El ajo es un conocido alimento y remedio naturista con propiedades útiles en la prevención y tratamiento complementario de las enfermedades cardiovasculares, pues regula la presión arterial, el azúcar en la sangre y los niveles de colesterol. También fluidifica la sangre y es antioxidante.

Las propiedades del ajo pueden explicarse por su contenido en fibra prebiótica, en compuestos azufrados como la aliína (que se transforma en alicina), disulfuro de dialilo, ajoeno, s-alilcisteína, etc.) y en aceites esenciales.

Comer ajo crudo regularmente

A muchas personas les gusta cocinar con ajo, sin embargo, el ajo cocinado ha perdido alguna de sus propiedades. Por lo tanto, las personas que desean usar el ajo de forma terapéutica o preventiva pueden recurrir al ajo crudo o a las perlas de polvo de ajo.

Una manera de conservar al menos una parte de las propiedades al cocinarlo es machacarlo previamente y esperar 30 minutos antes de añadirlo a la cocción. De esta manera se permite que la aliína y la alinasa se mezclen para dar lugar a la alicina, que luego resistirá el calor.

Contraindicaciones del ajo

En ninguna parte se explica qué cantidad de ajo es adecuada para consumir, pero las sobredosis son siempre posibles, incluso con los alimentos más saludables. En el caso del ajo vale la pena tener precaución porque sus propiedades podrían hacerlo contraindicado en algunas situaciones.

A menudo se desaconseja el ajo cuando las personas toman medicamentos anticoagulantes debido que el ajo puede reducir su efecto y favorecer las hemorragias en personas enfermas.

A menudo también se recomienda no tomar cápsulas de ajo ni comerlo durante unos días antes de una operación, para prevenir hemorragias durante la operación.

Pero en realidad existen muy pocos informes de casos que evidencien estas contraindicaciones, incluso aunque se tomen medicamentos.

¿Qué cantidad de ajo puede llegar a ser tóxica?

En estudios realizados con animales de laboratorio se ha podido determinar que por encima de 0,5 g de ajo por kilo de peso corporal se pueden producir daños en el hígado. Una cantidad segura podría ser 0,25 g de ajo por kilo de peso. Para una persona de 70 kg, la cantidad máxima sería de 17.25 g o 6 dientes de ajo.

Aunque los estudios hablen de daños potenciales en el hígado con sobredosis de ajo, lo cierto es que las dosis moderadas son beneficiosas para este órgano. Las personas que comen ajo crudo dos veces por semana o más, tienen un menor riesgo de cáncer de hígado que aquellas que comen ajo crudo con menos frecuencia o nunca.

El ajo también reduce el riesgo de hígado graso no alcohólico. El riesgo de hígado graso es más bajo cuando se come ajo crudo de 4 a 6 veces por semana. Sin embargo, si se comía ajo 7 veces o más, el riesgo aumenta ligeramente de nuevo.

Lo que definitivamente no se debe hacer con el ajo

Lo que nunca debes hacer es tragar los dientes de ajo enteros. Al parecer, esta práctica se recomienda en algunos lugares web para evitar el aliento a ajo.

Además de que tragarlo entero no evita el olor ajo, se han contabilizado ya 17 casos de lesiones esofágicas graves por personas que tragaron dientes de ajo enteros, en cantidades de hasta un bulbo de ajo entero a la vez, sin agua. Casi todos los afectados tuvieron que ser operados.

Por otra parte, el ajo triturado puede irritar la piel si entra en contacto con ella (algunas personas se lo aplican en cataplasma sobre el pecho para tratar los resfriados). De hecho, si el contacto se mantiene mucho tiempo se puede producir una "quemadura química".

Referencias científicas:

  • Leyla Bayan et al. Garlic: a review of potential therapeutic effects. Avicenna J Phytomed.
  • Johura Ansary et al. Potential Health Benefit of Garlic Based on Human Intervention Studies: A Brief Overview. Antioxidants.