El carbón vegetal es un producto 100% natural, libre de sustancias nitrogenadas, que sí están presentes en el carbón de tipo mineral.

Se obtiene de la quema de ciertos elementos vegetales como la cáscara de coco, la madera de álamo, de eucalipto (ya en desuso), de lignitos o incluso de turba, que son sometidos a un proceso conocido como "activación".

Te recomendamos que antes de tomar cualquier tipo de suplemento consultes con un especialista.

En primer lugar se deshidratan y carbonizan calentándolos a fuego lento e impidiendo el contacto con el aire.

A continuación se activa el carbón resultante, de poros pequeños, aplicándole vapor de agua y una mezcla de gases, o bien un agente oxidante, a unos 1.000º C, lo que agranda los poros y le da su excepcional capacidad absorbente.

carbón activado: propiedades

Una vez activado, el carbón vegetal puede llegar a absorber sustancias tóxicas por sus poros en cantidades de hasta 100 veces su propio peso: de hecho, su uso diario permite eliminar hasta un 60% de las toxinas acumuladas en el intestino.

Muchos batallones de soldados se han servido de máscaras de carbón activado para defenderse de gases tóxicos lanzados desde líneas enemigas, pero sobre todo se ha usado tradicionalmente para absorber sustancias nocivas ingeridas con los alimentos, así como para absorber gases y agentes bacterianos o neutralizar la acción de hongos como la cándida.

El carbón vegetal circula por el tubo digestivo, donde absorbe las sustancias nocivas, y después se expulsa con las heces, lo que impide que esas sustancias sean metabolizadas y lleguen a afectar a los tejidos.

Junto a este efecto desintoxicante y depurativo, por el cual se impone como una herramienta de primer orden contra las intoxicaciones, se le atribuyen virtudes astringentes, antiácidas, antidiarreicas, carminativas, antiflatulentas, antibacterianas, digestivas y antiinflamatorias.

carbón activado: para qué sirve

Está indicado básicamente para las siguientes situaciones:

  • En intoxicaciones alimentarias producidas por alimentos en mal estado o descomposición, caducados o con algún tóxico.
  • En caso de gases, para combatir la hinchazón abdominal, las flatulencias, los eructos y los meteorismos.
  • Para eliminar el mal aliento y sabor de boca provocados por una fermentación excesiva de los alimentos en el intestino.
  • En la acidez gástrica y la sensación de ardor de estómago.
  • Para favorecer la digestión, ya que tonifica el aparato digestivo.
  • Para poner fin a diarreas agudas y cólicos, ya que absorbe las bacterias y los microorganismos responsables de infecciones en el tracto digestivo y los inactiva.
  • Por este motivo resulta muy adecuado en intoxicaciones producidas por medicamentos, ingeridos por accidente o en dosis excesivas, y por metales pesados como mercurio o plomo, clorina, cianuro, derivados del petróleo, plaguicidas como el DDT y drogas.
  • En envenenamientos moderados o severos producidos por ingesta directa o indirecta de hojas o frutos tóxicos, así como determinados hongos, como es el caso, por desgracia demasiado frecuente, de la seta Amanita phalloides. Actúa bloqueando el veneno antes de que llegue al hígado y lo dañe de forma irreparable.
  • En caso de mordedura de serpiente o picaduras de tábano, araña o escorpión, para neutralizar el efecto del veneno.
  • Como apoyo en tratamientos de desintoxicación de alcohol y tabaco, ya que el carbón absorbe componentes químicos que pueden causar dependencia.
  • En veterinaria, frente a intoxicaciones del ganado o los animales domésticos.

¿Qué hacer en caso de intoxicación?

Los síntomas de una intoxicación pueden ser, entre otros, quemazón en la boca, dolor abdominal, dificultad para respirar, mareo, vértigo, vómito, diarrea, visión doble, pupilas dilatadas, convulsiones, delirios y pérdida de conciencia.

Ante un envenenamiento severo, lo más urgente es buscar ayuda llamando a un teléfono de asistencia.

Se debe comprobar si la persona está consciente, tratar de ver qué ha provocado el envenenamiento e inmediatamente colocar a la persona boca abajo para impedir que el veneno siga entrando.

Solo si el tipo de veneno lo aconseja, se debe intentar provocar el vómito, insertando los dedos en su boca hasta tocar la úvula o campanilla.

carbón activado: cómo se toma

Contar con carbón vegetal en el botiquín puede resultar muy útil, tanto para aliviar pequeñas molestias digestivas como para recurrir a él en caso de urgencia. Se aconseja tenerlo a mano, sobre todo si hay niños.

En una urgencia –una intoxicación por medicamentos, plantas o setas tóxicas, por ejemplo–, se administra una cucharada de carbón en gránulos o en polvo disuelta en un vaso de agua y más agua para rehidratar bien.

Suele ocasionar deposiciones de color negro, que no deben preocupar.

  • Para aliviar los gases y las flatulencias, se recomienda realizar una cura depurativa de 9 días tomando de 400 a 600 mg diarios en cápsulas o perlas, media hora después de comer o al empezar los síntomas.
  • Se debe tomar después de comer o unas cuatro horas antes de acostarse, y acompañar de abundante agua (tres litros diarios o más).
  • No hay que tomarlo con otras bebidas, ni siquiera zumos de fruta o caldos, ni ingerir alimentos justo antes o después, ya que podría impedir la absorción de sus nutrientes.
  • También es muy importante alejarlo al menos dos horas de la toma de cualquier medicamento, a fin de no interferir en su acción terapéutica.

carbón activado: contraindicaciones

  • Se desaconseja tomarlo durante periodos prolongados.
  • En niños y adolescentes se recomienda moderación, ya que están en crecimiento y pueden perder nutrientes de los alimentos que ingieren.
  • Está contraindicado en caso de hipersensibilidad al carbón vegetal, obstrucción intestinal, riesgo de hemorragia intestinal, estreñimiento e intervenciones quirúrgicas recientes.

¿Dónde se puede comprar carbón activado?

El carbón vegetal activado se puede encontrar en los herbolarios y las tiendas de dietética, así como en farmacias.

Presentación

Se presenta en polvo, granulados, cápsulas y perlas de gelatina, combinado a veces con aceite de soja y aceites esenciales de menta y anís verde, en una fórmula carminativa destinada a los gases.