Si piensas en una cuna, probablemente visualices una estructura con barrotes altos que evitan que el bebé se caiga o salga de la cuna… Te parecerá normal, sin embargo, la pedagogía Montessori la considera inadecuada y propone una cama a ras de suelo sin patas ni barreras. 

Dácil Martín, psicóloga y directora pedagógica del colegio KaiZen Montessori en Las Palmas de Gran Canaria, afirma que, "como decía María Montessori, la cuna con barrotes encarcela al niño, en cambio, la cuna o cama Montessori le da libertad y confianza".

Detrás de una cuna, un método educativo

Todos los padres necesitan elegir una cuna para su hijo, pero pocos se encuentran con la propuesta de Montessori y todo lo que hay detrás, un método pedagógico con una visión del niño y el aprendizaje que resulta revolucionaria. 

Una habitación infantil Montessori es un ambiente cuidadosamente preparado para el desarrollo del niño, por eso, además, de la cama, incluye, por ejemplo, un rincón diseñado para el aprendizaje de la lectoescritura, con una silla donde pueda leer al lado de su pequeña biblioteca con los libros adecuados para su edad a su alcance, en un ambiente calmado y sereno.  

Como nos explica Martín, "la cama Montessori es solo una pequeña parte de una filosofía de educación mucho más amplia". "El fomento de la autonomía desde edades muy tempranas, incluso con tareas que pueden parecer muy pequeñas, crea seres humanos más capaces y resilientes. Esta base sólida les permitirá convertirse en adultos seguros, responsables y con mayor bienestar emocional", resume la psicóloga.  

Algunas madres y padres llegan a la cuna Montessori porque están interesados en el colecho, sin embargo, esta práctica no tiene relación con la pedagogía Montessori. "El colecho es una elección personal y familiar. Lo importante es crear un apego sano, el amor, la autonomía y la  observación", explica Martín.  

 ¿Por qué es recomendable la cama Montessori?

 "La cama Montessori fomenta la autonomía y la libertad de movimiento. El niño puede acostarse y levantarse de la cama cuando lo desee y explorar su entorno. Esto crea autoconfianza", insiste Dácil Martín.  

"Al tener control sobre su descanso, el niño experimenta autoconfianza, autonomía e independencia. La libertad de movimiento y de exploración son elementos fundamentales para su desarrollo cerebral", nos cuenta Martín.

El efecto lo aprecian los padres que "suelen asombrarse de cómo sus hijos adquieren autonomía de una manera tan rápida y desde edades muy tempranas". "La hora de dormir deja de convertirse en una batalla, ya que suele convertirse en una decisión del menor", añade. 

El dormitorio debe estar preparado

La cama Montessori es recomendable desde el nacimiento, si se toman precauciones como usar un colchón firme directamente sobre una alfombra o una plataforma muy baja (un somier, por ejemplo), para evitar huecos donde el bebé pueda quedar atrapado. Se puede usar hasta que el niño o la niña esté preparado para subir y bajar de una cama estándar, alrededor de los 5 o 6 años de edad. 

A menudo los padres se preguntan si una cama sin barrotes es segura. "En realidad, la cama en el suelo minimiza mucho el riesgo de accidentes por caída, pues muchos bebés mayores  aprenden a trepar por los barrotes de la cuna y eso es un peligro".

Sin embargo, es necesario preparar la habitación donde está la cama para que sea un ambiente seguro: anclar los muebles a la pared, tapar los enchufes, asegurar ventanas y puertas, retirar objetos pequeños que puedan ser ingeridos, etc. Así, el dormitorio está preparado para la exploración de una manera segura. Está ordenado, es diáfano, la decoración está a la altura del niño, no es recargado y los juguetes están al alcance del menor en un mobiliario adaptado al tamaño del niño. 

Par ayudar al descanso se evita la sobreestimación sensorial. Martín señala que "los juguetes, si se desea seguir la línea Montessori en su totalidad, deben ser adecuados a la edad y hechos con materiales naturales. Es mejor colocar pocos e ir rotando, que llenar las estanterías, lo cual se convierte en un caos".

La mejor cama para el descanso

Al poder levantarse y volver a la cama libremente, el niño experimenta un ciclo natural de sueño. La sensación de libertad de movimiento también le libera de frustraciones, lo que contribuye al descanso. 

Si eres padre, quizás estás pensando que tanta libertad puede convertirse en una pesadilla si el niño decide no quedarse en su cama… Dácil Martín responde que "la clave es la preparación del entorno y crear rutinas fijas". 

"Primero tendremos que ser muy constantes y amorosos a la hora de reconducir, y luego, poco a poco, se irá convirtiendo en un hábito —continúa—. Hay que recordar que el concepto de libertad en Montessori no es que los niños hagan lo que les dé la gana, sino que su libertad viene estructurada dentro de un marco que diseña el adulto, con horarios, rutinas y normas establecidas".

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