Hablar con Arthur Brooks no es algo que te sucede todos los días. En esta ocasión, hemos tenido la enorme fortuna de poder contar con él para llevar a nuestros lectores un poco de su sabiduría. El experto de Harvard, mundialmente conocido por sus artículos, enseñanzas y conferencias, concede a Cuerpomente esta entrevista en la que desentrañamos el secreto de la auténtica felicidad.

Brooks nos habla sobre hábitos, sobre la gratitud, sobre la verdadera felicidad, sobre la incertidumbre y el trabajo, sobre lo que necesitamos para sentirnos plenos... Y como siempre que se pone al volante, nos da respuestas que cambian el paradigma, que nos obligan a ver más allá de lo convencional y nos deja grandes lecciones de vida.

La felicidad verdadera

-En tu opinión, ¿existe un secreto para la felicidad? Y si es así, ¿cuál sería?
Desafortunadamente, no existen trucos para la felicidad. Ser más feliz requiere mucho trabajo y desarrollar mejores hábitos.

Pero todas las investigaciones sobre la felicidad apuntan a un gran secreto: la felicidad es amor. Puede sonar trivial, e incluso demasiado simple, pero no lo es. El amor perfecto es increíblemente complejo de perfeccionar, y aún más difícil de poner en práctica (imagina intentar amar a tus enemigos políticos hoy en día, por ejemplo). Pero resulta que las personas más felices del mundo tienden a tener un amor abundante en sus vidas. Aman a sus familias y amigos, su trabajo y lo divino.

-Te hemos escuchado (y leído) defender que la felicidad es algo que debemos construir. ¿Cuáles serían las piezas clave de este rompecabezas llamado felicidad?

La felicidad se compone de tres "macronutrientes" que, si se combinan en equilibrio y abundancia, son las piezas clave del rompecabezas. Son el disfrute, la satisfacción y el significado.

El disfrute es algo mucho más profundo que el placer. Toma los elementos del placer y añade dos componentes cruciales: las personas y la memoria. Por ejemplo, una experiencia basada en el placer puro podría ser comprar compulsivamente en Amazon desde la cama. Pero una experiencia más placentera sería ir de compras con los amigos más cercanos. Ese camino añade un recuerdo con los seres queridos.

La satisfacción es la alegría de lograr algo después de un esfuerzo. Les digo a mis alumnos que, si bien puede ser fácil copiar en un examen, no hay verdadera alegría en sacar una nota alta, porque no tuvieron que esforzarse para conseguirla. La verdadera satisfacción proviene de trabajar duro para alcanzar una meta, sacrificarse por ella y luego lograrla.

El significado es el macronutriente más difícil de alcanzar e incluye tres partes: coherencia (“Sé por qué estoy vivo”), propósito (“Tengo un rumbo en la vida”) y significado (“Mi vida importa”). Enseño a mis alumnos que deben tener respuestas a estas preguntas y que ninguna respuesta es correcta, pero que deben ser reales y honestas.

 

Hábitos para ser felices

-Pensar en las "piezas" me lleva a otro de tus temas frecuentes: los hábitos. ¿Qué hábitos consideras esenciales para vivir una vida plena?

Podría darte una lista de cientos de “microhábitos”, pero pocos son tan trascendentales como los que yo llamo los Cuatro Pilares: fe, familia, amigos y trabajo. Analicemos cada uno por separado.

La fe no se refiere necesariamente a la religión organizada. Las mejores investigaciones nos muestran que las personas más felices tienen una fuerza que las guía en sus vidas y las hace pequeñas. Con "pequeñas" no me refiero a "inútiles"; me refiero a algo que nos ayuda a darnos cuenta de que no somos el centro del universo.

La religión organizada lo hace particularmente bien porque exige que nos esforcemos en vivir según los principios divinos, al servicio de un poder superior y de nuestros semejantes. Pero para las personas seculares, esto puede significar leer y seguir los principios delineados por su filósofo antiguo favorito; puede significar pasar tiempo en la naturaleza y apreciar la belleza de la Tierra y el pequeño espacio que ocupamos en el universo; puede significar disfrutar de la belleza creada por el hombre, como la música clásica, el arte, el teatro o el ballet. La clave es encontrar algo que nos impulse a ver más allá de nosotros mismos.

Lo de la familia y los amigos está claro: las mejores investigaciones demuestran que las personas más felices tienen relaciones duraderas y amorosas. Esto significa cultivar una vida familiar sólida, donde se amen mutuamente a pesar de las diferencias. Cuando pienses en tus amigos, prioriza a los amigos "de verdad" sobre los "por conveniencia"; notarás la diferencia. Busca amigos que no te aporten ningún valor material, pero a quienes ames de todos modos.

En términos laborales, hay dos componentes que nos hacen más felices: (1) el éxito merecido y (2) el servicio a los demás. El primero, el éxito merecido, significa que te sientas recompensado por tu talento y esfuerzo en tu trabajo. El segundo, el servicio a los demás, significa que necesitas sentir que tu trabajo impacta positivamente a las personas.

La buena noticia es que no tienes que trabajar para una organización local sin fines de lucro para cumplir con estos criterios. He conocido a muchas personas, desde personal de seguridad hasta reguladores bancarios, que aman su trabajo porque se sienten apreciados y porque con él ayudan a los demás (ya sea directa o indirectamente). Si es posible, busca un trabajo que cumpla ambos criterios.

-Si alguien que lee esto piensa que no tiene tiempo, pero quiere empezar a vivir mejor, ¿cuál es el hábito más sencillo que puede empezar a aplicar hoy mismo para ser más feliz?

Escucho muy a menudo la excusa de no tener suficiente tiempo. Los investigadores se refieren a esto como "pobreza de tiempo", y en nuestras vidas ajetreadas es una realidad. No tenemos muchas horas libres al día; tenemos trabajos y responsabilidades, muchas de las cuales son necesarias, consumen mucho tiempo y son mundanas. Pero eso no significa que no tengamos tiempo para mejorar nuestros hábitos.

Mi consejo es que seas completamente honesto contigo mismo y consideres cuáles de los Cuatro Pilares están más desnutridos en tu vida: la fe, la familia, los amigos o el trabajo. Luego, cuando hayas identificado tu hábito más desnutrido, proponte mejorar ese pilar un uno por ciento cada semana.

¿Es tu fe? Intenta rezar algunas oraciones antes de acostarte o leer un ensayo corto de tu filósofo favorito. ¿Es tu familia? Llama a tu madre más a menudo. ¿Son tus amigos? Contacta a un viejo amigo que viva en tu ciudad y planifica una comida. ¿Es tu trabajo? Aunque pienses que tu trabajo es insignificante, prepárale un café a tu compañero y observa cómo de repente te sientes más necesario.

 

-Hay un hábito del que hablas a menudo y que me parece muy especial: practicar la gratitud. ¿Qué ocurre en nuestra mente cuando agradecemos a alguien?

En general, practicar la gratitud es una forma de superar nuestro estado natural de insatisfacción. La biología evolutiva nos enseña que los humanos evolucionamos para estar insatisfechos, para no volvernos complacientes con nuestras circunstancias actuales. Hace miles de años, este instinto nos mantuvo vivos en el Pleistoceno.

Sin embargo, en la actualidad, solemos tener lo que necesitamos —lo suficiente para sobrevivir—, pero aún conservamos el cerebro de nuestros antepasados. Por eso tendemos al resentimiento y a la frustración. La gratitud nos ayuda a revertir esa tendencia. Al observar lo bueno en nuestras vidas, podemos luchar contra nuestros instintos naturales.

Todo cambia

-Una de las pocas constantes en el mundo moderno es que todo cambia. ¿Cómo podemos ser felices en una época de inestabilidad? Y aún más, ¿podemos aprender a beneficiarnos del cambio constante?

La clave está en centrarse en las cosas sobre las que tenemos control. Por ejemplo, uno de los síntomas distintivos de la depresión clínica es un bajo nivel de control; es decir, cuando una persona siente que no tiene control sobre los acontecimientos de su vida. Los expertos ayudan a sus pacientes a ver que, de hecho, tienen más control del que creen, lo que ayuda a equilibrar las emociones negativas.

Por supuesto, en medio de la incertidumbre financiera y política, pocos (o ninguno) tenemos el poder de cambiar, por ejemplo, la política macroeconómica o la cultura política. Pero eso no significa que no tengamos control. La clave está en recuperar tu propia sensación de control centrándote en lo que tienes delante, como tus relaciones amorosas y tu comunidad.

Deja el teléfono, apaga las noticias y ve a ayudar a alguien que conozcas. Sobre todo, debemos darnos cuenta de que es inútil resistirnos a un cambio que escapa a nuestro control. Para ser más felices, debemos aceptar lo que viene con un espíritu valiente de no resistencia.

-El amor es otro tema recurrente tanto en tus charlas como en tus artículos. ¿Qué papel desempeñan el amor y las relaciones en nuestro bienestar?

Al final, el amor es el secreto de la felicidad. Uno de los estudios sobre la felicidad más famosos jamás concebidos, el Estudio de Harvard sobre el Desarrollo de Adultos, ha hecho un seguimiento de personas a lo largo de los últimos 80 años para demostrar qué hábitos ayudan a las personas a prosperar. Como era de esperar, fumar y beber tienden a estar altamente asociados con la infelicidad a medida que envejecemos.

Por otro lado, el ejercicio, el aprendizaje continuo y los mecanismos de afrontamiento sólidos se asocian con la felicidad a medida que envejecemos. Pero aquí está el truco: el hábito más importante, más allá de cualquier cosa, desde beber hasta hacer ejercicio, es tener relaciones amorosas en nuestras vidas. Quienes participaron en el Estudio de Harvard y tenían una pareja sólida, buenos amigos o una comunidad sólida tenían muchas más probabilidades de ser felices y saludables en la vejez.

-También eres un firme defensor de la amabilidad. Pero cuando navegas por internet, parece que vivimos en un mundo bastante oscuro. ¿Por qué sigue valiendo la pena ser bueno y amable en la era de los zascas?

Ser bueno y amable nunca pasará de moda, y, de hecho, nos beneficia. Las investigaciones demuestran sistemáticamente que quienes son amables y generosos tienen relaciones más afectuosas, un sano sentido de comunidad, mayor satisfacción vital y un sentido de significado más profundo.

Recomiendo encarecidamente no ver el mundo de las redes sociales, plagado de sus críticas, como algo parecido al mundo real. Para empezar, al navegar y presenciar las vidas (falsas) de otros, tendemos a sentirnos mucho peor con nuestras vidas (reales). En segundo lugar, en el ámbito político, las redes sociales nos infunden desprecio por aquellos con quienes no estamos de acuerdo.

La mayoría de los algoritmos de las redes sociales nos dirigen a contenido con el que ya estamos de acuerdo, así que, a medida que nuestro sesgo de confirmación se refuerza, nos hace sentir que nuestros oponentes intelectuales no solo están equivocados, sino que también son estúpidos y malvados.

Finalmente, y quizás lo peor de todo, las voces más fuertes en las redes sociales son, en una proporción desproporcionada, personas maliciosas que se esconden tras el anonimato para comportarse de forma antisocial. Siempre que sea posible, evita las redes sociales y permanece en el mundo real.

Lecturas recomendadas

-Te hemos escuchado (y leído) citar a grandes pensadores muchas veces. Si tuvieras que recomendar tres libros para empezar a trabajar en todo lo que hemos hablado, ¿cuáles serían?

Si buscas iniciar tu camino en la fe o la filosofía, te recomiendo uno de estos dos libros. Si te interesa el cristianismo y quieres una introducción sofisticada (pero fácil de digerir), lee Mero cristianismo de C.S. Lewis. Si te inclinas más por la filosofía, prueba El libro tibetano de la vida y la muerte de Sogyal Rinpoche.

Por último, si te interesa la neuropsicología, concretamente cómo el mundo moderno nos prepara para el placer (y la miseria involuntaria) y cómo romper este ciclo, lee La nación de la dopamina de Anna Lembke. Puedes encontrar mi lista completa de lecturas aquí.

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