Las clemátides son una auténtica joya para balcones, jardines y fachadas. No solo se enredan con gracia y cubren paredes con su verdor, sino que además ofrecen una floración impresionante que puede prolongarse desde la primavera hasta bien entrado el otoño.

Pertenecen a la familia de las ranunculáceas (Ranunculaceae) con alrededor de 300 especies e innumerables variedades. Lo mejor es que, si eliges la variedad adecuada y le das los cuidados básicos, esta planta te recompensará con una explosión de color y perfume durante meses.

Originarias de zonas templadas de Europa, Asia y América del Norte, las clemátides se han convertido en las plantas trepadoras favoritas de muchos jardineros.

Hay muchas especies silvestres, especialmente en China, pero en Europa Central destacan dos variedades autóctonas: Clematis vitalba (clemátide común) y Clematis alpina (clemátide alpina). A estas se suman numerosos híbridos cultivados para jardín y balcón.

 

Cómo y cuándo plantar clemátides

La mejor época para plantar clemátides es a finales del verano, entre agosto y octubre. No obstante, también pueden plantarse desde la primavera, siempre que la temperatura del suelo supere los 14 °C.

clematis rosa
iStock Photo

Lo ideal es un suelo profundo, suelto y rico en humus. Esto previene el encharcamiento, al que esta planta es bastante sensible.

En el caso de clemátides de flor grande, se recomienda plantarlas un poco más profundas para aumentar su resistencia a enfermedades.

Sol arriba, sombra abajo

Las clemátides necesitan sol en su parte aérea, pero frescor en las raíces. Por eso, el lugar ideal es uno donde reciban luz durante el día, pero sus raíces estén protegidas del sol directo.

Esto puede lograrse cubriendo la base con acolchado vegetal o plantando pequeñas vivaces a su alrededor. El sustrato debe ser moderadamente húmedo, rico en nutrientes y bien drenado. Si el terreno es arcilloso, añade arena. Si es arenoso, mejóralo con compost.

Flores que trepan hasta los 12 metros

Estas plantas pueden crecer como arbustos leñosos trepadores o como vivaces. Se agarran con los pecíolos de sus hojas y, dependiendo de la variedad, pueden alcanzar de 2 hasta 12 metros de altura.

Clemátide
Pexels

Sus flores, a menudo en forma de estrella, pueden tener entre cuatro y ocho sépalos. Los híbridos presentan flores grandes y vistosas, mientras que las variedades silvestres suelen tener flores más pequeñas pero encantadoras.

¿Qué variedad elegir? ¡Las hay para todos los gustos!

Clemátide trepadora
Pexels

Las clemátides se agrupan en tres categorías según su época de floración y necesidades de poda:

Clemátides de primavera:

  • Clematis alpina: flores azules, rosadas o blancas. Muy rústica.
  • Clematis montana: muy vigorosa, florece en mayo o junio con muchas flores pequeñas.

Clemátides de doble floración:

  • Clematis‘Nelly Moser’: flores grandes de color rosa con rayas blancas. Florece dos veces.
  • Clematis‘The President’: flores azul oscuro, muy abundantes.

Clemátides de verano:

  • Clematis viticella: resistente, flores medianas de color azul, violeta o rojo.
  • Clematis tangutica: flores amarillas en forma de campana y atractivos frutos decorativos.

Cuidados básicos para disfrutar su floración al máximo

Las clemátides son fáciles de mantener si se colocan en el lugar adecuado. Requieren riego regular, pero sin encharcar.

Durante los periodos secos, es fundamental mantener el suelo húmedo; el acolchado puede ayudar a conservar la humedad.

También es importante nutrir la planta, en primavera se puede abonar con compost o harina de cuerno, y durante la floración se recomienda añadir fertilizantes ricos en potasio y fósforo.

Cómo y cuándo podar las clemátides según el tipo

En el calendario de podas encontrarás que se recomienda una poda fuerte de las clemátides en invierno, pero esto es así sobre todo para las variedades de verano. Las necesidades de poda de las clemátides varían según la variedad:

  • Clemátides de primavera: no necesita poda regular. Si se hace, debe ser justo después de la floración.
  • Clemátides de doble floración: ligera poda en invierno, y eliminación de los frutos tras la primera floración.
  • Clemátides de verano: necesita una poda fuerte en otoño o a finales del invierno, dejando los tallos a 20–50 cm del suelo.

Resisten el frío, pero con protección

La mayoría de variedades son resistentes al invierno, pero conviene protegerlas del frío extremo. Una capa de mantillo protege las raíces, y si la planta está en una maceta, lo mejor es moverla a un sitio resguardado y envolverla con tela térmica.

Multiplicarlas es sencillo

Las clemátides pueden reproducirse por esquejes o acodo. Los esquejes se cortan a finales de primavera y se plantan en tierra húmeda para semilleros.

El acodo consiste en enterrar un tallo aún unido a la planta madre, que desarrollará raíces en unos meses.

Problemas comunes y cómo prevenirlos

Las clemátides pueden verse afectadas por:

  • Marchitez de clemátide: hongo que seca los tallos. Se evita plantando hondo y con buena ventilación.
  • Oídio: se manifiesta como polvo blanco en las hojas. Se combate con agua con leche.
  • Pulgones: se alimentan de la savia. Se pueden eliminar con jabón potásico o un chorro de agua.
  • Caracoles: devoran brotes tiernos. Usa barreras físicas o cebo ecológico.

¿Es tóxica la clemátide?

Sí, contiene protoanemonina, una sustancia irritante. El contacto puede causar sarpullidos, y si se ingiere, provocar náuseas o vómitos. Es mejor mantenerla fuera del alcance de niños y mascotas.

 

Si te ha interesado este artículo y te gustaría recibir más sobre estilo de vida saludable, únete al canal de WhatsApp de Cuerpomente.

Descarga gratis el eBook "Cenas para dormir mejor" y descubre consejos y recetas para tener un buen descanso. Un contenido exclusivo creado por los expertos de Cuerpomente.