El enfoque educativo Montessori, desarrollado por la doctora María Montessori (1870-1952) a principios del siglo XX, convierte al niño en el protagonista de su propio aprendizaje para que pueda desarrollarse de forma libre, autónoma y con plena confianza en sí mismo. 

Esta pedagogía no solo se puede aplicar en los centros educativos, sino que se extiende al hogar familiar y a la forma en que se diseñan los ambientes donde viven los niños.

Una aplicación práctica en el hogar es la denominada "cama Montessori": un mueble sencillo donde el niño puede dormir casi a ras del suelo o junto a la cama de la madre y que está diseñado para empoderarlo.

¿Qué es una cama Montessori?

Una cama Montessori suele ser un colchón o una estructura baja y minimalista colocada directamente sobre el suelo, lo que permite que el niño pequeño, desde el nacimiento y hasta los 5 o 6 años de edad, pueda acceder a ella de forma independiente.

A diferencia de las cunas tradicionales con barrotes altos o de las camas con barreras infranqueables, la cama Montessori brinda a los niños la libertad de entrar y salir por sí solos. Su diseño refleja el principio Montessori de crear entornos que satisfagan las necesidades de desarrollo del niño, fomentando la autonomía y la actividad autodirigida.

María Montessori observó que los niños prosperan mejor en espacios donde pueden ejercer su independencia. Al colocar la cama a ras de suelo, los padres crean un espacio seguro y accesible que se alinea con el enfoque Montessori de "entorno preparado".

Por eso no son deseables los muebles altos, con barreras o de estética recargada. La cama Montessori es necesariamente sencilla y minimalista. También es duradera gracias a que puede adaptarse, como veremos, al crecimiento del niño, y a que se fabrica con materiales naturales y de calidad, no solo por una cuestión estética y de seguridad, sino también medioambiental y sensorial, pues el material natural aporta una información a los sentidos muy valiosa.

Alineación con la pedagogía Montessori

La cama Montessori encarna varios principios pedagógicos fundamentales, como la promoción de la autonomía, la libertad de movimiento y el aprendizaje impulsado por los propios intereses. Estos principios pedagógicos solo pueden realizarse en ambientes preparados.

Estos principios no son solo teóricos, se basan en las observaciones científicas de la doctora Montessori sobre el comportamiento infantil, que está gobernado por una "mente absorbente" que les permite asimilar sin esfuerzo las experiencias de su entorno. La cama Montessori aprovecha esto creando un espacio donde los niños pueden practicar la autonomía de forma segura.

De la cama al dormitorio Montessori

Al igual que un aula en un centro educativo Montessori, el dormitorio del niño puede estar cuidadosamente diseñado para servir al desarrollo del pequeño. La cama es un elemento, pero el resto de muebles y objetos, y la manera en que están ordenados y dispuestos, han de responder a las necesidades del niño para que pueda interactuar con su espacio con confianza y seguridad.

Además, el espacio preparado ha de respetar el "ritmo del niño", adaptándose a sus capacidades, habilidades e intereses en cada momento.  

Como normal general, la habitación debe ser sencilla para que al pequeño o pequeña le resulte fácil desplazarse y orientarse. No conviene sobrecargar el espacio con muebles u objetos decorativos.  También debe ser un espacio bello y delicado, no estridente ni recargado.

Rincón de lectoescritura

Una habitación infantil Montessori es un ambiente cuidadosamente preparado para el desarrollo del niño, por eso, además, de la cama, incluye, por ejemplo, un rincón diseñado para el aprendizaje de la lectoescritura, con una silla donde pueda leer al lado de su pequeña biblioteca con los libros adecuados para su edad a su alcance.

En este espacio, el niño debe disfrutar de una sensación de privacidad y serenidad. Una mesita con una lámpara puede formar parte de esta área.

El orden es esencial, pues contribuye a la seguridad y apoya la buena organización mental del niño.  

Finalmente, para acompañar la autonomía que proporciona la cama, hay que usar protectores de enchufes y asegurar los muebles para evitar que se vuelquen sobre el niño por accidente.  

Beneficios de la Cama Montessori

La cama Montessori ofrece numerosos beneficios para el desarrollo del niño, respaldados por la filosofía Montessori y las perspectivas prácticas de padres y educadores. 

  • Promueve la independencia y la confianza: Al permitir que los niños accedan a su cama sin la ayuda de un adulto, la cama Montessori fomenta la motivación intrínseca y la sensación de logro personal.  La ausencia de barras favorece el desarrollo de la motricidad gruesa y la percepción espacial. 
  • Mejora la seguridad: La baja altura de una cama Montessori minimiza el riesgo de caídas, una preocupación importante durante la transición de la cuna a la cama. Un entorno bien organizado y accesible para los niños promueve la seguridad y la autodisciplina.  
  • Fomenta la autorregulación: La educación Montessori valora la capacidad de los niños para comprender sus propias necesidades. Una cama de suelo permite a los niños elegir cuándo dormir o despertarse, lo que les ayuda a desarrollar hábitos de sueño saludables. Esta autonomía permite el aprendizaje en los "períodos sensibles", durante los cuales los niños son particularmente receptivos al desarrollo de habilidades específicas.
  • Facilita una transición fluida: Para los niños pequeños que pasan de la cuna a una cama de niño grande, una cama Montessori facilita la transición. El diseño abierto reduce la sensación de encierro, convirtiendo la hora de dormir en una experiencia positiva. Además, algunas camas Montessori son versátiles y pueden crecer con el niño, pues se pueden modificar su longitud, anchura y altura. Esto alarga la vida del mueble y permite al pequeño disfrutar de su cama mucho tiempo.  
  • Promueve la responsabilidad y el orden: la cama Montessori anima a los niños a participar en el mantenimiento de su espacio para dormir. 
  • Fortalece el vínculo entre padres e hijos: la baja altura de una cama de suelo facilita que, en un momento dado, los padres se recuesten al lado de su hijo, fomentando la cercanía durante las rutinas de dormir.   

La cama Montessori puede exigir un tiempo de adaptación 

Como el niño goza de autonomía y libertad, hay que ayudarle a regularse estableciendo unos límites y unas rutinas. Conviene establecer unos hábitos de descanso y sueño que favorezcan el buen uso de la cama.

Es normal que los primeros días el niño entre y salga de la cama más de lo que les gustaría a los padres. Los educadores Montessori recomiendan paciencia, ya que los niños se adaptan con el tiempo a la responsabilidad de disfrutar de una cama en el suelo.   

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