Cuando culturas tan diferentes como la escandinava y la árabe comparten un ritual de salud y belleza tan parecido como sudar en un espacio común es porque la práctica avala sus beneficios para salud. Al someter al cuerpo a calor intenso se incrementa la sudoración, la circulación y, a su vez, la salud de la piel y el resto del organismo.

Pero si quieres disfrutar de la sauna y convertirla en un agradable ritual de belleza para mejorar el aspecto de tu piel, conviene utilizarla bien. Veamos antes las diferencias entre sauna y baño turco. Después nos centraremos en sus beneficios para la piel y en cómo utilizarlos correctamente para sacarles el máximo partido.

 

¿Sauna seca o baño turco?

Aunque en ambos lo que se busca es aprovechar los beneficiosos efectos del calor, la sauna seca y el baño turco presentan diferencias.

  • En la sauna, propia de climas nórdicos, se emplea calor seco a entre 60 y 90 ºC. Es un recinto de madera en el que la extrema sequedad (menos del 15% de humedad) ayuda a tolerar la temperatura, aunque puede humedecerse el ambiente vertiendo agua sobre piedras calientes para aumentar la sensación de calor.
  • En el baño turco o hammam la temperatura se dispone a entre 43 y 46 ºC, pero la humedad puede llegar al 100%, con lo que el calor se siente más. En algunos gimnasios se le llama sauna húmeda. Como es tradición en sus países de origen, suele estar alicatado.

La sauna seca, al alcanzar temperaturas tan extremas, es más recomendable en invierno. El baño turco se utiliza incluso en países de climas muy calurosos.

Beneficios de la sauna para la piel

El calor abre los poros y estimula la sudoración, lo que favorece la limpieza de la piel. Además aumenta su riego sanguíneo y oxigenación, porque el corazón bombea más rápido.

Con los poros limpios, la piel oxigenada y el color rosado que da el aumento de riego, el aspecto rejuvenece.

Ahora bien, los beneficios son más que estéticos. Al transpirar no solo se limpian los poros, sino que el calor estimula el sistema linfático, apoyando la eliminación de toxinas de todo el cuerpo. El aumento momentáneo del riego sanguíneo también favorece la circulación.

Además, tanto el momento de silencio y tranquilidad que ofrece como la distensión muscular que produce el calor ayudan a relajarse.

Los efectos anteriores sobre la salud, a su vez, se refleja en el estado de la piel, que se destensa y descongestiona.

8 claves para aprovechar la sauna al máximo

Como toda rutina de salud, lo más recomendable es usar la sauna a menudo, una o dos veces por semana. Pero tanto si se hace un uso puntual de la sauna como frecuente, es bueno preparase antes.

  1. Beber mucha agua antes de entrar y al salir es esencial para no deshidratarse y de paso apoyar la depuración.
  2. Darse una ducha templada justo antes también es bueno. Elimina residuos de jabón y cremas, y va abriendo los poros.
  3. La pregunta al entrar es dónde situarse: en los escalones altos el calor es más intenso, y recomendable para quienes tienen experiencia en la sauna; en las zonas más bajas, el calor es menor.
  4. Tumbarse una vez dentro ayuda a relajarse, aunque hay personas que prefieren sentarse. En cualquier caso hay que incorporarse despacio para no marearse.
  5. Para estimular la función linfática se puede masajear el cuerpo con movimientos firmes y en sentido hacia el corazón.
  6. Tras la sauna conviene volver a ducharse, normalmente con agua fría, lo que estimula la circulación una vez más, cierra los poros y elimina el sudor de la piel.
  7. Para refrescarse e hidratarse puede beberse un vaso de agua con una rodaja de lima, limón o pepino.
  8. Hidratar bien la piel al finalizar también es básico. Si se busca activarse tras la sauna, una crema con una fragancia cítrica es lo ideal; si se prefiere mantener el estado de tranquilidad, se puede optar, por ejemplo, por una con aceite esencial de lavanda.
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Precauciones

  • El tiempo óptimo para estar en la sauna es de 15 minutos, si bien hay quienes no aguantan más de cinco.
  • En caso de mareo, debe salirse de inmediato.
  • Las mujeres embarazadas no deben utilizarla.
  • El calor también puede ser perjudicial para las personas con problemas circulatorios, como varices; la clínica Mayo aconseja en ese caso la sauna de infrarrojos, de temperatura más moderada.

Cómo hacer un circuito de sauna seca y húmeda

Si se tiene acceso a ambos tipos de sauna, seca y húmeda, se puede hacer un circuito que relaja y estimula la circulación:

  1. Se realiza una ducha templada y se entra en la sauna tradicional.
  2. A los 10-15 minutos, se pasa al baño turco.
  3. Tras otros 10-15 minutos, se pasa rápidamente a la piscina de agua fría, o a una ducha fría. Se está tan solo unos segundos, los suficientes para mojarse el cuerpo entero (la cabeza no es necesaria).
  4. Se vuelve al baño turco otros 5 minutos.
  5. Se va otra vez a la ducha fría, antes de darse una ducha a una temperatura agradable.

Cada vez que se entra en la sauna es importante escuchar al cuerpo. Si nos encontramos mal, deshidratados o mareados hay que salir inmediatamente.