Controlar las malas hierbas es uno de los retos más persistentes para quienes cuidan un jardín, un huerto o incluso unas simples jardineras en la terraza. Estas plantas no deseadas compiten por el agua, los nutrientes y la luz, pueden afear el entorno y, en algunos casos, sirven de refugio a las plagas.
Para eliminarlas, se suelen utilizar herbicidas químicos que actúan rápidamente, pero que también plantean riesgos para el suelo, la salud de otras plantas e incluso para las mascotas o niños que puedan tener contacto con la zona tratada. Ante esto, cada vez más personas buscan métodos naturales, seguros y sostenibles para mantener bajo control las hierbas invasoras.
El truco de poner cartón bajo el sustrato es una de las medidas preventivas más populares, pero también contamos con "herbicidas" naturales que pueden ser de gran ayuda para eliminarlas, y uno de ellos es un producto que está en casi todas las casas: el vinagre.
Nico Durán (@planeta.jardin en Instagram), conocido por sus consejos prácticos y naturales sobre jardinería en redes sociales, lo explica sin rodeos, “el vinagre es mano de santo para las plantas, tanto de interior como de exterior”.
Según este experto, su principal virtud está en su contenido de ácido acético, un compuesto orgánico que proviene de la fermentación natural del vino, la manzana u otros vegetales.
El vinagre es un Herbicida natural

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Este ácido es el responsable de su fuerte olor, su sabor característico… y también de su poder herbicida.
Al aplicar vinagre puro directamente sobre las malas hierbas del jardín, se produce una deshidratación inmediata de las hojas, lo que conlleva una destrucción progresiva del tejido vegetal. Es un método simple, pero realmente eficaz.
Cómo aplicar el vinagre como herbicida natural
La forma de uso no tiene misterio. Se debe verter el vinagre de vino o de manzana directamente sobre las hojas de las malas hierbas, preferiblemente en días soleados y secos.
El sol acelera el efecto del ácido acético y potencia su acción abrasiva sobre los tejidos de la planta. En cuestión de horas, las hojas afectadas comienzan a marchitarse y perder vigor.
Es importante señalar que este método debe aplicarse con cuidado, ya que el vinagre no distingue entre malas hierbas y plantas ornamentales o productivas.
Si se rocía accidentalmente sobre otras especies, también podría dañarlas. Por eso, lo ideal es usarlo con un pulverizador de chorro dirigido o aplicarlo con una esponja o pincel directamente sobre las hojas que se quieren eliminar.
Eficaz en patios, caminos y entre baldosas
Nico Durán destaca que este tratamiento es especialmente útil en zonas donde las malas hierbas aparecen con persistencia y donde los métodos mecánicos fallan, como por ejemplo para eliminar las malas hierbas de las juntas de adoquines y baldosas.
“Entre las juntas de los adoquines, en caminos de grava o al borde de los muros, el vinagre hace maravillas”, explica.

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Al actuar por contacto, la acción del vinagre es más rápida y menos invasiva que los herbicidas químicos comerciales.
Además, al no dejar residuos en el suelo ni modificar su composición, el vinagre permite replantar al cabo de pocos días en la zona tratada.
Eso sí, se debe tener en cuenta que no es un tratamiento que afecte a la raíz, sino que destruye la parte aérea de la planta. Por ello, puede ser necesario repetir la aplicación si la hierba rebrota.
Una alternativa ecológica y económica
En un contexto en el que cada vez más personas apuestan por reducir el uso de químicos en el jardín, el vinagre se presenta como una opción respetuosa con el medio ambiente.
No contamina el suelo ni daña la fauna útil como lombrices o polinizadores, siempre que se utilice con precisión.
“Muchos me preguntan si es igual de efectivo que un producto del centro de jardinería”, señala Durán. “Y siempre digo lo mismo, para el uso cotidiano y localizado, sí. Y con la ventaja de que es más barato y no necesitas ni máscara ni guantes especiales”.
Un litro de vinagre de cocina es suficiente para varias aplicaciones, y su bajo coste lo hace accesible para cualquiera.
Además, este no es el único uso del vinagre en el huerto o el jardín, porque también lo podemos utilizar para favorecer la germinación de las semillas.
Consejos para un uso responsable
El vinagre como herbicida no debe aplicarse en exceso ni sobre césped o zonas con plantas deseadas, ya que podría afectar a especies sensibles.
Tampoco se recomienda su utilización prolongada en terrenos agrícolas o donde se busque mantener un equilibrio microbiano natural.
Durán insiste en utilizarlo con sentido común y como parte de una estrategia de jardinería consciente. “El vinagre no es una solución mágica para todo, pero es una herramienta poderosa si sabemos cuándo y cómo usarla”.
Al final, hay que tener en cuenta que su eficacia no solo está en el producto, sino en la mano que lo aplica con criterio.
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