Cuando te encuentras ante un gran campo lleno de amapolas rojas te invade una sensación onírica; "esto es un sueño", te dices. Es una experiencia que puedes vivir en algunos puntos de España, que es seguramente el país europeo más afortunado en este sentido.
La llegada del buen tiempo y la aparición de las amapolas van de la mano. Estas flores nos acompañan en el renacer de la vida, después de los rigores del invierno. Acercarse a un campo de amapolas te produce un subidón de energía y de conexión con la naturaleza que vale mucho la pena.
Campos de amapolas protegidos

ISTOCK
Seguramente sabrás que de una variedad de la amapola, la Papaver somnifera o adormidera, se extrae el opio, la materia prima para producir morfina y heroína. La flor de esta planta es blanca y en España hay extensos campos legales, vallados y vigilados, que producen para la industria farmacéutica.
La amapola roja es la flor de la Papaver rhoeas, que es la amapola común o silvestre. Sus semillas pequeñas y negras, comestibles y saludables, son las que te encuentras en productos de panadería y pastelería. Las hojas también pueden usarse como condimento y con los pétalos de la flor se elaboran siropes. Cómo no contiene morfina, la Papaver rhoeas y sus productos no están sometidos a ningún control legal.
Campos de amapolas rojas en España
Las amapolas florecen en dos épocas del año: la primera, desde principios de abril hasta mayo, y la segunda, desde septiembre hasta octubre. Puedes encontrarte con amapolas en muchos lugares, pero te vamos a descubrir donde puedes contemplar auténticos prados rojos.
1. San Martín de Montalbán (Toledo)

ISTOCK
Desde el castillo de Montalbán, una fortaleza templaria de los siglos XIII-XV, puedes contemplar impresionantes campos de amapolas de color rojo anaranjado. Y desde los campos puedes tomar fotos con el castillo de fondo.
2. Polán (Toledo)

ISTOCK
En este municipio y sus alrededores se encuentran los campos más extensos de amapola blanca, pero también los hay de amapola roja. Los campos aquí son ideales para capturar imágenes impresionantes.
Otros puntos en la provincia de Toledo donde puedes encontrar campos de amapola son Villaluenga de la Sagra; Tembleque, al lado de los molinos; Cabañas de la Sagra, Talavera, Caudilla y Barcience.
3. Morata de Tajuña (Madrid)

ISTOCK
A menos de 40 km al sur este de la ciudad de Madrid, en la carretera de Rivas a Chinchón, a la altura de Morata de Tajuña, el viento ha hecho su trabajo y ha extendido naturalmente las amapolas por los campos de manera espectacular.
Otros lugares en la Comunidad de Madrid donde puedes disfrutar de las flores rojas son en la Urbanización de los Berrocales del Jarama, en Vega del Jarama; entre el Parque Lineal y Perales del Río; entre Algete y Casar; en San Martín de la Vega; en Móstoles, pasado el Parque del Soto; en Villarejo de Salvanés, o en el Parque Regional de las Islillas, en Mejorada del Campo.
4. Condado de Treviño (Burgos)

ISTOCK
El Condado de Treviño, que pertenece a Burgos aunque está rodeado por territorio de Álava, tiene algo de lugar fuera del tiempo y del espacio. No es extraño que allí se den las amapolas como por arte de magia. Podrás encontrar, por ejemplo, un campo de 200 hectáreas (¡400 campos de fútbol!) dedicadas a su cultivo.
Otros lugares en Burgos donde puedes disfrutar de las amapolas son Bureda, donde también podrás admirar muchos girasoles, y en el Valle de Tobalina, en la comarca de Las Merindades.
5. Campo de la Verdad (Zamora)

ISTOCK
Gracias a un fenómeno viral, un tuit de la embajada española en Tokyo resaltando la belleza de la floración de las amapolas hizo famoso el Campo de la Verdad en Japón y en todo el mundo. Las amapolas más fotografiadas se encuentran entre Almaraz y las Aceñas de Gijón.
6. Gallecs (Barcelona)

ISTOCK
Cataluña y las amapolas tienen un idilio que viene de muy antiguo. El poeta Jacint Verdaguer escribió: "La flor de la amapola será siempre la flor de Cataluña".
Muy cerca de la ciudad de Barcelona y rodeada de poblaciones industriales se encuentra un oasis de naturaleza, Santa Maria de Gallecs, donde las amapolas pueden expresar su belleza.
Otros lugares que adoran las amapolas en la provincia de Barcelona son Caldes de Montbui, La Garriga o Santa Eulalia de Ronçana.
7. Besalú (Girona)

ISTOCK
Besalú, en Girona, es uno de los pueblos medievales más bonitos de Cataluña y a su alrededor es fácil encontrarse con rincones salpicados de amapolas.
Por cierto, entre el 10 y el 18 de mayo puedes acercarte a la ciudad de Girona, donde se celebra Temps de Flors, un festival donde la ciudad adorna las calles, plazas y edificios del casco antiguo con increíbles arreglos florales.
8. Alhama de Granada

ISTOCK
Esta ciudad es bien conocida en Andalucía por sus hermosos campos de amapolas en medio de un paisaje rural precioso.
También se pueden ver campos rojos en el Canal de San Clemente (Altiplano de Huéscar), El Padul (Valle del Necrín), Cajár, Monachil, cerca del lago Cubillas (Vega de Granada), en La Peza y en Lugros (Guadix).
9. Caravaca de la Cruz (Murcia)

ISTOCK
En las afueras de la ciudad y en todo el término municipal, las amapolas ocupan bancales en barbecho, junto con margaritas y dientes de león. Puedes buscarlas en el Camino del Huerto, en el Camino de Mayrena o en torno al Paraje de Las Fuentes del Marqués.
Consejos para visitar los campos de amapolas
- Si quieres haces buenas fotos, visita los campos de amapolas a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde porque los rayos dorados del sol realzan los colores.
- Evita entrar en los campos privados o cultivados.
- Si haces una escapada para ver amapolas, ten en cuenta que se trata de una floración breve que puede haber terminado o no haber empezado todavía. Si se te escapa la floración de mayo, en septiembre puedes tener otra oportunidad.
- Programa la visita a otros lugares atractivos en el entorno de los campos de amapolas.
¿Cuál es el simbolismo de la amapola?
En el Reino Unido, Canadá y Australia, la amapola roja es un símbolo del recuerdo de los caídos en la guerra, especialmente desde la Primera Guerra Mundial. Esto se debe al poema In Flanders Fields de John McCrae, que menciona cómo crecían amapolas entre las tumbas de los soldados.
Desde la Antigüedad, la amapola se asocia con el sueño y la muerte. En la mitología griega, se vinculaba con Hipnos (dios del sueño) y Morfeo (dios de los sueños), así como con Démeter, la diosa de la fertilidad y las estaciones, a quien se ofrecían amapolas como símbolo de la resurrección de la vida tras el invierno.
En algunos contextos modernos, especialmente ligados a movimientos sociales o culturales, la amapola ha sido adoptada como un símbolo de libertad, resistencia o rebeldía, precisamente por crecer en campos abiertos, en lugares donde otras flores no prosperan, y por su capacidad de surgir en terrenos difíciles.