El rododendro es una joya para cualquier jardín. Aunque no es de los arbustos más comunes en viveros generalistas, los aficionados a la jardinería saben bien por qué tiene tantos seguidores: su floración primaveral es vibrante y generosa.

Su follaje perenne luce bien todo el año y, cuando se dan las condiciones adecuadas, se convierte en uno de los arbustos resistentes y de bajo mantenimiento más bonitos del jardín.

Aun así, no todas las variedades reaccionan igual, y hay algunos secretos que conviene conocer para elegir el mejor ejemplar y conseguir que florezca en todo su esplendor.

CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DEL RODODENDRO

El género Rhododendron incluye más de mil especies distintas, desde pequeñas plantas de 20 cm hasta auténticos árboles que alcanzan los 30 metros.

En jardinería, lo habitual es usar arbustos de porte medio, ya que resultan manejables, fáciles de controlar y ofrecen una floración espectacular con grandes ramilletes de flores en rosa, blanco o rojo que cubren casi toda la planta en primavera o comienzos del verano.

Aunque muchas personas los llaman simplemente “azaleas”, estas son en realidad un subgrupo dentro del género rododendro.

Hay que tener en cuenta una advertencia importante: todas las partes del rododendro son tóxicas si se ingieren, por lo que conviene evitar que mascotas o niños pequeños estén en contacto directo con él.

LUZ, CLIMA Y UBICACIÓN más adecuados para el rododendro

El rododendro necesita un lugar muy luminoso. Lo ideal es plantarlo en exterior, a pleno sol, pero puede adaptarse a una ubicación parcialmente sombreada, siempre que reciba al menos 4 horas de sol directo al día.

Si se cultiva en maceta, es importante colocarla junto a una ventana muy luminosa o en un patio, terraza o balcón que sea bien soleado.

En cuanto al clima, tolera bien condiciones variadas, pero no resiste las heladas intensas. Si vives en una zona fría, planta tu rododendro tras el invierno, para que se fortalezca antes de la llegada del próximo. En zonas templadas o húmedas, se adapta sin problemas.

un suelo ácido para que prospere

Uno de los factores más importantes para el éxito con los rododendros es el suelo. Esta planta es acidófila, es decir, necesita un sustrato con pH bajo (ácido).

Si el suelo de tu jardín es calcáreo o neutro, deberás acidificarlo con materiales naturales como humus de lombriz, compost de hojas, vinagre diluido o incluso un poco de zumo de limón en el agua de riego.

Un buen drenaje también es clave, ya que las raíces no toleran el encharcamiento. Usa un sustrato suelto y bien aireado, y evita los suelos compactos o arcillosos que retengan el agua.

RIEGO ADECUADO del rododendro

Durante los meses cálidos, el rododendro agradece riegos frecuentes pero moderados. Es preferible regar poco y a menudo, y siempre evitar que el agua se acumule.

En zonas muy cálidas puede requerir dos riegos al día (mañana y tarde), mientras que en invierno bastará con regar de vez en cuando.

Riego de rododendro
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Cuidado con el agua del grifo si tiene mucha cal, puede alterar el pH del sustrato y provocar clorosis (amarilleamiento de las hojas).

Para evitarlo, puedes utilizar agua filtrada, dejar reposar el agua 24 horas antes de usarla, o añadir unas gotas de vinagre o zumo de limón.

ABONO Y FERTILIZANTES

En época de crecimiento, puedes aplicar compost o humus de lombriz cada dos semanas. También existenfertilizantes específicos para plantas acidófilasque ayudan a reforzar la floración.

La poda, que se suele recomendar hacer en primavera, no es esencial, pero conviene eliminar ramas secas o enfermas para mantener el arbusto sano y fomentar un crecimiento más equilibrado.

CÓMO ELEGIR UN BUEN RODODENDRO

No todos los rododendros que se venden en viveros tienen la misma resistencia ni crecen igual de bien. Una de las claves para acertar al comprarlo está en fijarse en cómo ha sido reproducido.

Lo ideal es elegir un rododendro que haya sido injertado sobre raíces fuertes y adaptadas a suelos difíciles, porque eso le dará más resistencia, sobre todo si el terreno no es muy ácido. Estos ejemplares suelen crecer mejor, tienen raíces más sanas y florecen con más fuerza.

En cambio, algunos rododendros que se venden en maceta han sido reproducidos de forma rápida (por ejemplo, por esquejes o cultivo de tejidos) y eso puede hacer que tengan un sistema radicular débil, que sufran más si el suelo no es perfecto y que florezcan menos.

Pregunta siempre en el vivero si el rododendro está injertado y si está preparado para crecer en suelos poco ácidos. Así tendrás más posibilidades de que la planta se adapte bien y dure muchos años.

ENFERMEDADES Y PLAGAS DEL RODODENDRO

El rododendro puede verse afectado por hongos si hay demasiada humedad o el suelo no drena bien. Uno de los más comunes es la botritis, que forma un moho gris en hojas y brotes tiernos. Para evitarlo, conviene no mojar el follaje y evitar el exceso de riego.

También pueden surgir manchas oscuras en las hojas por otros hongos, que se previenen con productos naturales como el cobre o con tratamientos específicos.

En climas húmedos también puede aparecer la roya, que debilita la planta y se trata con productos antifúngicos.

La lepra del rododendro provoca abultamientos en las hojas y se combate antes de la brotación con tratamientos a base de cobre.

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