Hay personas tóxicas, especializadas en el chantaje emocional y la manipulación, que pueden acabar siendo parejas muy dañinas. Son expertos en utilizar diversas estrategias de manipulación para minar la autoestima de su pareja y someterla.
Las víctimas de estos manipuladores pueden pasar años sumergidas en relaciones de dominación sin percatarse de que se trata de violencia psicológica. Incluso pueden llegar a reaccionar de forma agresiva si algún amigo o familiar trata de hacérselo ver.
¿Cómo son las personas manipuladoras?
Si tienes la sospecha de que tu pareja ejerce violencia psicológica sobre ti, o alguien de tu entorno te lo ha sugerido, puedes comprobar si encaja dentro de estas características. Estos rasgos, tal como he observado en mi consulta a lo largo de los años, suelen ser comunes en este tipo de personas manipuladores
- Su estado de ánimo varía a menudo. Unos días te ama mucho y otros te odia. Estos cambios no dependen de tu comportamiento, son aleatorios. El objetivo (aunque sea inconsciente) de esta volubilidad es obligarte a estar pendiente de él en todo momento. Al mismo tiempo, al no tener tiempo para ti misma, dejas de prestarte atención, te abandonas emocionalmente y quizá también físicamente.
- Por mucho que te esfuerces por complacerle, nunca es suficiente. Nada será perfecto. Siempre encontrará algún pequeño error en cualquier cosa que hagas y lo magnificará hasta destrozarte psicológicamente. De esta forma, pierdes su autoestima. Te piensas torpe, incapaz, prescindible.
- Te culpa por todo. Incluso cuando comete un error evidente, siempre le da la vuelta para que parezca que ha sido culpa tuya o de otro miembro de la familia.
- Te machaca emocionalmente continuamente. Culpándote de todo lo malo que sucede. Incluso, puede llegar al absurdo de culparte de las condiciones meteorológicas. Si llueve durante un viaje puede culparte de no haber mirado las previsiones.
- Es una persona extremadamente celosa. Independientemente del nivel de intensidad, los celos no son una señal de amor, sino de deseo de control. Ninguna relación basada o apoyada en los celos es una relación sana.
- No te deja tener amigos del sexo contrario. Se enfada si te ve hablando con alguien o, incluso, te obliga a borrar tus contactos en las redes sociales y a dejar de salir con tus amigos de toda la vida.
- Te controla. Te coge el móvil sin avisar y revisa tus conversaciones. Sin embargo, él nunca permite que le mires el suyo. Lo tiene protegido bajo mil contraseñas y se enfada si se lo tocas.
- Quiere saber dónde estás y qué haces en cada momento. Entra en cólera si no puede localizarte. Por su parte, él sí puede desaparecer durante horas o días sin dar ningún tipo de explicación.
- Te desprecia a menudo. Se burla de tus opiniones y comentarios, en público y en privado.
- No te apoya en tus objetivos. Su trabajo es lo único que importa. Tu trabajo o tus proyectos, bajo su punto de vista, son meras aficiones. Infravalora siempre todos tus logros de la otra persona.
¿Por qué sigues al lado de un chantajista emocional?
Los manipuladores no consiguen utilizar sus armas contra todo el mundo. Ejercen su control sobre personas que tienen la autoestima tocada, que crecieron sin apoyo emocional y pensando que la represión equivalía al amor. Es más habitual caer en las redes de este tipo de personas si:
- Se recibe una educación restrictiva. Una infancia disruptiva dominada por la represión, las amenazas, la violencia psicológica y/o física y los castigos deja a muchos niños y niñas, de por vida, completamente desprotegidos e incapaces de percatarse o defenderse de los abusos de otras personas.
- En caso de sufrir desprecios durante la niñez. Si, durante su infancia, un niño no recibe muestras de lo que de verdad significa el amor y el respeto, estos pequeños, acaban arrastrando esta enorme (y peligrosa) carencia hasta su edad adulta. De mayores, estas personas pueden acabar compartiendo su vida con parejas tóxicas.
- Cuando se sufren maltratos durante la infancia. Tras haber sido sometidos a años de malos tratos, algunos de estos niños, además de ser incapaces de protestar y defenderse, crecen con un concepto tergiversado de lo que significa el amor. Desde pequeños se vieron obligados a obedecer y a someterse a unos padres duros y castigadores cuyo único contacto con sus hijos era a través de la violencia y la agresividad. Al ser tratados de esta única manera por sus figuras de apego principal, estas personas asimilan la idea errónea de que el amor se expresa a través del control y la represión.
Un manipulador se aprovecha de esta debilidad para ganar cada vez más terreno emocional a su víctima hasta llegar a anularla completamente. Lo recomendable, si te reconoces en esta situación, es que busques ayuda profesional para trabajar y reforzar tu autoestima y, de esta forma, poder liberarte de esta pareja tan dañina.