En primavera y verano bosques, campos, prados, jardines, terrazas y balcones se llenan de vida y de color gracias al resurgir de plantas y flores. Recolectarlas con mimo para prensarlas en casa permite poder disfrutar siempre de su delicada belleza.
Con ellas se pueden hacer pequeñas composiciones que alegren con su color y delicadeza tarjetas, libretas o puntos de libro, o incluso cuadros más elaborados y complejos, un arte muy popular y milenario en Japón, donde se conoce como oshibana.
Conviene seleccionar flores que no sean muy grandes y que no aporten demasiada agua, como por ejemplo margaritas, pensamientos, malvas, violetas o adelfas. Para dar más variedad a la composición pueden incorporarse tallos como los de lavanda, mimosa o romero, y hojas de bonita forma como las de trébol, higuera o ginkgo.
El momento óptimo para recolectarlas es el atardecer de un día soleado. Entonces las flores ya habrán perdido parte de su hidratación natural y su secado será más rápido. Las flores son seres vivos, es importante respetarlas.
"Las cogeremos sin dañar la raíz y asegurándonos de que existen otros ejemplares en los alrededores, para que puedan reproducirse al año siguiente", aconseja Benedetta Barzanò en su libro Flores prensadas (Ed. De Vecchi).