Cada vez es más frecuente encontrarse a personas que sufren alergias y sus consecuencias, y la mayoría se deben al polen. En los últimos años, esta situación ha ido a más: se estima que ya son 12 millones los españoles que sufren alergia al polen.

Es probable que esto suceda por varias causas, pero los expertos alertan sobre la influencia del cambio climático, la contaminación, el exceso de limpieza y el abuso de antibióticos.

El cambio climático hace que las plantas inicien antes y acaben más tarde el periodo de polinización. Por su parte, la contaminación favorece la salida del polen de las plantas y aumenta la irritación de las vías respiratorias.

La clave es cuidarse. Aun teniendo herramientas para luchar contra los factores ambientales, donde más podemos actuar es en nuestro organismo. Cuidándolo podremos prevenir esta situación que causa rinorrea (mucosidad), escozor de ojos y lagrimeo, estornudos o asma.

Por qué aparecen las alergias

La alergia es la respuesta inflamatoria del sistema inmunitario en la que se produce, entre otras sustancias, histamina, responsable de los principales síntomas alérgicos. Estos aparecen al superar el alérgeno las primeras barreras defensivas (piel y mucosas).

Las alergias existen porque las barreras protectoras (sistema digestivo, pulmones y piel) están sobrecargadas. De hecho, en nuestro tracto gastrointestinal reside entre el 70 y el 80% del sistema inmunitario, y existen factores capaces de inflamar e irritar esta mucosa intestinal: la alimentación (café, gluten, lácteos, azúcar, procesados, refinados), el estrés, el alcohol o las infecciones. Todos ellos provocan hiperpermeabilidad intestinal.

Un intestino permeable permite que entren sustancias en el torrente sanguíneo que no deberían hacerlo. Esto provoca que el sistema inmunitario se active para luchar contra potenciales agentes patógenos.

A la larga, esta hiperactividad hace que haya una reacción errática ante cualquier elemento con el que se entra en contacto. El polen puede ser uno de ellos.

Además de cuidar nuestro sistema digestivo y, como consecuencia, nuestro sistema inmunitario, también debemos garantizar una correcta función hepática, porque una acumulación de toxinas en el organismo con un hígado saturado favorece la aparición de alergias.

Los síntomas más habituales de la alergia al polen

Basta una planta para producir miles de granos de polen que causen una respuesta inmunitaria exagerada.

Entre los síntomas más frecuentes encontramos picor, enrojecimiento y/o hinchazón de los ojos o conjuntivitis, picazón en el paladar o en la nariz, rinitis alérgica o inflamación de la mucosa nasal (que provoca congestión y goteo nasal) o estornudos frecuentes son los síntomas habituales.

En los peores casos, la alergia puede producir asma y dificultad para respirar.

Migraña o dolor de cabeza, cansancio, irritabilidad o dificultad para conciliar el sueño también pueden ser síntomas de alergia.

Cómo influye la flora intestinal

Es imprescindible cuidar la pared intestinal, sus mucosas y la microbiota para que puedan realizar adecuadamente sus funciones: garantizar la absorción de nutrientes, actuar como barrera frente a patógenos y generar sustancias beneficiosas para el organismo.

Si disminuimos la hiperpermeabilidad intestinal y garantizamos que el intestino cumpla con su función de protección, no habrá una respuesta inmunitaria exagerada frente al polen.

Además, cuando el intestino es capaz de llevar a cabo su cometido, también ayuda al hígado con sus funciones durante los meses previos a la polinización, desde finales de invierno.

Qué comer cuando se tiene alergia

Una alimentación nutritiva mantiene en buen estado el sistema digestivo y la inmunidad. ¿Qué alimentos formarían parte de una ingesta idónea para nuestro objetivo?

  • Vitamina C. Se encuentra en las frutas cítricas y en los alimentos frescos, pero, si eres alérgico, es posible que te convenga tomar un suplemento.
  • Magnesio. Este mineral, junto con otros, mejora la metilación hepática y ayuda a relajar la musculatura en caso de asma.
  • Antioxidantes. La quercetina cumple una importante acción antihistamínica. Se encuentra en alimentos como la manzana y la cebolla. El galato de epigalocatequina, que se halla en el té verde, es otro antioxidante recomendable.
  • Ácidos grasos omega 3. Presentes en las semillas de lino y chía, así como en las nueces, son muy recomendables por su acción antiinflamatoria.

Hasta que el intestino recupere su adecuada permeabilidad y sea capaz de fabricar la enzima DAO (diamino oxidasa), habría que seguir una dieta baja en histamina. Por eso, el consumo de conservas, embutidos y quesos curados debe ser eliminado.

Cómo favorecer la salud intestinal

Es indispensable cuidar la microbiota, pues no solo mejora el estado de la pared intestinal, sino que sintetiza nutrientes como la vitamina K o el grupo de las vitaminas B que favorecen la digestión de los alimentos y la absorción de los nutrientes.

Para mantenerla en buen estado se puede tomar una combinación de probióticos y prebióticos (col fermentada, kéfir, kombucha...) y alimentos ricos en fibras prebióticas (espárragos, ajo, alcachofa, cebolla...).

Aemás, se puede mejorar el estado de la pared intestinal con la ingesta de un suplemento de L-glutamina, un aminoácido que ayuda a la reparación del intestino, porque es un alimento para sus células. Las coles lo contienen, además de ser ricas también en desintoxicantes y antioxidantes.

Claves para ayudar al hígado

Cuidar la función hepática para evitar que este órgano tan importante esté sobrecargado también es esencial, así que los meses previos a la polinización es aconsejable seguir una dieta depurativa rica en verduras y hortalizas de hoja verde, semillas germinadas y caldos de apio, nabo, cebolla.

Son recomendables los alimentos amargos (alcachofas, endibias, rúcula o escarola), alimentos desintoxicantes como el brócoli y las infusiones de boldo, fumaria y diente de león, entre otras.

Para evitar la saturación del hígado que favorece las alergias también es importante reducir el consumo de grasas refinadas.

Finalmente, recuerda que la ansiedad y el estrés provocan la liberación de hormonas que afectan al intestino y a la inmunidad. Come con calma y aprende a gestionar las situaciones de estrés, que puede actuar como un desencadenante.

Descargar un menú semanal contra la alergia

Una dieta que favorezca la salud de la microbiota, rico en alimentos probióticos y fibras prebióticas, y que al mismo tiempo ayude al hígado en su función depurativa, es clave para evitar la permeabilidad intestinal que favorece alergias como la rinitis estacional.

  • Puedes descargar la dieta para la alergia aquí.

En este menú semanal encontrarás propuestas de desayuno, comida y cena para todos los días de la semana, así como una receta de pickles de verduras variadas que te ayudará a cuidar de tu microbiota intestinal.