Si buscas una aventura que combine naturaleza salvaje, vistas de infarto y un toque de adrenalina, el Congost de Mont-rebei es tu destino.
Este desfiladero, tallado por el río Noguera Ribagorzana, es una joya escondida en los prepirineos catalanes, entre las provincias de Lleida (Cataluña) y Huesca (Aragón).
La ruta, que empieza en La Masieta (Lleida) y te lleva por pasarelas colgadas del abismo, escaleras de vértigo y paisajes que parecen sacados de una película, es un planazo para los amantes del senderismo y la naturaleza.
Con 28 kilómetros de recorrido y un desnivel de unos 750 metros, este sendero de dificultad moderada-alta requiere cierto esfuerzo, pero cada paso vale la pena. ¿Listo para descubrir por qué este lugar te dejará sin aliento?
¿Qué es un "congost"?

@andreea garci. Instragram
Un congost es, en catalán, un desfiladero o cañón estrecho, esculpido por un río que se abre paso entre montañas con una paciencia milenaria.
El Congost de Mont-rebei, en concreto, es uno de los más espectaculares de la península. Imagina paredes verticales de más de 500 metros de altura, separadas en su punto más estrecho por apenas 20 metros, con el río Noguera Ribagorzana serpenteando en el fondo.
Este cañón, que divide la Sierra del Montsec en dos (Montsec d’Ares en la comarca del Pallars Jussà, en Cataluña, y Montsec de l’Estall en la Baja Ribagorza de Aragón), es un escenario natural que parece diseñado para hacerte sentir pequeño ante la inmensidad de la naturaleza. No es solo un lugar para caminar; allí puedes vivir una experiencia que te conecta con el paisaje de una manera brutal.
¿Cuáles son los atractivos principales del Congost de Mont-rebei?
El usuario de Instagram @rutasmoro la define como "la ruta más épica de Cataluña" y no le falta razón en absoluto. El sendero que transcurre por el Congost de Mont-rebei está literalmente tallado en la roca, con tramos que te hacen caminar pegado a la pared con cable de seguridad (aunque el camino es ancho y seguro) o que transcurren por pasarelas y escalera de madera que descienden en zigzag, según el capricho de las rocas.
También atraviesas largos puentes colgantes, como el del Congost del Seguer, por donde cruzas de Cataluña a Aragón sobre las aguas del embalse de Canelles.
El gran colofón es la Ermita de la Mare de Déu de la Pertusa, un mirador natural en lo alto de un acantilado que ofrece vistas de postal al desfiladero y al embalse. Este lugar, encaramado a 700 metros de altitud, es pura magia.

¿Cómo son las vistas?

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Las vistas en el Congost de Mont-rebei son, sin exagerar, de película. Desde el inicio en La Masieta, el sendero te mete de lleno en el cañón, con paredes de caliza que se alzan imponentes a ambos lados.
El agua turquesa del embalse de Canelles refleja las rocas y el cielo, creando un contraste que te deja con la boca abierta. Al cruzar el puente colgante del Congost del Seguer, la perspectiva cambia y el paisaje se abre hacia el embalse, con la sierra del Montsec al fondo.
Cuando llegas a las pasarelas de madera en Montfalcó, la sensación de estar suspendido en el vacío, con el cañón a tus pies, es indescriptible.
Más adelante, desde la Ermita de la Pertusa, si el día está despejado, puedes alcanzar a ver los picos de Ordesa o Aigüestortes a lo lejos.
¿Cómo se llega?
Llegar al Congost de Mont-rebei es bastante sencillo, aunque requiere un poco de planificación. Desde Barcelona, estás a unas tres horas en coche.
La ruta más común es por la N-230 hasta Pont de Montanyana, y desde ahí, sigues una carretera señalizada hacia el parking de La Masieta, que es el punto de partida principal en la parte catalana.
Este parking es de pago (unos 8-10 euros, dependiendo de si reservas online), pero está bien organizado, con un centro de información, baños y mesas de picnic. No obstante, si quieres encontrar plaza tienes que llegar temprano.
Si vienes desde Aragón, puedes empezar en el parking gratuito del refugio de Montfalcó, aunque el acceso es por una pista algo más rústica.
Si no tienes coche, puedes tomar un bus desde Barcelona o Lleida hasta Pont de Montanyana, y desde ahí, un taxi te deja en La Masieta en unos 10 minutos.
También hay un parking gratuito en La Pertusa, cerca de Corçà, pero desde ahí la ruta es más exigente porque empieza con un descenso pronunciado.
¿Qué recorrido se puede hacer?

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La ruta clásica del Congost de Mont-rebei tiene unos 28 kilómetros ida y vuelta, empezando en La Masieta y llegando hasta la Ermita de la Pertusa, pasando por las pasarelas de Montfalcó.
Desde La Masieta, solo tienes que seguir el GR-1, marcado con franjas blancas y rojas. A los pocos minutos, el camino se bifurca: puedes tomar el sendero junto al embalse (que se inunda si el nivel del agua está alto) o el Camí de les Tarteres, que da un rodeo más seguro. Ambos te llevan al desfiladero, donde cruzas el primer puente colgante sobre el barranco de Sant Jaume.
Tras unos 2 kilómetros de desfiladero, el paisaje se abre al embalse de Canelles. Aquí empieza una subida moderada hasta el Mas de Carlets (780 m), el punto más alto del recorrido. Luego, tras cruzar el barranco de la Pardina, bajas al Collet de la Pertusa (670 m) y, en 5 minutos, llegas a la ermita.
El tramo final hasta Corçà es una pista asfaltada de 2 kilómetros.
El recorrido completo tiene un desnivel acumulado de unos 750 metros y se considera moderado-alto, ideal para senderistas con algo de experiencia.
i no quieres hacer los 28 kilómetros, puedes volver tras cruzar el congost (unos 8 km ida y vuelta) o llegar solo hasta Montfalcó (16,8 km en total). ¡Tú decides hasta dónde te lleva tu energía!

¿Qué plantas y animales puedo encontrar?
El Congost de Mont-rebei es un refugio de fauna salvaje y un paraíso para los amantes de la naturaleza.
En las laderas del Montsec d’Ares, cubiertas de encinas y robles, puedes ver plantas como la corona de rey o el tomillo, que perfuman el aire.
En el río y el embalse, las nutrias y los tritones pirenaicos son los reyes, aunque son esquivos. La p resencia de estos animales revela que se trata de un ecosistema equilibrado y libre de contaminación.
Si alzas la vista, prepárate para alucinar con los quebrantahuesos, águilas doradas y alimoches que planean sobre los acantilados. Este lugar está protegido como Refugio de Fauna Salvaje, así que respeta las normas: no te salgas de los senderos, no cojas plantas y mantén a tu perro atado para no molestar a los animales.
¿Cuál es la mejor época del año para recorrer este sendero?

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El Congost de Mont-rebei se puede visitar todo el año, pero la mejor época es de octubre a mediados de junio. En verano, las temperaturas pueden superar los 30 ºC, y el calor, combinado con la afluencia de turistas, puede hacer la experiencia menos agradable. Además, el agua está en su nivel más bajo.
En primavera y otoño, el clima es más fresco, los colores del paisaje son intensos y hay menos gente. De diciembre a junio, evita escalar las paredes del desfiladero, ya que es la temporada de cría de aves como los buitres.
Si quieres combinar senderismo con kayak —esta es otra manera muy recomendable de visitar el desfiladero— la primavera es ideal, porque el embalse suele estar en su mejor nivel. Lleva agua para beber, protector solar y botas cómodas, y revisa el tiempo antes de salir, porque la lluvia puede complicar los tramos más expuestos.
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