológico se activa y, sin darte cuenta, despliegue todos sus trucos para que ignores los datos que se te han presentado. Esto sucede, nos explica Brooks, cuando mantenemos “una mentalidad fija sobre nuestras fortalezas y habilidades”.
El punto positivo es que podemos adelantarlo, y para hacerlo tenemos que ver “el potencial de crecimiento en tus fortalezas”. Es decir, debemos asumir que cada crítica es “un arma secreta que necesitamos para mejorar aún más”.
Decida y actúa
“No basta con creer que es posible un cambio positivo”, escribe Brooks, “también necesitas un plan para lograrlo”. Y esto puede aplicarse a todo. A cambios sencillos, como mejorar tus habilidades laborales o escuchar a tu pareja, y también a los más complicados, como modificar tu personalidad.
Pero, espera, ¿la personalidad no era algo inamovible? Si lo era, ya no lo es. Así lo aseguran las investigaciones de los últimos quince años que, según el profesor de Harvard, revelan que la personalidad es mucho más flexible de lo que se creía y que evoluciona de forma natural a lo largo de toda la vida. Y aunque te sorprenda, lo habitual es que lo haga de forma positiva.
Sin embargo, para conseguir estos cambios debes “adaptar tu comportamiento a la persona que te gustaría ser”. Es lo que Brooks llama “el principio del ‘como si’”. O como diríamos en España, “el hábito no hace al monje”, son nuestros hábitos y costumbres los que determinan cómo somos. “Actúa como una mejor persona, y te convertirás en una mejor persona”, concluye el gran gurú de la felicidad de Harvard.
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